La importancia de la planificación: Cómo hacer un plan de gastos anuales

Donald Trump, Presidente de Estados Unidos, sujetando una moneda.
Donald Trump, Presidente de Estados Unidos, sujetando una moneda.
  • Cuadrar las cuentas en términos anuales puede ayudarte a que tus gastos no terminen excediendo los ingresos cuando concluya el ejercicio.
  • Según Joselyn Quintero es asesora financiera, especializada en neurofinanzas y creadora de Armonía Financiera los presupuestos pueden ir desde lo más general hasta lo más detallado, según “el nivel de precisión numérica que cada quién pueda gestionar”.
  • El problema del presupuesto mensual es que se basa en la “rutina y no en un plan estratégico de vida, lo cual se logra cuando tenemos un presupuesto anual”, dice Quintero. 
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Planificar las finanzas personales es absolutamente esencial. Cuadrar las cuentas en términos anuales puede ayudarte a que tus gastos no terminen excediendo los ingresos cuando concluya el ejercicio. ¿Cómo de importante es esta idea y cómo se puede afrontar un plan adecuado?

Tal como indica etimológicamente la palabra, un presupuesto es una forma de plasmar con anticipación unos supuestos de desembolsos que se esperan hacer, según indica Joselyn Quintero es asesora financiera, especializada en neurofinanzas y creadora de Armonía Financiera, esto implica que “debe haber una idea de cuáles son esos desembolsos, cuánto representa en montos y las fechas estimadas en que deberán realizarse”

Al colocarse estos tres elementos de forma estructurada, se podrá tener una idea de “cómo será el movimiento requerido de fondos a futuro”.

¿Qué abarcan los presupuestos? La experta comenta que pueden ir desde lo más general hasta lo más detallado, según “el nivel de precisión numérica que cada quién pueda gestionar”. Para muchas personas es fundamental conocer el desembolso de forma minuciosa mientras que, para otros, “tanto detalle se convierte en lo más estresante del mundo”. ejemplifica. 

Es por eso que no todo el mundo atiende al mismo tipo de presupuesto, pero, sin duda, todos quieren, de alguna forma, tener idea de lo que puede ocurrir con el paso del tiempo. En términos generales presupuestar es una forma de gestionar el poder que tienes frente a los factores externos.

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Los gastos anuales que debes anotar

La mayoría de las personas se acostumbran a quedarse solamente con los gastos del mes, esos que son recurrentes y no cambian. El problema del presupuesto mensual es que se basa en la “rutina y no en un plan estratégico de vida, lo cual se logra cuando tenemos un presupuesto anual”, dice Quintero. 

Cuando se desarrolla una visión de gastos anuales, se ha de conocer si utilizas tu capital para avanzar o para que se queda poco más que estancado. Es siguiendo este esquema en el que Quintero recomienda, basándose en las emociones, seguir tres segmentos o niveles para afrontar las cuentas cada año:

  • Seguridad: incluye los desembolsos y gastos anuales que te permiten la supervivencia básica, como casa, comida y transporte.
  • Comodidad: contiene los gastos del año que permiten tener un estilo de vida aceptable según lo que la sociedad valora, como educación, vestido, salidas o herramientas tecnológicas.
  • Placer: aquí se colocan esos sueños que uno desea experimentar en la vida, como vacaciones soñadas o aventuras en lugares exóticos. La idea es no solo descansar y disfrutar, sino tener recuerdos memorables.

La seguridad y la comodidad se confunden a menudo porque la mayoría de las personas viven tan desconectadas que no saben la diferencia entre querer y necesitar. El placer es lo que menos se incluye en un presupuesto porque lo tenemos en una categoría de “sueños” que nunca presupuestamos y, por ende, rara vez hacemos realidad.

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El método que se debe seguir

Lo primero de todo, desde el punto de vista de la experta, es preguntarse qué queremos realmente, puesto que es un fallo “hacer un presupuesto basado en las expectativas ajenas o, peor aún, en base al estilo de vida de nuestros amigos o conocidos”. Tener claridad de lo que es importante para ti es fundamental, dice.

Por otra parte, hay que tener muy en cuenta las cantidades, hacer comparaciones válidas y poner límites a los consumos que tienes. Con frecuencia, te acostumbras a consumir un producto o servicio, “sin pararte a analizar si está generando valor”, describe. De hecho, hay quien admite tener pagos automáticos en sus tarjetas de crédito desde hace años sin saber de qué se trata o sobre servicios que nunca han aprovechado. 

En tercer orden, es recomendable, argumenta Quintero, contratar los servicios “en su justa medida”. Un ejemplo claro es el consumo de servicios en los que, por una pequeña cuantía adicional, puedes disponer de algo que suena bien pero que “no necesitas”. Siempre te van a ofrecer el siguiente nivel de consumo, y debes tener claro "si agrega valor a tu vida o no”, analiza.

En último lugar, el cuarto punto es hacer la estimación anual para cada desembolso. El efecto del año completo de algo que solo te cuesta 1 euro diario produce una carga en tu presupuesto de 365 euros al año, resalta la experta en neurofinanzas. En este simple ejemplo vemos cómo funciona un principio financiero: “el coste de oportunidad”.
 

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