Cómo puedes conservar la lechuga fresca durante más tiempo

lechugas
  • El aspecto fresco de la lechuga recién comprada suele durar muy pocos días.
  • Además, si las compras en bolsa las hojas se vuelvan más flácidas rápidamente.
  • Conseguir que dure en buenas condiciones puede parecer misión imposible, pero lograrlo es tarea fácil si sigues estos consejos.
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El brillo y la frescura de una lechuga recién comprada solo tiene un aspecto negativo: tiene los días contados.

Su fecha de caducidad es tan corta (a veces no llega ni a una semana) que antes de que te quieras dar cuenta ya es de todo, menos verde. 

Conseguir que una lechuga dure en esas condiciones puede parecer misión imposible si uno no sabe cómo conservarla, pero lograrlo es tarea fácil si sigues estos consejos.

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Para mantener su frescor debes conservar la lechuga limpia y seca y, a poder ser, dentro de algún recipiente. El truco está en meter en dicho recipiente un par de servilletas de papel de cocina entre las hojas. Si ya ha pasado algún día desde que la compraste, seguro que ya han empezado a aparecer las primeras hojas en mal estado, así que retíralas antes. Además, las hojas enteras de lechuga duran más, por lo que evita partirlas hasta que no vayas a consumirlas.

Hay quien prefiere guardarla directamente en la nevera, tal y como se compró, e ir lavándola poco a poco, a medida que se vaya preparando para consumir. Esto solo puede hacerse siguiendo unas pautas:

  • La lechuga debe ser muy fresca
  • Cuanto más verde, mejor.
  • Evitar que las hojas toquen las paredes de la nevera.
  • Colocar en los cajones donde normalmente se guardan las verduras
  • Evitar ponerla cerca de ciertos tipos de fruta que desprendan gas etileno (plátano, manzana o tomates).
  • Al prepararla para consumir, lavar y secar después (se puede usar un envase centrifugador). 

Qué hacer cuando la lechuga no es reciente

Lechuga podrida.
Getty Images

No hay nada menos apetecible que una lechuga que ya ha sobrepasado los días de conservación recomendados. Algunas hojas empiezan a deteriorarse, por lo que hay que deshacerse de ellas. Pero todavía se puede recuperar las partes frescas y así no se desaprovecha la pieza entera. 

Para ello, hay que ponerla en remojo durante unos minutos y después intentar que se seque lo máximo posible.

La lechuga en bolsa: práctica, pero caduca mucho más rápido

La manera como se ofrece la lechuga limpia, cortada y lista para consumir es totalmente distinta a la forma cómo se conserva la lechuga fresca en casa. El método de conservación elimina el flujo de aire, lo que hace que las hojas se vuelvan más flácidas rápidamente.

Además, la lechuga en bolsa se estropea antes una vez abierto el envase y si se ha roto la cadena de frío (necesitan que se conserven a una temperatura de unos 3ºC y 4ºC hasta que se consuman).

Es importante en estos casos controlar la aparición de moho y la concentración de agua del interior del envase, así que el truco de las servilletas funciona perfectamente en este caso si se introducen desde el momento en que se abre la bolsa. 

Eso sí, por mucho que se consiga alargar su frescura, tampoco hay milagros y se recomienda consumir cuanto antes.

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