Cómo reparar tu intestino para tener una salud de hierro y máxima energía

Intestino humano

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  • Tu intestino es clave en tu salud general y hay que cuidarlo especialmente, y si no, repararlo.
  • El dicho de "somos lo que comemos" cada vez se evidencia más, con lo que el cuidado del intestino se convierte en la clave para tu salud general.  

El intestino es tu segundo cerebro. Habrás oído esto y te parecerá exagerado, pero no lo es tanto como concepto general ni como físico concreto, puesto que en el intestino, como en el corazón, hay neuronas, el segundo lugar del organismo donde más hay tras el cerebro. Así que es fundamental tener un intestino sano, y si no, repararlo para tener una salud de hierro y máxima energía

El cuidado de la microbiota intestinal es esencial cuando se aborda el síndrome metabólico y otras condiciones relacionadas con el metabolismo. La microbiota intestinal desempeña un papel fundamental en la digestión y el metabolismo de los alimentos, y su desequilibrio puede contribuir a problemas como la resistencia a la insulina, la obesidad y el síndrome metabólico.

Recomendaciones generales

  • Fomenta una dieta rica en fibra soluble, frutas, verduras y alimentos fermentados como el yogur natural sin azúcar, el kéfir o el chucrut. Estos alimentos pueden ayudar a alimentar y restaurar las bacterias beneficiosas en el intestino.
  • Reduce la ingesta de alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares refinados y grasas trans, ya que pueden dañar la flora bacteriana.
  • Mantén una buena hidratación, bebiendo suficiente agua durante el día para favorecer el equilibrio de la microbiota.
  • Siempre que sea posible, evita tomar antibióticos innecesarios y asegúrate de seguir las indicaciones de tu médico cuando sea necesario.
  • Practica técnicas de manejo del estrés como la meditación, el yoga o el ejercicio regular. El estrés crónico puede tener un impacto negativo en la flora intestinal.
  • Mantén un estilo de vida activo, ya que el sedentarismo puede afectar negativamente a la microbiota.
  • Asegúrate de dormir lo suficiente y mantener un patrón de sueño regular, ya que el sueño de calidad está relacionado con una flora intestinal saludable.
  • Consulta con un profesional de la salud sobre el uso de probióticos y prebióticos específicos para tu situación. Estos suplementos pueden ser útiles en algunos casos, pero es importante que sean recomendados de manera individualizada.
  • El consumo excesivo de alcohol y el tabaco pueden afectar negativamente a la microbiota, por lo que es importante limitar o eliminar estos hábitos si es posible.

Si experimentas problemas digestivos persistentes o síntomas de desequilibrio en la flora intestinal, es importante buscar la orientación de un profesional de la salud, como un gastroenterólogo o un dietista-nutricionista. Pueden realizar evaluaciones específicas y proporcionar un enfoque personalizado.

Recuerda que cada persona es única, por lo que es fundamental adaptar estas recomendaciones a tus necesidades y situación particular. Además, es crucial mantener un enfoque a largo plazo en la mejora de la salud intestinal, ya que los cambios pueden llevar tiempo en notarse.

El SIBO 

El SIBO es el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado. Para personas con SIBO, el consumo de fermentados puede ser problemático debido a la producción de gases y la fermentación adicional en el intestino delgado. Esto puede agravar los síntomas gastrointestinales como hinchazón, gases y malestar abdominal.

Modo adecuado de consumir fermentados

Si deseas incorporar fermentados a tu dieta, es importante hacerlo con moderación y prestar atención a cómo tu cuerpo responde. Aquí hay algunas recomendaciones:

  • Comienza con pequeñas cantidades: Inicia con porciones pequeñas para permitir que tu sistema se adapte gradualmente a los fermentados.
  • No es necesario consumir grandes cantidades de fermentados a diario. Puedes comerlos algunas veces a la semana o incluso menos, dependiendo de tu tolerancia.
  • Presta atención a cómo te sientes después de consumir fermentados. Si experimentas síntomas incómodos, como hinchazón excesiva o malestar, considera reducir la cantidad o la frecuencia de consumo.
  • No te limites a un solo tipo de fermentado. Varía tus opciones, como el kéfir, el kimchi, el chucrut, el yogur probiótico, etc., para obtener una variedad de cepas bacterianas.

Digestión y absorción de nutrientes

La microbiota intestinal está involucrada en la descomposición de los alimentos y la absorción de nutrientes esenciales. Un desequilibrio en la microbiota puede interferir en este proceso y afectar la manera en que el cuerpo utiliza los nutrientes, lo que puede contribuir al aumento de peso y a problemas metabólicos.

Un desequilibrio en la microbiota puede desencadenar una respuesta inflamatoria en el cuerpo. La inflamación crónica se ha asociado con enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2 y la resistencia a la insulina.

Algunas bacterias intestinales pueden influir en la regulación de la glucosa en sangre. Un microbioma saludable puede ayudar a mantener niveles de azúcar en sangre estables, mientras que un desequilibrio puede contribuir a la resistencia a la insulina. También pueden producir metabolitos, como ácidos grasos de cadena corta, que tienen un impacto en el metabolismo. Estos metabolitos pueden influir en la función de órganos como el hígado y el tejido adiposo.

Interacción con el sistema hormonal

La microbiota intestinal puede interactuar con el sistema hormonal, lo que puede afectar la regulación del apetito y la saciedad, así como el almacenamiento de grasa en el cuerpo.

La respuesta de la microbiota a la dieta es fundamental. Alimentos ricos en fibra y prebióticos pueden promover el crecimiento de bacterias beneficiosas, mientras que una dieta rica en grasas y azúcares puede alterar negativamente la composición de la microbiota.

Es esencial considerar la salud de la microbiota intestinal como parte de una estrategia integral para abordar el síndrome metabólico y problemas relacionados con el metabolismo. Esto puede implicar cambios en la dieta, la incorporación de alimentos ricos en fibra y prebióticos, la reducción de alimentos procesados y azúcares, así como la promoción de un estilo de vida activo. 

Además, el uso de probióticos y prebióticos específicos puede ser beneficioso en ciertos casos para restaurar un equilibrio saludable en la microbiota. Recuerda que la microbiota intestinal es un área de investigación en constante evolución, con descubrimientos y evidencias continuas, con lo que consulta siempre con tu facultativo y e infórmate de las novedades. 

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