El lado oculto de la oleada de jóvenes que han empezado a invertir durante la pandemia: las consultas psicológicas se inundan de adictos al 'trading'

WallStreetBets de Reddit.
Reuters
  • En el último año y medio, al calor del confinamiento, se ha desatado una ola de nuevos inversores, en muchos casos jóvenes atraídos por los casos de éxito compartidos en plataformas sociales como Reddit, Discord o Twitter de personas que han ganado mucho dinero en poco tiempo.
  • Sin embargo, no todo el que invierte en bolsa acaba ganando. En casos extremos, además de quedarse en números rojos, se pueden desarrollar adicciones que acaben llevando a la persona a perder el control sobre su vida personal o profesional. 
  • Business Insider España habla con expertas en psicología e inversiones para entender cómo detectar y tratar a alguien que se haya enganchado al mundo del trading.
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Durante el último año y medio se ha producido un auténtico fenómeno en los mercados hasta el momento inédito: una horda de jóvenes se ha lanzado a invertir en bolsa, coordinados mediante plataformas como WallStreetBets, en Reddit, u otros canales como Discord, Twitter o incluso Forocoches

Sus acciones en masa han tenido una clara repercusión en los mercados, con valores disparados como GameStop o AMC, criptomonedas con precios inimaginables hasta hace poco como ha sucedido con el dogecoin y, en definitiva, una enorme volatilidad que ha llegado a asustar a varios expertos con décadas de experiencia. 

Eso sin contar los apuros que han pasado muchos hedge funds, que se han topado con pérdidas millonarias tras verse obligados a cerrar sus posiciones cortas ante los movimientos en masa coordinados a través de las plataformas sociales de esta nueva generación de inversores.

Una auténtica nueva era digital para los mercados, impulsada por una pandemia del coronavirus que llevó a millones de personas a confinarse en casa y, que para muchos, se tradujo en un considerable aumento de horas enganchados a la pantalla.

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Los nuevos inversores han presumido a través de esas mismas plataformas sociales de sus ganancias, a veces incluso millonarias en cuestión de días, pero esa no es toda la parte de la historia. Algunos de estos jóvenes, en buena medida novatos a la hora de comprar y vender acciones, entrar en posiciones bajistas o en crearse una cartera de criptomonedas, se han convertido en auténticos adictos al mercado, empujados por la conversación en tiempo real. 

Pero no siempre se gana a la hora de invertir y tampoco todo el mundo está preparado a nivel psicológico para gestionar el riesgo que supone poder perder todo el capital invertido.

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¿Qué explica estos comportamientos? Julia Giménez, psicóloga clínica y sanitaria, explica a Business Insider España que la afición a invertir se puede llegar a convertir en un problema cercano a la ludopatía: "Esta afición se ha visto potenciada por el aislamiento social debido al confinamiento y la limitación posterior de la movilidad, unido al uso desmesurado de internet y al desarrollo tecnológico que permite invertir de forma anónima a tiempo real en cualquier mercado desde cualquier sitio, fomentado por la publicidad engañosa, la mayor parte de las veces, por medio del trading". 

Blanca Linares, psicóloga experta en adicciones, explica que el confinamiento provocó que muchas personas aprovecharan para probar cosas nuevas o iniciarse en actividades que tenían aparcadas a la espera de disponer del tiempo suficiente. “Un ejemplo ha sido la inversión en bolsa, aprovechando el hundimiento del mercado bursátil para sacar rentabilidad de la crisis”, afirma Linares. 

Cuando se habla de adicciones al juego –entre las que se encuentra la adicción al trading– cabe distinguir entre el gambling y el gaming, según Linares. “El primero se caracteriza por la presencia de apuestas de algo de valor, generalmente monetarias, con conciencia de riesgo y esperanza de ganancia; mientras que el gaming hace alusión al juego exclusivamente como experiencia lúdica”, apunta la psicóloga experta en adicciones a Business Insider España.  

La inversión en bolsa tiene muchos elementos en común con ambos, lo que la hace, según Linares, especialmente adictiva.  

“Este tipo de adicción se extiende e intensifica de forma más rápida que otras adicciones, a veces ya presentes en este tipo de personas, como el alcohol, los videojuegos, las apuestas y el porno, que también han ido en aumento en esta crisis, produciendo irritabilidad, ansiedad, obsesión, culpa, tristeza, trastornos del sueño o problemas de relación”, apostilla Giménez.

Una válvula de escape para compensar frustraciones personales derivadas del confinamiento

Unas inversiones que se justifican por la incertidumbre económica a nivel general y el comportamiento de la bolsa, para tratar de sacar rendimiento a la crisis, usando los ahorros que han aumentado, al no gastarlos en salidas y otras adicciones difíciles de mantener por las restricciones en la movilidad.

“Es una válvula de escape para compensar y evitar, por medio de sensaciones de intensidad y satisfacción, las frustraciones tanto internas como en las relaciones familiares y sociales o la falta de estas, producidas por el confinamiento”, dice Giménez. 

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Linares profundiza en esa misma línea al destacar algunas características que hacen que la operativa en bolsa sea tremendamente adictiva: “El que se realice a través de internet favorece que el inversor lo haga de forma apartada, incontrolada y anónima; la accesibilidad desde el móvil o el portátil; la disponibilidad, puesto que se puede hacer por cualquier persona, en cualquier lugar, en cualquier momento y con cualquier cantidad; el que se haga mediante transacciones bancarias; la atracción visual mediante gráficos en tiempo real; la gratificación inmediata en inversores cortoplacistas; la intimidad y comodidad; o la idea de ganar dinero fácil”.

La visión es similar para alguien muy acostumbrado a operar en bolsa. Adrián Bernabéu, inversor diversificador, experto en comportamiento humano asociado al dinero y fundador del Máster de Inversores, asegura que las nuevas generaciones están creciendo en la era de la inmediatez, de lo instantáneo, de lo efímero. 

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“Esto provoca una sensación de FOMO (acrónimo de la expresión en inglés fear of missing out) constante, relacionada con una ansiedad por aprovechar y quemar todos los cartuchos mientras se pueda y, una vez hecho, pasamos a lo siguiente”, dice. 

Todo esto se agrava cuando se genera un sesgo conocido como disponibilidad heurística, generado por el hecho de escuchar y ver siempre casos de éxito en los que se ganan cantidades desorbitadas en cuestión de poco tiempo. 

“Esto hace creer que es un hecho común o frecuente y que en su caso concreto será igual (…) Pero claro, los casos de fracaso no se suelen sacar a la luz, o al menos no con la misma fuerza y orgullo que los de éxito”, reconoce Bernabéu. 

La frase “mucho dinero en poco tiempo” es el gancho de la estafa, no es una promesa razonable de inversión. “El tema es que quien las dice, nos despierta la codicia, no la razón”, cuenta Joselyn Quintero, asesora financiera especialista en psicología financiera y neurofinanzas. 

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La experta destaca que las personas tienden a valorar la opinión entusiasta por encima de la comprensión de los procesos, y aquí es donde la mayoría de las personas no solo confunden invertir con apostar, sino que además terminan siendo presa fácil para esquemas fraudulentos, que también abundan en la calle.

Asimismo, Giménez expone que este tipo de adicción se asocia al estatus social, dándose en hombres de mediana edad y estudiantes generalmente inexpertos y con rasgos narcisistas, que se crean la idea ilusoria de poder controlar la incertidumbre económica: “Compensa el miedo al futuro y tratando de demostrarse que son más listos que los demás y que tienen habilidades especiales de éxito, usando productos más complejos y de más riesgo”.

“No está pasando nada que no haya sucedido antes con las drogas en la calle o con la ludopatía en los casinos, solo que ahora hablamos de apuestas en criptomonedas o en bolsa, sin salir de casa”, opina en la misma línea Quintero.

Ansiedad, depresión, y otras patologías médicas asociadas al estrés que pueden causar la adicción a la bolsa

El mal sueño puede relacionarse con la depresión
El mal sueño puede relacionarse con la depresión

El furor por entrar en los mercados y la posterior caída en la adicción por ganar dinero fácil, puede desembocar en la patología, según alertan las expertas. 

Linares apunta a las que, indica, son las más comunes: depresión y ansiedad.“Lo más relevante es que ya se habla de la adicción al tradingpropiamente dicha, aunque en el ámbito de la ludopatía se contempla la adicción al trading como una variante de la adicción al juego”, relata.  

Como rasgos comunes, Giménez describe que se trata de personas competitivas, enérgicas, inquietas, que se aburren fácilmente y preocupadas por la aprobación de los demás. También pueden ser generosos en extremo por este motivo y pueden haberse visto frustrados por el confinamiento, pudiendo tratar de compensarse con adicción al trabajo o atracones.

“Con frecuencia presentan enfermedades médicas asociadas al estrés (hipertensión, úlceras, migrañas) y con más frecuencia trastornos del ánimo, déficit de atención con hiperactividad, dependencia o abuso de sustancias, trastorno antisocial y narcisista o incluso trastorno límite de la personalidad o bipolar en sus fases de episodios maniacos”, analiza Giménez. 

Algo que se puede detectar por su preocupación excesiva y obsesiva por revisar el éxito-recompensa, las ventajas, conseguir más dinero, y un largo etcétera.

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Linares lo resume en que la adicción es la patología de la libertad. “El círculo se cierra cuando se deja de invertir por placer para hacerlo para aplacar el malestar que produce la privación (dependencia) (…) Va acompañado del síndrome de abstinencia, que consiste en un fuerte malestar clínicamente significativo que manifiesta el inversor cuando no puede llevar a cabo la conducta deseada”, argumenta. 

Por tanto, el componente más común de todo trastorno adictivo es la pérdida de control, muy presente en la adicción a la bolsa. “Hay algunas como el deseo intenso, ansia o necesidad imperiosa de invertir o conocer el estado del mercado, la progresiva pérdida de control de la conducta (se invierte por impulso), el descuido de las actividades habituales previas familiares, laborales, sociales o de ocio, la pérdida de interés en las actividades y relaciones no relacionadas con la inversión; y la Irritabilidad y malestar si no hay posibilidad de llevar a cabo la actividad objeto de dependencia (por cortes de luz, de internet, quedarse sin batería)”, dice Linares.

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El siguiente paso es saber cómo se pueden tratar estas patologías y cómo encarar la inversión desde una perspectiva sana. 

Según Giménez, el primer síntoma es la negación y, por eso, como inicio se facilita la toma de consciencia y la aceptación de que es una enfermedad crónica, observando desde su propia experiencia las consecuencias negativas. “Se necesita para ello el acompañamiento de un profesional experto, que más adelante guiará en el descubrimiento y resolución de las causas que le han llevado a esa compulsión”, expone.  

Para Linares acudir a un profesional se ha de hacer con la mayor celeridad posible, aunque no siempre es así en estas adicciones: “El caso concreto de la bolsa es muy difícil que se reconozca como una adicción, por lo que se acude a terapia por otras cuestiones derivadas como problemas de pareja”. Muchas veces se cae en la creencia de que la causa es el objeto de la adicción o las circunstancias. 

“Por eso, no funciona el aislamiento del objeto y el entretenimiento, aunque facilite la experiencia de un síndrome de abstinencia, que le lleve a tomar consciencia de la gravedad”, profundiza Giménez. 

Por consiguiente, centrarse en las dificultades emocionales y psicológicas que subyacen es lo que facilita una psicoterapia profunda como base. “Aparte de la medicación necesaria con el apoyo de la familia e incluso de un grupo terapéutico”, comenta la psicóloga clínica. 

Con todo, se pueden seguir unas recomendaciones para no incurrir en esta adicción. “Fundamentalmente trabajar nuestras habilidades emocionales, que lo más importante tanto para no caer en la adicción, como para invertir bien”, explica Linares. 

Algunas de las pautas, tal y como añade Linares, serían ante pérdidas de cantidades importantes de dinero, dejar de invertir durante un tiempo razonable, descartar las operaciones intradiarias, tener una disciplina de inversión, aceptar y asumir pérdidas, o registrar por escrito las emociones que se sienten en el momento de invertir.

“En mi opinión es fundamental meditar, generar buenas relaciones, hobbies y hábitos positivos, mantenerte en equilibrio con la vida en las áreas más importantes para no generar vacíos que se quieran llenar con adiciones de este tipo”, coincide Bernabéu.

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