Me deshice de mi smartphone durante 12 meses: por qué fue una mala decisión

William Haigen
| Traducido por: 
nokia

Getty Images

  • Mi iPhone dejó de funcionar hace un año y eso me alivió. 
  • En su lugar, empecé a usar un teléfono Nokia de 30 dólares sin redes sociales. 

Cuando mi iPhone dejó de funcionar de repente hace 12 meses, mi reacción inmediata me sorprendió. Allí estaba yo, fuera de las redes sociales, casi imposible de contactar, pero en lugar de sentirme nervioso o invadido por el FOMO, un alivio total y absoluto inundó mis venas.

Como, según PC Mag el 67% de los millennials, he intentado y fracasado en pasar menos tiempo en mi teléfono. Me he descargado todas las aplicaciones de productividad, he intentado crear reglas y sistemas, y he leído libros sobre cómo romper con los malos hábitos… en vano. 

Hiciera lo que hiciera, seguía pasando en el teléfono una media de tres horas al día y lo desbloqueaba al menos 80 veces. 

Recordando la famosa presentación del iPhone de Steve Jobs, su entusiasmo visionario contrastaba con mi resentimiento por ese extraño aparato que llevaba en el bolsillo y que no podía dejar de usar. Así que cuando se estropeó, en lugar de correr a arreglarlo, decidí no ignorar esa sensación. Guardé el teléfono roto en el cajón y me compré un Nokia de 30 dólares. 

Al principio, me sentí genial

Al cabo de un par de semanas de vida sin smartphone, el daño que había hecho se hizo evidente.  La sensación de sobreestimulación empezó a disiparse y volví a disfrutar de las pequeñas cosas.

Me di cuenta de que era posible dar largos paseos acompañado solo de mis pensamientos. Que no necesitaba estar siempre al tanto de las redes sociales y que el FOMO no es un miedo racional. La observación más obvia fue que está bien, incluso es saludable, aburrirse.

De hecho, la investigación ha demostrado que el aburrimiento es un ingrediente necesario para el funcionamiento saludable del cerebro y la creatividad. Un estudio de 2014 demostró que, al comparar dos grupos de participantes en una medida estándar de creatividad, aquellos a los que se les pidió que copiaran números de una guía telefónica durante 15 minutos superaron significativamente al grupo que comenzó la prueba inmediatamente. De hecho, más estudios han demostrado la relación entre el uso de smartphones y la disminución de la creatividad.

Me sentía más centrado, productivo, creativo y más sano en general. He podido leer mucho más por placer. Cuando leo, no tengo la tentación de consultar rápidamente el correo electrónico o los mensajes; puedo perderme en los libros como no lo hacía desde que era adolescente, mucho antes de que existiera el smartphone.

Pero si todo esto suena demasiado bueno para ser verdad, por desgracia, lo es. He aquí por qué voy a volver.

Lo que necesitas saber para estar informado

Lo que necesitas saber para estar informado

¿Te gusta lo que lees? Comienza tu día sabiendo qué piensan y qué les preocupa a los ejecutivos de las principales empresas del mundo con una selección de historias enviada por Business Insider España a primera hora cada mañana.

Recibe la newsletter

Vivir una vida en la que todo el mundo tiene un smartphone es difícil

Aunque mi salud mental y mi productividad habían mejorado, en la práctica, vivir en un mundo en el que todo el mundo tiene un smartphone es una pesadilla.

En primer lugar, la orientación es muy difícil. He perdido la cuenta de las veces que he llegado tarde o he faltado a una cita porque no encontraba sentido al mapa que me había dibujado antes de salir de casa. También he aprendido que la gente se confunde mucho cuando le pides indicaciones por teléfono.

Uno de los muchos mapas mal dibujados por el autor. Captado por el smartphone de su mujer.
Uno de los muchos mapas mal dibujados por el autor. Captado por el smartphone de su mujer.

Cortesía del autor

Y, aunque el FOMO puede ser un miedo irracional, a veces perderse algo es realmente horrible. Estoy completamente al margen de lo que hacen mis amigos y mi familia. WhatsApp sólo funciona si tienes un smartphone, así que los amigos y familiares que no usan Facebook Messenger están prácticamente incomunicados.

También hay muchos, muchos pequeños inconvenientes que se acumulan con el tiempo. No puedo escuchar mi propia música en el gimnasio, hacer operaciones bancarias en línea a menos que esté en casa o avisar a mis amigos de que voy a llegar tarde si estoy en un atasco. 

Si quiero escuchar un podcast mientras limpio mi apartamento, tengo que colocar el portátil en el lugar adecuado para que los auriculares no pierdan la conexión inalámbrica. 

Adicción al móvil.

He aprendido que puedo vivir sin mi smartphone

Por suerte, hay una cosa que aprendí en mi año sabático de uso del smartphone: puedo vivir sin tener el móvil encendido todo el tiempo.

Me he acostumbrado a no tenerlo encendido ni llevarlo conmigo a todas partes. Tengo el privilegio de tener un trabajo que no requiere que responda a nada inmediatamente, y no tengo hijos, así que en mi caso, tener el teléfono encima en todo momento no es necesario.

Así que cuando me arreglen el teléfono, estará apagado, o al menos en modo avión, la mayor parte del tiempo. La hiperconectividad tiene sus ventajas, pero estar hiperconectado todo el tiempo pasa factura a nuestra salud mental y, al menos para mí, no es necesario hacer ese trueque.

Estoy deseando volver a utilizar mi teléfono para lo que fue diseñado, una herramienta, en lugar de una fuente de ansiedad y sobreestimulación.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.