Estos son los errores que cometes en las entrevistas y por los que no consigues el trabajo, aunque estés cualificado para él

Errores que cometes en una entrevista.

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  • Muchos de los candidatos para un puesto no son contratados porque cometen errores básicos de una entrevista, a pesar de estar preparados para el puesto. 
  • Dudar de uno mismo, no ser transparente o una actitud inadecuada son algunos de los errores que se comenten en las entrevistas. 

Hacer bien una entrevista depende de muchos factores, pero la mayoría de ellos son cosas que el propio entrevistado puede controlar. 

La preparación previa, el grado de conocimiento de la empresa, el propio conocimiento del sector en el que se quiere entrar y la actitud que se tiene hacia el puesto que se solicita son los factores que están bajo el control del que busca un nuevo empleo.

Otro de elementos que pueden determinar si una entrevista es exitosa o no, es el propio entrevistador. Hay que tomar en consideración que el que está al otro lado de la mesa tiene su propio trabajo, además de dedicar tiempo a la búsqueda del nuevo miembro de su equipo. 

El entrevistador puede ser una persona abierta, atenta, considerada y que realmente tenga un interés no solo por los conocimientos del que se presenta delante de él, sino de conocer a la persona que tiene esos conocimientos. Por el contrario, puede tener un mal día, tener muchísimo trabajo y querer pasar el trámite de la entrevista lo antes posible. 

Pero cualquiera que sea la situación del entrevistador, aun ante estas actitudes (buenas o malas) se puede marcar la diferencia y demostrar que se es el candidato perfecto para el puesto. 

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Estos son los errores que debes evitar para que —en lo que depende de ti— tengas entrevistas exitosas.

1. Parecer desesperado

Ya sea que se acaba de terminar los estudios como que se está en el paro desde hace poco tiempo, la ansiedad por encontrar un trabajo puede pasar factura en las entrevistas. 

Aunque la presión por volver al mercado laboral y cobrar un sueldo es natural, es un sentimiento que se debe controlar cuando se está delante del entrevistador. 

Parecer ansioso da una mala impresión al que te hace las preguntas y puede provocar que acabes hablando de tu situación personal en vez de centrarte en explicar por qué eres valioso para el puesto. 

2. Dudar de ti mismo y de tus cualidades

No confiar en uno mismo y dudar de las propias capacidades es una mala señal para los reclutadores. 

Además de no transmitir que se poseen los conocimientos necesarios para desarrollar el puesto y que se carece de otras habilidades como la de ser intuitivo, aprender rápido o ser creativo, el lenguaje corporal que se adopta en estas situaciones también le está diciendo al entrevistador que no se está preparado. 

Cruzar los brazos, encorvarse o mirar hacia abajo son reacciones corporales a las dudas y a la desconfianza en uno mismo. Para superar este error, lo habitual es preparase una explicación sobre, al menos, 3 habilidades en las que destaques, además de los logros ya alcanzados

3. No dar detalles de las responsabilidades de tus otros puestos o de tus conocimientos

Los reclutadores suelen hacer preguntas complicadas. Quieren ir más allá de lo que está escrito en el currículum. 

Es posible quedarse en blanco si se está muy nervioso, pero tomarse unos segundos para pensar una buena respuesta es mejor que contestar "no sabría decirte ahora mismo" o "no estoy seguro". 

Los mejores candidatos aprovechan la pregunta para contar una historia y compartir ejemplos de sus experiencias en otros trabajos, con compañeros, o los retos a los que se enfrentaron y que superaron. 

Cuanto más explicativo seas en tus contestaciones, más información tendrán los entrevistadores para valorar la adecuación de tu candidatura. 

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4. Intentar ocultar tus puntos débiles

Aunque pueda parecer contraintuitivo, conocer los puntos débiles de cada uno es una fortaleza. No existe el candidato perfecto, pero sí aquel que trabaja en las cosas que no se le dan bien, que conoce sus limitaciones y tiene la humildad suficiente para preguntar lo que no sabe.

No hablar de tus puntos débiles es una forma de no ser transparente, algo que los reclutadores valoran enormemente. Hablar de tus puntos débiles con la esperanza de que en el puesto al que aspiras logres mejorarlos, es una señal de compromiso y ganas de aprender.

Una forma de sorprender en la entrevista es preguntarles a los responsables de la contratación cuál sería su candidato ideal y en base a su respuesta, explicar en qué aspectos no tienes esa experiencia y cómo puedes compensarlos. 

5. Acudir a la entrevista con la actitud incorrecta

Como en otras situaciones de la vida, la actitud es un factor clave para cambiar las cosas.

Ir a la entrevista pensando que no se tienen posibilidades porque quizás hay más gente preparada, ya que no se cumplen todos los requisitos o porque el entrevistador no lo está poniendo fácil, no es la mejor forma de hacerte con el puesto a pesar de todas las dificultades. 

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Una actitud de querer y saber que el puesto es adecuado para ti y que demuestre que te has preparado e interesado por la empresa, puede pesar más para los entrevistadores que tus propios conocimientos. 

Hay ocasiones en las que simplemente no era para ti. Sea cual sea el motivo por el que una empresa te descarta, es seguro que no será por ninguno de estos errores si has conseguido identificarlos y cambiarlos. 

 

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