4 errores que te hacen parecer desesperado cuando buscas trabajo, según un exreclutador de Google

Este artículo se basa en una conversación con Matt Opramolla, reclutador de 32 años. Se ha editado por razones de extensión y claridad.

Empecé mi carrera en el área comercial y rápidamente pasé a trabajar para la agencia interna de startups de Indeed, llamada Indeed Hire. Me fue bien allí, me encantaba el trabajo que hacía y supe que deseaba dedicarme al reclutamiento de personal para empresas.

Entonces conseguí un trabajo en Google como reclutador. Pude contratar y trabajar con algunas de las personas más increíbles. También pude trabajar en iniciativas de contratación verdaderamente impactantes y escalables en toda la empresa. Esa fue una de las mejores partes y mi trabajo favorito.

Hoy en día, la gente está desesperada por encontrar trabajo, especialmente con los numerosos despidos que se han producido este año. Lo sé de primera mano, porque cuando me despidieron, yo también estaba desesperado por mantener a mi familia como fuera.

Sin embargo, hay cosas que los candidatos deben tener en cuenta a la hora de buscar trabajo, que pueden hacer que parezcas desesperado ante la empresa con la que te entrevistas. Cuando pareces una persona desesperada, los empleadores pueden pensar que solo quieres el trabajo por tenerlo y que no te interesa su empresa en concreto.

Parecer desesperado también te da menos poder de negociación en la oferta de trabajo. Así que aquí tienes cuatro cosas que deberías dejar de realizar y qué deberías hacer en su lugar.

1. Pedir referencias al azar

Como reclutador, recibo muchos mensajes o correos electrónicos aleatorios de LinkedIn pidiendo referencias, pero no tengo una relación o conexión establecida con esa persona. A los reclutadores no les suelen gustar mucho esos mensajes de "copiar y pegar". Es preferible que tengas tacto y respeto.

Es mejor que te pongas en contacto con alguien que tenga el puesto que quieres (o que trabaje en el equipo en el que quieres estar) y mantengas una conversación amistosa con esta persona. Puedes pedirle más información sobre la empresa o sobre un proyecto concreto en el que sepas que está trabajando. 

Por ejemplo, podrías escribirle: "Hola, he visto que estáis trabajando en una rama específica de la IA y eso me interesa mucho. Tengo algunas ideas sobre el tema. ¿Estarías dispuesto a charlar durante 15 o 20 minutos?". A ver qué te dicen. 

No todo el mundo te responderá, pero si eres persistente, discreto y respetuoso, más adelante puedes entablar una relación. Luego, si ese equipo está contratando, pensarán en ti por haber hecho un esfuerzo adicional.

2. Exceso de información en la entrevista

Como reclutador, un error que veo que cometen muchos entrevistados es compartir demasiado o ser innecesariamente transparentes.

Por ejemplo, no es prudente comentar los detalles de un despido, por qué dejaste un trabajo anterior, asuntos personales relacionados con tus finanzas o tu familia. Estas cosas no son relevantes para tus cualificaciones. 

Las personas empresarias y entrevistadoras están específicamente formadas para no hacer preguntas sobre la situación familiar o financiera de las personas candidatas, así que es mejor no sacar el tema. Se trata de información superflua que desvía la atención de lo que debería ser la reunión: tus cualificaciones para el puesto.

Se me ocurre una ocasión en la que un entrevistado dijo: "Tengo que pagar el alquiler en dos meses o me quedaré sin casa". Ese comentario hizo que la conversación fuera incómoda, y aunque puede haber sido cierto y algo con lo que el candidato estaba luchando de verdad, no estaba relacionado con el trabajo.

Otra cosa que no debes decir es que no tienes otras opciones de trabajo disponibles.  El empresario podría aprovecharse de ti a la hora de negociar la retribución. Si conocen que no tienes otras opciones, lo más probable es que te ofrezcan una oferta más baja, porque saben que pueden conseguirte por menos dinero.

Si haces creer a la empresa que tienes alternativas, es posible que sientan más urgencia y te contesten antes (todos sabemos que a veces tardan una eternidad).

Así que no enseñes tus cartas y ten tacto. Lo mejor es compartir menos detalles personales, así que recuerda mantener tus respuestas concisas.

3. Aceptar la oferta de trabajo inmediatamente

Cuando recibas una oferta de trabajo, no la aceptes inmediatamente por teléfono. Entiende que si una empresa te ofrece un puesto, es porque te quiere, y puedes esperar uno o dos días para decidirte. Hazles sudar la gota gorda porque quieres estar en posición de poder, y rechaza al menos una vez algo que sea negociable, como el salario base, el capital, la prima de incorporación o las vacaciones.

No he oído que se haya rescindido una oferta porque alguien haya pedido un poco más de dinero del que se presentó inicialmente. Tu reclutador debe ser tu defensor, y lo peor que puede decirte es que no. Solo tienes que asegurarte de que lo que pides está en consonancia con las expectativas de remuneración que les planteaste al principio del proceso.

4. Hacer un seguimiento diario

Si después de la entrevista te han dado gato por liebre o la comunicación es esporádica, ponte en contacto con la persona reclutadora, pero no lo hagas en exceso. En lugar de eso, contacta una vez cada una o dos semanas, dependiendo de lo largo que sea el proceso.

Cuando lo hagas, plantea una pregunta concreta. Por ejemplo, no te limites a pedir opiniones; mejor pregunta algo como: "Hablamos de [tema específico] y tengo algunas ideas adicionales. ¿Podría enviárselas?". 

Dicho esto, hay que saber interpretar la situación. Yo les comento a las personas candidatas que me pondré en contacto con ellas si hay novedades. Personalmente, si el proceso de contratación dura más de una semana, las contacto para aclarar que no tengo novedades, pero no todos los reclutadores lo hacen, así que no está de más realizar un seguimiento.