Ford sube su apuesta eléctrica. El histórico fabricante de automóviles de Detroit (Estados Unidos) que ya tenía un plan para invertir 22.000 millones de dólares (18.000 millones de euros) y otros 185 millones para una planta de baterías, prepara otra gran inversión con una profunda reorganización de sus factorías.
La compañía dirigida por Jim Farley pretende añadir otros 20.000 millones (17.700 millones de euros) a invertir en un plazo de entre 5 a 10 años que no solo implicaría más recursos para el coche eléctrico, sino la transformación de fábricas dedicadas a coches de gasolina en factorías especializadas en eléctricos, según ha desvelado la agencia Bloomberg, citando fuentes cercanas al proyecto.
El proyecto estaría liderado por Doug Field, que hasta septiembre era vicepresidente de Proyectos Especiales de Apple y al que se consideraba responsable del proyecto de coche eléctrico de la compañía de la manzana, el llamado Apple Car que la compañía nunca ha reconocido abiertamente.
Más allá de la mano ejecutora del plan, Ford estaría dispuesta a contratar nuevos ingenieros especializados en áreas como software, inteligencia artificial o química de baterías.
Según Bloomberg, la firma del óvalo estaría dispuesta a escindir una parte de su negocio de coches eléctricos para crear una nueva compañía que pudiera captar financiación externa, aprovechando el ingente interés de los inversores por las startups de coches eléctricos. Esta nueva compañía estaría centrada en los eléctricos de menor volumen, mientras que los de masas seguirían en Ford.
La compañía declinó hacer comentarios a la agencia de noticias estadounidenses.
Ford acabó 2021 siendo la segunda marca por ventas de eléctricos en Estados Unidos, con 27.140 unidades vendidas de la furgoneta eléctrica Mustang Mach-E en todo el año.
La fábrica española de Almussafes, a la espera
Mientras Ford acelera en su electrificación, los trabajadores de su única fábrica española se muerden las uñas. La directiva y el sindicato UGT, mayoritario entre los empleados de la planta española de Almussafes, llegaron la semana pasada a un acuerdo, que se comprometieron a hacer público para que el resto de representantes de los trabajadores pudieran sumarse.
Este acuerdo, del que aún no se ha conocido el contenido, será trasladado a la sede de Detroit, con el objetivo de que sea suficiente para que la marca asigne a la planta valenciana la producción de los modelos eléctricos que aún no tienen un destino definido.
Para ello, su principal rival es la planta alemana de Saarlouis, que también presentó su plan a la dirección europea de la firma en Colonia (Alemania) y deberá hacerlo llegar a Detroit.