La fortuna de Amancio Ortega equivale a 3,2 millones de años de ahorro de un trabajador que cobre el salario mediano español: es la edad de Lucy, la abuela ancestral de la humanidad

El desierto encierra secretos. 

En África, la zona que se conoce como la Depresión de Afar, que ocupa parte de Eritrea, Etiopia y Yibuti, destaca por sus volcanes y, sobre todo, por su calor: unos 47 grados de media anual, lo que la convierte en una de las zonas más calientes del mundo.

Malas noticias para los valientes que se atreven a intentar vivir ahí y para los infatigables aparatos de aire acondicionado, pero excelente para los restos fósiles.

Los desiertos abrasados por el sol, recuerda en un artículo para la BBC el periodista Kermit Pattison, autor también de Fossil Men: The Quest for the Oldest Skeletonand the Origins of Humankind (Hombres fósiles: el viaje en busca del esqueleto más antiguo y los orígenes de la especie humana), resultan más que favorables para la conservación de huesos humanos.

El potencial de la Depresión de Afar, explica Pattison, salió a la luz en la década de 1970, cuando, tras alguna que otra incursión tentativa, llegó a la zona un aluvión de científicos llegados sobre todo de Francia y EEUU.

Tardaron poco en reescribir el origen de la especie humana.

En 1974, el antropólogo Donald Johanson y su asistente Tom Gray encontraron algo menos de la mitad de un esqueleto ciertamente extraño: se trataba de una mujer que tenía el cerebro del tamaño de un simio y que apenas media algo más de un metro de altura.

Los barcos podrían limpiar el océano transformando el plástico en combustible gracias a la licuefacción hidrotermal 

Con el tiempo, se conocería a aquellos restos como Lucy, un australopithecus afarensis (de la zona de la Depresión de Afar), antepasado lejanísimo del actual homo sapiens que ha arrojado algo de luz, por ejemplo, sobre el momento en que los ancestros del hombre se pusieron en pie por primera vez. 

La edad de Lucy supera los 3,2 millones de años.

Acostumbrados a concebir el paso de los días, como mucho, en años, décadas y siglos, es un tiempo inimaginable para la escala temporal humana. 

No lo es desde el punto de vista antropológico, biológico y geológico, que entiende, por ejemplo, que varios cientos de años es un margen de error aceptable.

Tampoco lo es en términos de desigualdad de riqueza.

La edad de Lucy es, algunos cientos de miles de años arriba o abajo, exactamente el tiempo que un trabajador que cobre el salario mediano registrado por el INE en 2019 en España (último año disponible) tardaría en acumular 67.000 millones de euros, la cantidad de dinero en que la revista Forbes estima la fortuna de Amancio Ortega, el hombre más rico de España, en su lista, publicada este martes.

Por supuesto, la cifra es hipotética. 

Para darla por buena, habría que suponer que el homínido en cuestión no solo es capaz de recibir mes a mes durante más de 3 millones de años los algo más de 20.351 euros que componen el salario mediano en España, sino que además es capaz de ahorrarlo todo sin tener que pagar alquiler o hipoteca ni tener que comprar comida o ropa.

Demasiado incluso para los jóvenes españoles, que se emancipan de casa de sus padres superados los 29 años mientras los jóvenes europeos pueden hacerlo a los 26, según un informe del Injuve. 

Más de 3,2 millones de años, por otra parte, dan para mucho. 

Acabar para siempre con la deforestación para 2030, el primer gran acuerdo de la cumbre climática COP26

Dan, por ejemplo, para extinguirse. Un premiado artículo publicado en la revista Nature en 1993 estimó, con un 95% de posibilidades de acertar, que al ser humano le quedan entre 0,2 y 8 millones de años.

Además, detallaba el estudio, el hombre no será capaz de colonizar galaxia alguna, con lo que el fin del ser humano en la Tierra será el fin de la especie.

Pero antes, pasarán aún más cosas. Ocurrirá, por ejemplo, que el ser humano reducirá el tamaño de su cráneo, opina en la web de la Fundación Aquae Eudald Carbonell, catedrático de Prehistoria de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona. 

También, hacia el siglo XXII empezarán a surgir otras especies humanas cuyo surgimiento estará estrechamente vinculado a la tecnología.

"Conviviremos los humanos no modificados con los modificados y editados. Las especies humanas que convivían hace 40.000 eran naturales, ahora las que vendrán serán artificiales, se van a construir por selección tecnológica”, detalla Carbonell.

Al contrario que el estudio de Nature, él sí que cree que el hombre conseguirá explorar otros planetas y que, en un esfuerzo muy propio de la especie y de su capacidad de manejar herramientas, este se adaptará a las condiciones de vida fuera de la Tierra.

En una charla TED ofrecida en 2016, el científico mexicano Juan Enríquez vaticinó incluso que en el ser humano aumentará el tamaño de las neuronas hasta el punto de que se reducirán ostensiblemente los tiempos de reacción ante amenazas. 

Esto hará, por ejemplo, que en el futuro los humanos sean técnicamente capaces de esquivar las balas (en el hipotético caso de que se sigan usando).

En 3 millones de años, las posibilidades son casi infinitas. Solo hay una cosa clara: a alguien que cobre el salario mediano español todavía le faltarán unas centenares de miles de años para alcanzar el capital ahorrado por Amancio Ortega en 2021.

El nivel de ingresos lleva al abuelo de Asia

Dado que lo que mide el salario mediano español en realidad es la capacidad de ingresos que tiene en un año el trabajador medio en España, una aproximación más precisa exige hacer lo propio con la cifra de referencia.

Solo en dividendos de Inditex, este año Amancio Ortega ha recibido unos 1.293 millones de euros, una cantidad que el presidente del imperio textil terminó de recibir precisamente este martes, mientras Forbes lo situaba una vez más como el español más rico del país. 

Con sus algo más de 20.000 euros anuales de salario, el empleado tipo en España tendría que trabajar (y ahorrar) durante 63.000 años para ganar lo que el dueño de Inditex ha conseguido solo en bolsa en 2021.

Es, año arriba, año abajo, la edad de un fósil encontrado en 2012 en la Laos. Su hallazgo fue especialmente importante por marcar la llegada de los primeros seres humanos modernos al sudeste asiático, que hasta entonces se aventuraba que había sido unos 20.000 años posterior.

Pero la cifra está incompleta.

Amancio Ortega, tal y como figura en los informes en los que Inditex da cuenta, como empresa cotizada, de la remuneración de sus consejeros y de su presidente, Pablo Isla (cuyo sueldo se va a la nada desdeñable cifra de casi 6 millones de euros), el salario fijo del fundador de la empresa apenas asciende a los 100.000 euros, cantidad que recibe por sus labores como consejero.

Entrar a un agujero negro supondría no poder predecir el futuro, una teoría que rompe con el determinismo de la relatividad general de Einstein

Calderilla para alguien acostumbrado a contar sus emolumentos en miles de millones de euros.

Pero Amancio Ortega no solo recibe dinero como socio mayoritario de Inditex, sino que también lo hace como inversor en otros negocios. 

Fruto de su afán por diversificar para hacer multiplicar más su dinero, el pasado verano por ejemplo adquirió el 5% de Red Eléctrica en un paquete accionarial valorado en cerca de 450 millones de euros.

Así es como se explica el aumento de patrimonio de Ortega, que este año se ha disparado, según Forbes, en 10.000 millones de euros: la diferencia entre los 57.000 millones de euros que tenía en 2020 y los 67.000 de 2021.

O lo que es lo mismo: más de 490.000 años para quienes cobren el salario anual mediano español.

Más o menos medio millón de años es precisamente el tiempo que tarda en aparecer la Estrella de Belén (que en realidad no era una estrella, sino una rarísima constelación) que, según el relato bíblico, guio a los magos de Oriente (que eran más matemáticos y científicos que magos).

"Los astrónomos, historiadores y teólogos han reflexionado sobre la cuestión de la Estrella de Navidad durante muchos años", dijo Grant Mathews en 2016 en declaraciones recogidas por Europa Press. 

Curiosamente, el evento, una alineación del Sol, Júpiter, la Luna y Saturno en Aries que marca el principio de la actual era en los calendarios, sucedió, según los cálculos de los científicos, en el año 6 antes de Cristo. 

Una rareza a la altura del bolsillo del hombre más rico de España, cuya diferencia con el resto de los mortales se mide en cientos de milenios.