Esta cueva lleva tres décadas sin recibir visitas, pero han encontrado microplásticos en su interior

Cueva

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  • Un estudio revela que una cueva que ha estado cerrada a los visitantes humanos durante 30 años contiene altas concentraciones de microplásticos.
  • El lugar es Cliff Cave, en Missouri, y aunque está cerrado al público desde 1993, se encuentra cerca de una zona residencial.
  • El 99% de los desechos hallados estaban almacenados en el sedimento, y no en el agua.

Por desgracia, los microplásticos son más aventureros que Indiana Jones: se han detectado en lugares tan remotos, inalcanzables y dispares como la Fosa de las Marianas —el lugar más profundo del planeta—, ambas regiones polares o la cima del monte Everest. Estas partículas minúsculas y contaminantes también se han hallado en las nubes, en los pulmones o en el corazón humano.

Esta semana también se ha desvelado el hallazgo de desechos microplásticos en una cueva que llevaba tres décadas cerrada a los visitantes humanos. Se trata de Cliff Cave, en Missouri (Estados Unidos), y aunque está cerrada al público desde 1993, se encuentra cerca de una zona residencial.

Un par de nuevos estudios realizados por investigadores de la Universidad de Saint Louis apuntan a las altas concentraciones de estas partículas, descubrimiento para el cual se examinó el aislamiento hermético de la cueva como forma de medir hasta qué punto los microplásticos han penetrado en el medio ambiente y en los sistemas de agua subterránea.

 

Publicado en la revista Science of the Total Environment, es uno de los pocos estudios centrados en lo que sucede en el subsuelo. "Muchas investigaciones se han centrado en entornos de aguas superficiales", destaca en el comunicado Elizabeth Hasenmueller, geoquímica y directora asociada del Instituto WATER de la Universidad de Saint Louis, autora de ambos papers.

Los investigadores descubrieron que los microplásticos se acumulaban en sus concentraciones más altas en la boca de la cueva y luego eran empujados hacia adentro por el agua que inunda ese sistema rocoso. También determinaron que los microplásticos estaban 100 veces más concentrados en el sedimento de la cueva que en el agua.

"El 99% de los desechos microplásticos que encontramos en la cueva estaban almacenados en el sedimento y solo una fracción muy pequeña del plástico estaba en el agua", destaca Hasenmueller. Los investigadores creen probable que se depositaran microplásticos cerca de la boca de la cueva en mayor abundancia que en lugares más profundos de la cueva.

Además, las partículas en el aire también podrían estar depositándose en el lecho de la cueva. La principal preocupación es que los microplásticos pasen al agua subterránea, que se destina al consumo humano, y que el hábitat de anfibios y murciélagos se modifique y deteriore.

Aunque su presencia es casi omnipresente, un consejo de estos científicos es abandonar la ropa sintética, ya que una gran parte de los escombros hallados en la cueva eran fibras sintéticas de textiles. Las sartenes de teflón, las pastillas de freno o los neumáticos también contribuyen a liberar estas nocivas partículas.

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