Es posible que los empleados se pregunten si realmente necesitan asistir a todas las reuniones que tienen programadas. Sam Liang, CEO de Otter, tiene hasta 10 reuniones al día y se preguntaba exactamente lo mismo.

Entonces, ¿qué pasaría si avatares de IA que actúan y hablan como empleados pudieran estar presentes en la sala virtual por ti? Según el director de la empresa de software de transcripción basado en IA, eso podría hacerse realidad, y antes de lo que muchos piensan. 

"Puede ponerse en funcionamiento un prototipo a finales de este año", ha declarado Liang a Business Insider, añadiendo que Otter ya ha avanzado hacia ese objetivo.

Los modelos de IA se entrenan utilizando datos para conseguir que se comporten de forma similar a la humana. Los avatares deben entrenarse con las notas de reuniones grabadas y muestras de voz de las personas a las que imitan. Cuando tengan suficiente información, podrán hablar con la cadencia de los trabajadores, participar en conversaciones y responder a preguntas.

Liang espera que el personaje laboral de Otter sea capaz de responder al 90% de las preguntas que le formulen durante las reuniones. Cuando se atasque en el 10% restante, las preguntas se enviarán al trabajador humano con una nota que diga: "No sé cómo responder a esta pregunta, ¿puedes ayudarme?".

Si los avatares pueden representar con precisión a los empleados, Liang afirma que les ahorrará tiempo y aumentará la productividad. Los robots podrán asistir a reuniones relacionadas con la atención al cliente, las ventas y las actualizaciones de estado del equipo, lo que podría dar a los empleados horas extra para centrarse en tareas más creativas y hacer que las empresas ganen más dinero.

Los trabajadores podrían incluso enviar sus réplicas virtuales a las reuniones que se celebren mientras están de vacaciones. Pero el camino hacia la creación de avatares de IA fiables está plagado de obstáculos técnicos y sociales.

El verdadero riesgo de la IA es la confianza de la industria en que la tecnología pueda solucionar todos los problemas del mundo.

Según Liang, es muy difícil conseguir que un modelo descubra la forma correcta de interactuar con un grupo de personas, ya sea para saber cuándo hablar, esperar su turno o intervenir. Esto se debe a que la etiqueta en las reuniones varía en función de lo que se esté debatiendo. 

También es difícil inculcar a la IA señales emocionales que puedan utilizarse para determinar si la persona debe levantar la voz o mantener la calma. "Tiene que tener los conocimientos y la inteligencia emocional necesarios para participar de forma productiva", afirma.

Liang cree que los personajes tendrán que pasar por varias etapas antes de que puedan funcionar como imagina, pero la tecnología para crearlos ya existe. Character.ai ha creado chatbots de inteligencia artificial capaces de hablar como personas como Elon Musk. Los asistentes de inteligencia artificial de Meta están entrenados para imitar a famosos como Kendall Jenner y Tom Brady.

La propia Otter lanzó este mes una nueva función con la que varias personas pueden hacer preguntas específicas a un chatbot de IA acerca de las reuniones que ha grabado. Liang considera este reciente avance como un paso hacia la creación de un avatar de IA totalmente operativo.

Sin embargo, el potencial de los avatares en las reuniones no significa que se vayan a quedar obsoletas a corto plazo. El CEO sigue creyendo que son una forma eficaz y eficiente de intercambiar información en toda la empresa, la IA puede simplemente acelerar ese proceso.

Cuando se trata de un cara a cara con un jefe o de una revisión anual, Liang aconseja a los trabajadores que se lo piensen dos veces antes de hacer que su gemelo digital asista a esa reunión. "Probablemente prefieras ir tú solo", afirma.