Por qué la inflamación crónica es mala y la aguda es necesaria

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  • La inflamación crónica es de lo más perjudicial para tu organismo, pero la aguda es necesaria para reparar lesiones y heridas. 
  • Si evitas la primera, gozarás de una salud de hierro y no tendrás enfermedades, que mayoritariamente tienen su raíz en esa inflamación.

La inflamación es una respuesta al organismo para reparar un daño. Es necesaria para ello y beneficiosa si es aguda, pero perjudicial si se convierte en crónica, con lo que la clave es fomentar la primera y evitar la segunda. Ten en cuenta que sin inflamación tu cuerpo no puede repararse, con lo que cuando ves que te hincha la parte dañada no solo no hay que alarmarse, sino alegrarse de que tu cuerpo reacciona y se defiende. 

El problema viene cuando esa inflamación se vuelve crónica, lo que significa que el organismo está en continua alerta y estrés ante una amenaza. Significa que tu estilo de vida ataca a tu propio cuerpo y eso te llevará inexorablemente al malestar y la enfermedad. De ahí que los expertos en longevidad tengan como pilar fundamental el evitar o quitar esa inflamación crónica, raíz de la mayoría de los males en forma de síntomas y enfermedades. 

Lo necesario de la inflamación aguda y lo peligroso de la crónica

La inflamación aguda ocurre cuando te lesionas (piensa en un tobillo torcido o una quemadura) y es la primera respuesta de tu cuerpo para iniciar el proceso de curación. Los síntomas típicos como el enrojecimiento o la hinchazón son señales de que tu cuerpo está trabajando para reparar el daño. Esta inflamación es temporal y cesa una vez que la lesión ha sido tratada.

En cambio, la inflamación crónica es una respuesta prolongada del sistema inmunológico. A diferencia de la inflamación aguda, no es visible y puede persistir durante meses o incluso años. Este estado de alerta constante del sistema inmune puede dañar tejidos y órganos, y se asocia con varias enfermedades crónicas.

La inflamación es envejecimiento

De hecho, esa sobreexposición constante del sistema inmunitario provoca envejecimiento prematuro o acelerado. La razón es que las citoquinas inflamatorias dañan el ADN y perjudican el comportamiento normal de órganos y tejidos. En definitiva, un auténtico virus general que va estropeando todo. La salud será no tener inflamación crónica alguna. 

El intestino es clave en este desequilibrio, ya que esa inflamación afecta especialmente a la microbiota, que a su vez es un elemento clave en la salud general. Cada vez hay mayor evidencia científica de que somos lo que comemos, es decir, que la dieta sana supone una microbiota sana y esto a su vez te lleva a una salud de hierro. 

El impacto de la inflamación crónica en tu salud

La inflamación crónica de bajo grado está vinculada con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, trastornos autoinmunes y enfermedades neurodegenerativas. Incluso, se ha observado que es un mejor predictor de longevidad que otros factores como la longitud de los telómeros.

Las causas de la inflamación crónica

Existen múltiples factores que contribuyen a la inflamación crónica de bajo grado: la obesidad, ya que las células grasas, o adipocitos, pueden liberar citoquinas proinflamatorias, contribuyendo a la resistencia a la insulina y la diabetes; el sedentarismo debido a la falta de ejercicio físico, que se relaciona con mayores niveles de inflamación, incluso independientemente del peso corporal.

También está el desequilibrio en la microbiota intestinal, que puede provocar inflamación y aumentar el riesgo de enfermedades. La mala dieta es la principal causa, aumentando la inflamación; y la desregulación de los ciclos circadianos y estrés, ya que ambos pueden alterar la función inmunológica y aumentar los niveles de inflamación.

Por último está el círculo vicioso del envejecimiento, ya que con el tiempo, las células dañadas pueden aumentar los niveles de inflamación, que a su vez provocarán más envejecimiento. 

Qué hacer para combatir la inflamación crónica

Puede parecer, y lo es, un problema grave, ya que afecta a toda tu salud presente y futura, pero igualmente tiene fácil solución: una vida saludable y un cambio en tu estilo de vida. Esto incluye:

  • Mantener un peso saludable, porque la obesidad es un factor clave en la inflamación crónica, seguramente el que más.
  • Ejercicio regular, al tener un efecto antiinflamatorio natural.
  • Dieta equilibrada, consumiendo alimentos antiinflamatorios como frutas, verduras, pescado graso rico en Omega 3, especias y aceite de oliva.
  • Gestionar el estrés y mejorar el sueño, mediante técnicas de relajación y evitando el estrés.
  • Respetar los ritmos circadianos, acostándote y levantándote pronto, con el ciclo solar. 

De cualquier forma, consulta siempre con profesionales de la salud para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados. Recuerda que es vital para que tengas una vida larga y sin enfermedad. 

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