Inquilinos encadenados a su alquiler: "Quería cambiar de piso, pero entré en Idealista y fue desmoralizante; todo es carísimo, no hay ni un zulo"

Ilustración inquilino encadenado a una vivienda de alquiler

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  • La tensión de precios ha llegado a tal punto que los inquilinos prefieren quedarse con el piso que tienen alquilado a salir a la jungla del alquiler y encontrar algo más caro y peor. Los precios están en máximos y la oferta en mínimos.
  • Antes, un inquilino medio duraba 2 años y medio en una vivienda. Ahora, la gente no se marcha antes de los 5 años. 

Es como tener el síndrome de Estocolmo, pero en tu propia casa

Cuando en 2018 Manuel y su mujer alquilaron un piso en el sur de Madrid no se imaginaban que hoy, casi 6 años después, seguirían viviendo en el mismo sitio. Que estarían encadenados a un tercero con ascensor. No literalmente, claro: nadie les obliga a quedarse. Simplemente no pueden irse de allí.

"Los alquileres han subido por nuestra zona y cada vez hay menos. Todo es carísimo", explica Manuel.

No es un caso aislado. Es la tónica general para los inquilinos de grandes capitales, como Madrid o Barcelona, donde el precio de la vivienda en alquiler lleva años disparado, y encontrar algo mejor ha dejado de ser una aspiración para convertirse en un imposible.

"Antes, un inquilino medio duraba alrededor de 2 años y medio en una vivienda. Ahora, la gente no se marcha antes de los 5 años porque considera que, si se cambia, terminará en una casa más cara y peor", confirma Gonzalo Bernardos, profesor titular de Economía y director del Máster Inmobiliario de la Universidad de Barcelona. 

El decreto de alquileres aprobado en 2019 favoreció la extensión de los contratos de arrendamiento, que actualmente pueden llegar a los 5 años, en caso de que el propietario sea una persona física, o 7 años si se trata de una empresa.

"Un piso similar al mío ahora mismo está en unos 1.200 euros por mi zona, fuera de la M-30. Nosotros pagamos 700 euros", aclara Manuel. Su casero les ha subido el alquiler de 650 a 700 euros, saltándose el límite a la actualización de rentas aprobado por el Gobierno (en 2023 el límite de subida era del 2%, ahora está en el 3%). Aun así, le compensa seguir, sigue pagando 500 euros menos de lo que hay en el mercado.

Si Manuel se mudara ahora mismo a un piso de características similares al suyo, tendría que pagar un 71% más. Ese es el reflejo de lo que ha ocurrido en la última década.

"Desde 2015, el precio del alquiler se ha ido encareciendo de manera significativa, coincidiendo con la recuperación económica de la crisis del 2008", observa María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa. El punto álgido llegó en 2017, aunque desde entonces los precios en ciudades con mucha demanda y poca oferta no dejan de batir máximos históricos un año tras otro.

La reactivación de la economía también recalentó el mercado de venta, y el acceso a la compra de una vivienda se complicó para muchas personas, y el panorama ha empeorado todavía más con la inflación y las subidas de tipos de interés. Ahora, continúa Matos, "el alquiler empieza a ser la principal solución habitacional elegida por la población. La demanda de alquiler acumula una subida del 35,8% desde 2018". 

El problema es que no hay pisos para todos. Según datos de Idealista, la oferta de viviendas de alquiler permanente se ha reducido un 12% en el último año y sigue cayendo con fuerza en los principales mercados, llegando a reducirse un 26% en Madrid, un 23% en Málaga y un 12% en Barcelona.

"Hubo un momento en el que me planteé cambiar de piso. Pero eché un vistazo a Idealista y fue desmoralizante: todo es carísimo y de peor calidad. Un piso como el mío puede costar 1400 euros", comenta Carmen, que desde 2017 vive en un piso de 2 habitaciones por Plaza de España. 

Carmen paga 900 euros, y ni siquiera ahora que su casera le ha avisado de que se lo subirá 90 euros (saltándose también el límite aprobado por el Gobierno) le compensa cambiar: "No hay nada, ni siquiera un zulo".

"Nunca el alquiler había tenido una oferta disponible tan reducida como ahora. El stock disponible en alquiler se encuentra bajo mínimos", corrobora Matos. Como consecuencia, los alquileres alcanzaron un nuevo máximo histórico a nivel nacional en 2023, con 11,69 euros por metro cuadrado, superando la marca registrada durante la burbuja de 2007, según datos de Fotocasa.

Una persona habla por teléfono en su casa.

La tensión de precios ha llegado a tal punto que los inquilinos prefieren quedarse con el piso que tienen alquilado a salir a la jungla del alquiler y no encontrar nada mejor. El efecto es que rotan la mitad de viviendas. "Consideramos que la razón que está reduciendo la interacción con el mercado es el alto precio del alquiler, en máximos desde 2022", añade Matos.

Esta casuística tiene como resultado un mercado muy compacto en el que hay poca rotación de inquilinos, donde se alarga el proceso de búsqueda y al que cada vez es más difícil acceder. En otras palabras: "el mercado tiene la mitad de viviendas disponibles que la vez anterior", añade Bernardos.

Según el informe de experiencia en alquiler de Fotocasa Research 2023, el inquilino se queda más tiempo en la vivienda y mantiene su contrato actual por los desincentivos que se encuentra en el exterior. "Aunque no se sienta cómodo con el estado de su vivienda y con la renta que abona, desiste de seguir buscando porque no encuentra viviendas de mejor calidad ni de menor precio que en la que está", apunta Matos.

"Habitualmente entro en portales de búsqueda de pisos a ver qué hay, y es imposible. Cada vez que entro me doy cuenta de que no puedo soltar este piso", comenta María, que paga 800 euros por una vivienda de una habitación en el madrileño barrio de Argüelles.

María firmó el contrato de alquiler en junio de 2020, en plena pandemia. "Estábamos recién desconfinados y justo entonces había más anuncios de pisos", explica. 

La crisis del COVID-19 marcó un impasse para el mercado del alquiler: durante unos cuantos meses los precios dieron algo de tregua a los inquilinos. Básicamente porque, sin turismo, los propietarios de pisos turísticos se pasaron al alquiler convencional. La oferta creció y la tensión de precios se relajó momentáneamente.

Tras la única y mayor caída de precios de los últimos 5 años, en 2021, el alquiler volvió a entrar en la vorágine de la escalada de precios. "Abril de 2022 marca un punto de inflexión en la evolución histórica del coste del alquiler, ya que el precio comienza a batir récords históricos mensualmente durante 2022 y 2023", añade Matos.

En unos meses, María podría tener que dejar el piso que alquila. Los 5 años de su contrato expiran en breve, por lo que su propietaria podría subir la cuota a precio de mercado. "Ahora mismo, los pisos de una habitación por mi zona cuestan más de 1.000 euros y están en peor estado que el mío". Una diferencia de más de 200 euros respecto a lo que está pagando.

"Trato de no pensarlo demasiado, pero vivo con incertidumbre. Si me subieran el alquiler, ponerme a buscar piso y dejar en el que estoy sería un palo gordo. Encontrar algo en condiciones a un precio similar es complicado", lamenta.

Vivienda terraza piso

"Cuando un potencial inquilino inicia su búsqueda se encuentra con un muro de precios tan alto que está causando dos tendencias: la primera es la expulsión del mercado de los inquilinos con rentas más bajas y de los colectivos más vulnerables, que en muchos casos desechan la idea de emanciparse", observa Matos.

El segundo efecto es un boom de pisos compartidos. La demanda de habitaciones en viviendas compartidas se ha disparado en 14 puntos porcentuales como solución habitacional al no poder hacer frente al precio de una vivienda completa, según datos de Fotocasa.

Según Elena Martínez, responsable de Investigación y Evaluación de Provivienda, la vivienda se ha convertido en una causa del empobrecimiento de la población: "los problemas de asequibilidad de la vivienda están convirtiendo en pobres a muchos hogares con rentas medias".

Concretamente, casi la mitad de los hogares en alquiler en España destinan más del 30% de sus ingresos al pago de la vivienda (y eso sin contar los suministros) y más de 250.000 hogares con ingresos medios caen en situación de pobreza grave después del pago de su vivienda (un 5% de los mismos).

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