Se alquila, pero a ti no: buscar piso ahora es una tómbola donde los propietarios eligen 'a la carta' a sus inquilinos

  • La alta demanda y la escasa oferta en ciudades como Madrid y Barcelona sitúan a los propietarios en una posición de poder que les permite hacer una exhaustiva selección de potenciales inquilinos.
  • Aunque en la mayoría de casos es legal, la práctica se vuelve problemática cuando en la distinción entre candidatos influyen factores como su profesión, e incluso pueden implicar delito por discriminación.
Un propietario expulsando de una vivienda a los inquilinos

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Las cosas como son: la habitación tenía bastante buena pinta. Unos 375 euros en un pueblo ubicado al norte de Madrid, a escasos 40 minutos en autobús de Moncloa: tal y como están los precios en la capital, razonable. Amplio, luminoso, con un jardín que invita a disfrutar de él. Un lugar limpio, agradable, alegre, con compañeros de casa jóvenes y dispuestos a crear un buen ambiente.

El anuncio de Idealista advierte de que la casa es ideal para profesores. Los anuncios de alquiler que reclaman docentes tienen al menos un par de motivos para hacerlo: entienden que es un dinero asegurado (asimilan profesor a estabilidad económica) y, sobre todo, pretenden volver a disponer del inmueble en los meses de verano.

Nosotros no somos profesores, pero estamos tan interesados en el piso que estamos dispuestos a dejarlo entre junio y septiembre si hace falta. Sobre el dinero, podemos dar todas las pruebas necesarias de nuestra solvencia. Con esto en mente, contactamos:

—Hola, soy David, te escribo para preguntar por la habitación que alquilas a través del portal de Idealista.

—Hola David, me queda una habitación.

—La verdad es que me gustaría mucho ir a verla. Lo único, he visto que en el anuncio buscas profesores. Yo no lo soy, pero estoy dispuesto a dejarla los meses de julio y agosto. ¿Habría algún problema?

Tras unas cuatro horas de espera, llega la respuesta.

—El tema de los profesores es por las vacaciones escolares, coincidir en el calendario escolar y dejarlo en junio. Siento no poder ayudarte. Un saludo y suerte en encontrar algo.

—Tampoco me importaría dejarla en junio. La verdad es que la habitación me ha gustado mucho. ¿Seguro que no se puede hacer una excepción? 

Era 4 de septiembre cuando lanzamos la pregunta. Aún no hemos obtenido respuesta.

Lo cierto es que no sorprende. Buscar piso en alquiler siempre ha sido una carrera de obstáculos donde todo aspirante a inquilino trata de salvar barreras como el precio, el alud de fianzas o la competencia descarnada con otros potenciales inquilinos. Pero, ¿qué pasa cuando el obstáculo para alquilar un piso eres tú mismo?

El mercado del alquiler se está convirtiendo en una tómbola donde los inquilinos se topan con cada vez más anuncios de este tipo y los propietarios eligen a la carta a sus candidatos. Como si se tratara de una discoteca que aplica constantemente el derecho de admisión, pero sin testigos ni pruebas que demuestren la discriminación. 

Estas conversaciones forman parte de un experimento que hemos llevado a cabo en Business Insider España para comprobar hasta qué punto puede llegar a complicarse la búsqueda de un piso o de una habitación en ciudades como Madrid y Barcelona cuando un inquilino responde a determinadas características.

En él, nos lo hemos puesto bastante fácil: somos un hombre español, blanco, heterosexual, de unos 30 años, con un nivel de ingresos cercano a los 2.000 euros mensuales pero que, eso sí, trabaja como autónomo.

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 Funcionarios: el santo grial de los propietarios

A pesar de jugar con el terreno de juego muy a nuestro favor, las dificultades encontradas han sido notorias. Para empezar, no somos funcionarios, el santo grial de los propietarios de pisos en alquiler. Estos sienten además especial predilección por el cuerpo docente:

Solo profesores

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En estos casos, el propietario se escuda en la necesidad de adecuarse a una modalidad de alquiler diferente: los arrendamientos por temporada. Un tipo de contrato para el que también suelen buscar a estudiantes.

"Si el propietario decide alquilar un piso por temporada, con el contrato de arrendamiento que corresponde, es normal que haga una petición de unas características de inquilino que se adecúen a la finalidad de dicho contrato: si busco 9 meses buscaré un perfil muy concreto que cuya estancia no supere esos 9 meses", ilustra Antonio Carroza, presidente de Alquiler Seguro.

Jonathan Gray, presidente y director de Operaciones de Blackstone, forjó su carrera en el grupo de inversión inmobiliaria de la firma.

En Canarias, al ser un mercado turístico, los contratos de este tipo están a la orden del día, apunta Carmen María Gómez, abogada de Provivienda: "Se pretende dar apariencia de vivienda turística a alquileres que no lo son, y lo que vemos es una concatenación de contratos que, si los unimos, descubrimos a una misma persona viviendo en el mismo piso durante varios años".

Solo estudiantes

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Nadie imagina una papelería o una farmacia que se limite tan solo a recibir estudiantes o en la que no dejen entrar a hombres, mujeres, o trabajadores autónomos. 

En portales como Idealista abundan los anuncios que restringen la búsqueda de inquilinos a mujeres, y existe incluso un filtro que permite descartar uno de los dos géneros. Una barrera que, sin embargo, se entiende por las malas experiencias sufridas por muchas mujeres. 

Ya tuve malas experiencias

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En este punto, hay que recordar que en España, según la Ley de Arrendamientos Urbanos, los propietarios tienen pleno derecho de alquilar su inmueble a quien consideren. 

El problema es que la lista de filtros aplicados por algunos propietarios es cada vez más larga, una consecuencia más del Salvaje Oeste de la vivienda en la gran ciudad, donde hay mucha gente buscando piso y pocos pisos para todos. Y cuanto más difícil sea alquilar en un mercado, más poder tiene el propietario para imponer sus condiciones, por arbitrarias que puedan resultar.

"El mercado se mueve con mucha rapidez y hay menos residencias que se oferten. La alta demanda de viviendas y la escasa oferta, además del consabido incremento del precio de los alquileres, ha hecho que los procesos de selección de un inquilino se asemejen a una auditoría fiscal", explica Teresa Toscano, directora del despacho Toscanolex.

No hombres

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Pero también hay discriminación en el sentido inverso. Elena Martínez Goytre, responsable de Investigación y Evaluación en Provivienda, explica que hay mucha discriminación en el caso de mujeres y de hogares monomarentales. "Hay propietarios que entienden que una mujer sola es menos capaz de hacer frente al pago del alquiler si tiene menores a cargo".

Una situación que empeora si, al hecho de ser mujer, se suman otros factores como la orientación sexual, identidad de género o nacionalidad. "Si no solo eres una persona racializada, sino que además eres mujer y tienes menores a cargo tienes más probabilidades de que se te discrimine que solo por un factor, es lo que llamamos la interseccionalidad de la discriminación", añade Martínez Goytre.

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Ana Beltrán es fotoperiodista en medios como El Confidencial, El Nacional y Eldiario.es. Su trabajo, visible para todo aquel con conexión a internet, le permite tener unos ingresos anuales netos de unos 25.000 euros. Joven pero más que solvente y con experiencia ya de unos cuantos años en su oficio, sobre el papel Beltrán debería ser una candidata más que apetecible para cualquier propietario.

Hace unos meses, sin embargo, tuvo que renunciar a encontrar un piso para mudarse junto con una amiga. El motivo, sencillamente, es que no le alquilaban a pesar de que lo que buscaban ella y su amiga no era nada del otro mundo: un piso de 800 euros de alquiler, 400 para cada una, una cantidad más que razonable para su nivel de ingresos.

"Llevo 13 años de alquiler y he visto de todo, desde ayudas al alquiler que no se pueden cobrar por no estar el contrato en el IVIMA hasta propietarios que aprovechan la cláusula de consanguinidad [contemplada en la mayoría de los contratos de alquiler, establece que el propietario tiene derecho a recuperar el inmueble si lo va a alquilar a un familiar cercano] para encarecer los pisos", explica Beltrán por teléfono a Business Insider España.

No obstante, aún curada de espanto, lo que le ocurrió al buscar piso le sorprendió: "Me pasó unas cuantas veces que la conversación se terminara una vez decía que era autónoma. Ni siquiera me alquilaban poniendo a mi madre como avalista".

Al final, ella y su amiga tuvieron que renunciar a su proyecto de vivir juntas. Hoy, cada una vive, de nuevo, de alquiler en una habitación.

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Desde el portal inmobiliario Fotocasa entienden también la parte de los propietarios: "Con la inseguridad jurídica existente en el alquiler, el propietario se blinda cada vez más, pidiendo garantías y requisitos, en muchos casos muy difíciles de cumplir, y dando prioridad a inquilinos más solventes que otros, antes que a determinados grupos vulnerables".

En ese sentido, es importante matizar que en estos casos difícilmente podría hablarse de discriminación, por mucho que la criba pueda resultar injusta. "Hay que diferenciar entre discriminación y selección. A la hora de presentar mi CV para un puesto de trabajo sé que me van a hacer una selección. Lo que no estoy dispuesto a aceptar es una discriminación", matiza Carroza.

"No es lo mismo una discriminación por carácter económico que el racismo inmobiliario, por ejemplo. En el caso de racismo inmobiliario estamos hablando de dos candidatos con el mismo perfil económico donde se piden más requisitos o se pide que no se alquile el piso a uno de ellos por su origen", explica Martínez Goytre.

La irrupción del racismo inmobiliario

En 2021, Yamile, una colombiana llegada un par de años antes a España y que prefiere no revelar su identidad, fue víctima en primera persona de este tipo de discriminación. 

"Es la primera vez que lo cuento, es un recuerdo doloroso", explica por teléfono a Business Insider España. Llegó al país después de años de trabajo y ahorro y en un momento en el que, gracias también a diversas herencias familiares, había conseguido acumular el equivalente a algo más de 50.000 euros en su cuenta bancaria.

Cantidad más que suficiente, pensó, para acreditar la liquidez necesaria para alquilar una habitación en Madrid de no más de 400 euros al mes, es decir, unos 4.800 euros anuales, menos de una décima parte de lo que tenía en el banco. Se equivocó.

Una tras otra, inmobiliarias de zonas céntricas como el distrito de La Latina en Madrid se negaron a dar por buenos los documentos que presentaba como prueba de su buen estado financiero. El motivo es que estos venían sellados por bancos colombianos.

Unos brazos salen de una mesa llena de papeles.

"Me pedían contratos de trabajo firmados en España o avalistas españoles. No tenía sentido", explica, todavía apesadumbrada.

Finalmente, tuvo que renunciar a buscar una habitación de alquiler a través de una inmobiliaria y tratar de entenderse directamente con los propietarios. Pasaron semanas hasta que, finalmente, una propietaria dio por buenos sus documentos.

Años después, cuando intentó buscar piso con su pareja, tuvo que avalarla su suegro, un profesor español de instituto con menos ahorros que ella.

El relato de Yamile casa con un informe presentado en 2020 por la ONG Provivienda. Titulado ¿Se alquila?, este arrojaba preocupantes conclusiones sobre el racismo inmobiliario. La fundamental es que un 72,5% de las inmobiliarias consultadas se abrió a no alquilar a personas extranjeras si la persona que llamaba, que se hacía pasar por propietaria, se lo solicitaba.

Pero las malas noticias no acababan ahí, pues un 81,1% de las inmobiliarias consultadas se abrían a formas más indirectas de discriminación, como pedir más requisitos a personas extranjeras o aumentar los requerimientos de fianza.

“Usted decide quién entra en su vivienda y si no quiere inmigrantes, no quiere inmigrantes. Además los inmigrantes no suelen poder demostrar lo que el seguro les pide”, recoge el informe como respuesta de una de las inmobiliarias.

"Te dicen que sí, pero cuando ven tus apellidos aquello se transforma en un no". Esto que ilustra Virginia Gálvez, trabajadora Social en Provivienda, es un clásico caso de lo que se conoce como racismo inmobiliario.

En estos casos, en los que el problema para alquilar el piso no es el precio o los ingresos del candidato, sino su etnia, orientación sexual, identidad de género, sexo o condición profesional, el propietario puede incurrir en delitos de discriminación.

"Los propietarios tienen todo su derecho a tratar de asegurarse de que la persona que alquilará su propiedad tendrá suficiente solvencia económica como para hacer frente a los pagos, pero no pueden discriminar a un posible inquilino por su nacionalidad, raza, religión, creencias, situación familiar, origen, sexo, orientación sexual, discapacidad, etc.", matiza Toscano.

De hacerlo, están cometiendo un delito contra derechos fundamentales y libertades públicas recogidas en la Constitución española. "Podrían ser castigados a pena de prisión de 1 a 4 años y multa de 6 a 12 meses de acuerdo con lo estipulado en el artículo 510 del Código penal", añade Toscano.

El problema es que, a diferencia de la discriminación sufrida en la puerta de una discoteca o de cualquier local comercial, en este caso, hablamos de un problema invisible, difícil de demostrar. "En la puerta de una discoteca puedes ver cómo dejan entrar a otra persona y a ti no. Aquí es tan sencillo como decir que la vivienda está ocupada y hay un candidato que se adecúa mejor", lamenta Martínez Goytre.

"Es un fallo que surge como consecuencia de la falta de profesionalización del sector", comenta Antonio Carroza, presidente de Alquiler Seguro.

Hay diferentes vías por las que se puede denunciar esto, explican desde Provivienda. El problema aparece cuando esa discriminación es velada y difícil de demostrar. "En la mayoría de ocasiones no puedes probarlo. Si te llaman y te dicen que no y que han seleccionado a otro candidato, ¿cómo demuestras que es un caso de discriminación?", pregunta Martínez Goytre.

"No es habitual que en la descripción del anuncio aparezcan descripciones discriminatorias en cuanto a perfil que se requiere", confirman fuentes de Fotocasa. Desde el equipo de calidad del portal se encargan de retirar cualquier anuncio en el que se detecte algún tipo de discriminación, calificándolo como fraude.

Por otro lado, añade Gómez, "en muchos territorios es muy difícil conseguir una sanción. O no existe una normativa autonómica específica, o existe muy poca voluntad desde la administración pública para investigar casos de discriminación".


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