Vivir con un euro al día: después del alquiler, a los jóvenes les quedan 37 euros para aguantar el mes

Vivienda terraza piso

REUTERS/Nacho Doce

  • Después de pagar el alquiler y las facturas, a los jóvenes les quedan menos de 37 euros al mes para gastar en comida, ropa y ocio. Poco más de un euro al día.
  • Por primera vez en la historia, la edad media de emancipación en España supera los 30 años. Esto significa que los jóvenes solo se emancipan cuando dejan de ser jóvenes.

Imagina vivir con algo más de un euro al día. En tiempos de inflación, con todos los alimentos básicos subiendo de precio y los alquileres en máximos. Al cabo de cuatro días, podrías elegir entre pedirte una cerveza o echar dos litros de gasolina, y así con todo. Esa es la realidad que viven los jóvenes en 2023.

Alquilar un piso en España cuesta unos 912 euros de media, según datos de Idealista. "Para una persona sola joven esto es imposible", asegura Rubén Díaz, técnico de investigación del Consejo de la Juventud de España (CJE). 

Básicamente porque el salario medio apenas supera los 1.080 euros al mes. Según el Observatorio de Emancipación del CJE, el salario neto medio anual de una persona joven era de 13.079,19 euros en 2022. Esto, dividido entre 12 pagas, que es lo común en los sueldos bajos, daría 1.080,93 euros al mes.

"Si al sueldo le restamos los 912 euros del alquiler y los 141 euros de la factura media de suministros, esto nos da como resultado que, tras pagar el alquiler y los suministros, a esta persona joven le quedarían 36,92 euros al mes para gastar en comida, ropa, ocio y cualquier necesidad que tenga", calculan desde el CJE.

Es decir, poco más de un euro al día. Con este panorama, emanciparse es una utopía para la mayoría de jóvenes.

"La generación joven que tenemos ahora, que ha crecido entre dos crisis, es la que está menos emancipada desde que el Observatorio recoge datos", avisa Díaz.

Un grupo de jóvenes durante una sentada contra el encarecimiento de la vivienda en Barcelona

Los jóvenes solo se emancipan cuando dejan de ser jóvenes

Por primera vez en la historia, la edad media de emancipación en España supera los 30 años. Concretamente, en 2022 se situó en 30,3 años, según el Observatorio del CJE, que considera joven a aquellas personas de entre 16 y 29 años. En otras palabras: los jóvenes, mientras son jóvenes, no pueden emanciparse.

"Esto significa que los jóvenes no se emancipan; solo se emancipan cuando dejan de ser jóvenes", lamenta Díaz.

El drama habitacional que sufre este colectivo siempre ha estado ahí, pero el panorama cada vez pinta peor. En 2008, el 26% de los menores de 29 años podía independizarse. Ahora, 15 años después, sólo un 15,9% reside de manera independiente o, lo que es lo mismo: 8 de cada 10 siguen viviendo en el hogar familiar o comparten piso.

Mientras que para una persona joven sufragar el alquiler en solitario supone dedicar el 79,2% del sueldo, compartiendo piso esa cantidad se reduce hasta el 25%, según datos de Fotocasa. Dada la diferencia sustancial de esfuerzo económico que supone una y otra forma de emancipación, no es de extrañar que el 34,5% de los jóvenes emancipados lo hagan compartiendo piso con amigos o desconocidos

El golpe de gracia ha venido de la mano de la inflación y las subidas de tipos de interés. Si los jóvenes ya experimentaban dificultades para acceder a la vivienda, ahora sufren un estrangulamiento extra, y se han convertido en los grandes perdedores del endurecimiento de las condiciones hipotecarias, después de que los bancos hayan cerrado el grifo.

Joven vivienda alquiler piso cocina

El efecto cicatriz de las crisis

No ayuda el haber sufrido tres crisis: la financiera, el COVID-19 y la derivada de la guerra en Ucrania. Tres golpes, uno detrás de otro, en plena etapa formativa o en su entrada al mercado laboral. 

Cada vez que hay una crisis, el mercado laboral se lleva un golpe del que luego tarda en levantarse. Y llevamos 3 crisis en poco más de una década. "Ya tenemos generaciones con 2 crisis a sus espaldas, y ahora podría llegar la tercera", cuenta Marcel Jansen, profesor titular de Economía en la Universidad Autónoma de Madrid e investigador asociado en Fedea.

Jansen explica cómo entonces se produce un efecto cicatriz: "cuando entras en un mercado laboral en crisis tienes peores condiciones laborales, pero las cohortes que entran después siguen entrando en peores condiciones. Esto lleva a un proceso de continuo deterioro de la situación para los jóvenes".

La realidad es que los jóvenes lo tienen crudo para entrar en la rueda del trabajo. La tasa de paro joven se sitúa en el 27,4%, la más alta de la OCDE, y a años luz del 12,5% de la media nacional.

Ilustración de una multitud de personas

Y, cuando lo consiguen, es en condiciones precarias: "la recuperación de puestos de trabajo en 2021 se cimentó en la precariedad laboral de la juventud, denotando que el crecimiento económico pospandémico proseguía la senda de fragilidad de la anterior crisis económica", explican desde el CJE. 

La precariedad laboral, en contraste con un mercado inmobiliario al rojo vivo hacen que tanto comprar como alquilar sea misión imposible para muchos. Ni siquiera un contrato de trabajo garantiza que los jóvenes puedan pagar un alquiler

Es el caso de Irene. A sus 25 años, trabaja a jornada parcial como teleoperadora, por lo que su salario apenas pasa de los 800 euros. En esas condiciones, no le queda más remedio que seguir viviendo con su familia en Madrid.

"Con el sueldo que tengo, no me puedo emancipar. Podría plantearme compartir piso, pero si le sumas la compra y las facturas, que no dejan de subir... No podría pagar el alquiler", cuenta a Business Insider España

Y mucho menos comprar una vivienda: según cálculos del CJE, para comprarse un piso de 175.000 euros, un joven tendría que dedicar íntegro su salario durante 13 años.

El resultado es que los problemas de asequibilidad de la vivienda están convirtiendo en pobres a muchos hogares con rentas medias. Según cálculos de Provivienda, más de 250.000 hogares con ingresos medios caen en situación de pobreza después del pago de su vivienda.

"La vivienda es un factor fundamental de empobrecimiento de la población. Los problemas de asequibilidad de la vivienda están convirtiendo en pobres a muchos hogares con rentas medias. Uno de cada 3 hogares de ingresos medios que vive de alquiler cae en una situación de sobreesfuerzo económico por el pago de la vivienda", explica Elena Martínez, Responsable de Investigación y Evaluación de Provivienda.

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