Colvin, una de las startups españolas candidatas a unicornio, capta 6 millones de euros mientras busca nuevo CEO

Hace apenas un par de años, Andrea di Camillo, fundador del fondo de capital riesgo italiano Venture Capital P101, se mostraba en Business Insider España especialmente satisfecho por las opciones que ofrecía entonces el ecosistema emprendedor español.

"El ecosistema español es muy atractivo para los inversores extranjeros porque cuenta con excelentes centros de innovación en los que las startups pueden crecer. Por ejemplo, Madrid y Barcelona se sitúan sistemáticamente a la cabeza de las listas de centros europeos de startups", dijo entonces el inversor.

Aunque el debate lo ocupaba entonces la incertidumbre sobrevenida por el coronavirus, lo cierto es que corrían otros tiempos.

Con los tipos de interés por los suelos desde hacía años y el ahorro embalsado de 2020, es decir, todos esos millones de euros que estaba previsto invertir en el año de la pandemia que finalmente se habían quedado en el bolsillo, el dinero corría de mano en mano entre inversores y emprendedores a pesar de que en muchos casos los billetes no recorrieran con la misma facilidad el camino inverso.

Vamos, que los inversores ponían la financiación y los fundadores de empresas la quemaban. Lo que estaba de moda era crecer, ya llegaría el momento de ajustar números.

Sin ir más lejos, a través de 3 fondos distintos, Venture Capital P101 invirtió 200 millones de euros en más de 40 empresas tecnológicas. 

Entre estas estaba Colvin, una startup catalana que levantó en 2021 una ronda de 45 millones de euros con una idea aparentemente sencilla, pero exitosa: simplificar el complejo negocio de la compraventa de flores, siempre de moda, pues en la cultura occidental nunca faltan un Día de San Valentín o un Día de todos los santos que impulsen el negocio. 

Para ello, eliminarían muchos intermediarios y digitalizarían su proceder. Venderían a clientes y a empresas, es decir, serían lo que se conoce como un negocio B2B (Business to Business) y un B2C (Business to Client) a la vez. Hubo quien los situó entre las mejores empresas en España.

Hoy, sin embargo, Colvin vive las consecuencias de un contexto macroeconómico difícil. Tras presentar pérdidas por valor más de 12 millones de euros en sus cuentas de resultados de 2021, la empresa se ha visto obligada a levantar entre sus propios inversores una ronda de financiación de 6 millones de euros, tal y como ha anunciado en una nota este miércoles.

Sumados a los 10 millones levantados en 2022, Colvin espera ahora que este dinero sirva para empezar a enderezar el rumbo.

El camino escogido en esta ronda han sido las notas convertibles, un mecanismo de financiación que se suele reservar a las startups que están empezando y carecen de liquidez pero que también tiene dificultades levantar dinero de inversores.

En esta ocasión, estas han servido a Colvin para sortear una situación en la que el grifo inversor permanece cerrado.

Mediante estas notas convertibles, los fondos prestan de manera inmediata un dinero a la empresa en cuestión, que adquiere con ellas el compromiso de convertir esas cantidades en un porcentaje de la empresa acorde a la valoración futura de la misma. 

La de Colvin ha contado con 13 inversores y ha sido liderada por Eurazeo, algo que ha sido interpretado en la empresa como una muestra de confianza.

La empresa ha reconocido además que está buscando nuevo CEO. Andrés Cester y Sergi Bastardas, que hasta ahora compartían este puesto, pasarán a ocupar roles no ejecutivos.

"Sergi y yo somos emprendedores, nos gusta crecer, crear e innovar. Eso es lo que hemos hecho. La compañía ha madurado y ha llegado a la edad adulta. Fuera hay gente muy capaz de hacer crecer empresas de manera rentable. Pensamos que tiene sentido que llegue alguien con este perfil, aunque es un proceso en el que no tenemos ninguna prisa", ha contado Cester a Business Insider España.

Este ha revelado además que la hoja de ruta de la empresa es alcanzar el punto de equilibrio en 2023 para a partir de 2024 empezar a crecer desde su propio músculo financiero.

Para ello, desde finales de 2022 Colvin inició un cambio estratégico hacia un modelo centrado en fortalecer su negocio B2C en busca de la tan ansiada rentabilidad.

Por ahora, esto les ha permitido en el último año duplicar el margen de contribución unitario, es decir, la diferencia entre el precio por unidad y el coste variable, y reducir la estructura de costes fijos en todos los mercados. Son solo los primeros pasos en el camino que conduce a escapar de los números rojos.

Unas cuentas con reservas

Pero este no será sencillo de recorrer. Colvin es la enésima víctima del repentino cambio de paradigma que vive estos días el ecosistema emprendedor. 

De cifrar el futuro de toda empresa en su capacidad para expandirse se ha pasado, casi de la noche a la mañana, a juzgar su supervivencia en base a su capacidad de generar negocio y mantener las cuentas saneadas. El giro ha pillado a muchas con el pie cambiado.

"Han sido unos meses duros. Ha cambiado mucho el panorama porque se ha vuelto muy difícil financiarse para cubrir las pérdidas de las empresas que se encuentran en fase de expansión.", relata Cester. La subida de los tipos de interés y la inestabilidad macroeconómica lo tiñe todo de gris.

En el caso de Colvin, además, la gran demanda online del 2021 ha dado paso a un momento en el que la gente vuelve a preferir comprar en la calle. "Hemos tenido que cambiar muy rápido. No ha sido fácil, pero estamos orgullosos de lo que estamos haciendo", relata el todavía coCEO de Colvin.

La memoria que contiene las cuentas consolidadas de Colvin (identificada en el Registro Mercantil de Valencia como Blooming Experience S.L) de 2021, a las que ha tenido acceso Business Insider España, reflejan bien este momento extraño.

Si en 2020 Colvin cifró el importe neto de la cifra de negocio, es decir, las ventas del producto, en casi 13,4 millones de euros, en 2021 esta cifra se vio incrementada hasta los 17,4 millones de euros. 

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No fueron, desde luego, los 30 millones de euros que Colvin preveía facturar ese año, tal y como recogieron en su día medios como La Vanguardia, pero sí es un crecimiento lo suficientemente interesante como para mirar al futuro con buenas perspectivas.

No obstante, este aumento de las ventas llegó de la mano de un importante esfuerzo inversor en marketing y tecnología para convertir a Colvin en la empresa de venta de flores para empresas y particulares que quiere ser.

Como resultado, la empresa cerró 2021 con un resultado consolidado de pérdidas por valor de más de 12 millones de euros, el triple que los 4 millones de pérdidas totalizados en 2020. 

Pero la cifra tiene truco, al menos a ojos de Deloitte, la consultora encargada de auditar las cuentas de la empresa. Esta emitió un informe favorable pero con salvedades, lo que quiere decir que tenía algunas cosas que decir sobre cómo Colvin contabilizó ciertos activos.

Según Deloitte, Colvin mantiene en sus cuentas de 2020 y 2021 activos por impuesto diferido registrados por importe de 8,2 y 3,7 millones de euros, respectivamente. Es decir, la empresa cuenta entre sus activos un dinero que espera recuperar.

No obstante, recuerda Deloitte, los créditos solo pueden figurar entre los activos cuando haya evidencia de que se pueden recuperar, es decir, cuando ese sea un escenario más que probable. Dado que, para Deloitte, no es el caso, la empresa no debería contar con este dinero. 

"En consecuencia, el epígrafe Activos por impuesto diferido debería reducirse a 31 de diciembre de 2021 y 2020 en 8.214 y 3.763 miles de euros, respectivamente, los resultados de los ejercicios 2021 y 2020 deberían reducirse en 4.185 y 1.479 miles de euros, respectivamente", aconseja la big four. En resumen, para ella, Colvin no perdió 12 millones en 2021, sino 16.