Dejó los estudios a los 17 años y levantó desde cero un unicornio con el que se hizo millonario en 5 años: la increíble historia de Taso du Val

Taso Du Val, CEO de Toptal, participando en uno de los paneles de South Summit 2023
Taso Du Val, CEO de Toptal, participando en uno de los paneles de South Summit 2023
  • Toptal cuenta con la mayor plantilla totalmente remota del mundo y es reconocida como una de las principales empresas en la contratación de trabajo deslocalizado: una red global del mejor talento que opera en más de 140 países.
  • “Me resulta difícil calificar cualquiera de mis experiencias como fracaso, y no es porque intente decir que no he fracasado o alejar el fracaso de mí, simplemente no percibo la vida así”, explica Du Val en una entrevista con Business Insider España.

Empezó de cero. En solo 5 años consiguió ser uno de los jóvenes millonarios más prometedores de Estados Unidos. Ahora, Taso Du Val dirige uno de los grandes unicornios de Silicon Valley: Toptal.

La compañía, fundada en 2010, cuenta con la mayor plantilla totalmente remota del mundo y es reconocida como una de las principales empresas en la contratación de trabajo deslocalizado, una red global del talento que opera en más de 140 países.

En 2015, Du Val fue destacado por la revista Forbes en su lista de 30 principales empresarios menores de 30 —en la categoría de emprendedores tecnológicos—. Ese mismo año, la startup fue ganadora del Deloitte's Technology Fast 500 Award como compañía de más rápido crecimiento en el mercado de talentos de Estados Unidos.

¿Cómo lo hizo y cuál fue su trayectoria hacia el éxito? Business Insider España ha entrevistado al CEO de Toptal para descubrir todos los detalles de su increíble historia.  

"Un puente para que el talento pueda acceder a grandes oportunidades"

Dejé los estudios con 17 años, en mi último curso de bachillerato”, comienza.

Según confiesa, dejó de ir al instituto, pero acabó consiguiendo el título. "No sé para qué, supongo que para poder decir que lo tenía", aclara encogiéndose de hombros. 

Du Val no creció en una familia acomodada, así que tuvo que ponerse a trabajar. Y se decantó por una de sus grandes pasiones: la música. "Quise entrar en la industria musical, fui productor o intenté serlo. No funcionó, acabé interesándome por otros negocios y montando una pequeña empresa". 

“Fui dando tumbos, tratando de averiguar qué iba a hacer con mi vida, tuve muchos trabajos diferentes. Sabía que quería crear una especie de empresa, pero mis ideas iniciales no tenían nada que ver con Toptal”. De hecho, afirma que “eran cosas mucho más interesantes" —se ríe— "aunque no prosperaron”.

Toptal llegó más de ocho años después de que dejara la escuela secundaria. Una buena brecha temporal en la que asegura que hizo “de todo" para poder mantenerse y generar ingresos: se interesó por el software, trabajó en algunas empresas de internet y luego poco a poco acabó en el sector de los recursos humanos

La idea génesis de Toptal empezó a rondar su cabeza hace ahora 13 años: "Hay un montón de gente con mucho talento repartida por el mundo, y esas personas con talento no tienen acceso a las grandes oportunidades de trabajo, que se pueden encontrar en Silicon Valley o Nueva York, y que, por supuesto, pueden llevarse a cabo a distancia".

“Decidí crear un puente, para asegurarme de que los talentos, independientemente de dónde se encuentren, puedan acceder a las oportunidades que ofrecen las grandes empresas”, explica Du Val. 

"El fracaso no es el resultado directo del éxito"

El fracaso es un tema casi tabú en España, pero en Estados Unidos los emprendedores lo llevan por bandera. Así que ante un emprendedor que estuvo 8 años probando y probando hasta fundar la empresa que hoy dirige la pregunta es obligada. “Me resulta difícil calificar cualquiera de mis experiencias como fracaso, y no es porque intente decir que no he fracasado o alejar el fracaso de mí, simplemente no percibo la vida así”, responde Du Val.

El emprendedor subraya que cuando tienes éxito, tienes algún tipo de medida, normalmente económica, para constatarlo. Pero cuando fracasas, solo la nada: "Es difícil probar lo que no existe”.

Sin embargo, insiste también en que no todo el mundo entiende lo mismo por fracaso: "Mucha concentración, esfuerzo y energía puestos en ideas específicas que no se convirtieron en éxitos, pero terminaron enseñándome mucho y acabaron permitiéndome entender cómo hacer ciertas cosas en los negocios". 

"El éxito y el fracaso no están ligados. Lo que sí tiene una correlación directa es las veces que lo intentas", añade Du Val. “Supongo que yo fracasé muchas veces porque lo intenté muchas veces”.

Para él, cuanto más lo intentes, más éxito tendrás, pero también más fracasarás. Es inexorable: “El fracaso no es resultado directo del éxito y no creo que necesites fracasar para tener éxito, especialmente ahora”. 

Aprender a emprender con YouTube 

“No me hagas spoilers”, es lo primero que responde Taso Du Val al preguntarle por la famosa serie Succession. “Me falta la última temporada”. —Iba bien avisada, no iba a ser yo quien le destripara la serie—. “No creo que ningún emprendedor pueda realmente aprender algo viéndola”, continúa.

Du Val confiesa que la famosa joya de HBO es mucho más útil para jóvenes multimillonarios nacidos en familias pudientes que para cualquier emprendedor. Y en tono jocoso afirma: “No creo que esos niños estén dispuestos a aprender, en términos generales". 

Le pregunto entonces cuál es la mejor serie para aprender a emprender, se ríe y responde: “Youtube”. 

“Creo que se puede aprender mucho de YouTube. Por ejemplo, yo aprendí contabilidad en YouTube, y eso suena ridículo. Ya sabes, es casi como si tuvieras que aprender algo para hacer contabilidad”, apunta.

“Puedes aprender por ti mismo y a tu ritmo. Se pueden hacer cosas malas, pero también adquirir habilidades esenciales sobre ingeniería de sonido o producción musical, conocimientos para vender tu empresa o comprarla, todo está ahí”.

Retener el talento, ¿es posible en España?

El modelo que Du Val propone con Toptal se basa en que las empresas puedan acceder a un mercado global de talento de primera clase, sin las restricciones de las "arcaicas” formas de contratación.  

Para ello, es imprescindible el trabajo remoto. Parte de su discurso gira en torno a que en Silicon Valley se reclama mucho talento, muy cualificado, y que con plataformas como Toptal pueden encontrarlo —más barato— en cualquier parte del mundo.

Esta fórmula obliga a las empresas españolas a competir globalmente, y lo hacen ofreciendo salarios mucho inferiores a los que se pueden encontrar en Estados Unidos o en Alemania, por ejemplo. No obstante, Du Val defiende que "para un español, trabajar en remoto es una gran manera de reforzar sus ingresos personales y asegurarse un buen trabajo". 

El emprendedor recalca que "el trabajo te está pagando en función del valor que estás creando, y no por la ubicación desde donde lo desarrollas”. Insiste en que se debe crear un equilibrio entre la calidad del trabajo de la persona y su ubicación. Aunque en remoto, "la balanza se inclina más hacia el lado de la calidad que hacia el lado de la localización". 

“Eso no significa que vayas a ganar 300.000 dólares al año como un ingeniero de software de Silicon Valley. Pero lo que sí significa es que tampoco vas a ganar 50.000 dólares al año como un ingeniero de software español".

Añade que si trabajas a distancia, estarás más cerca del extremo de Silicon Valley, porque las empresas tienen el presupuesto y el capital para pagar más.

¿Y no perjudica esto a las empresas españolas?–pregunto–.  “No necesariamente”, –responde–. 

“Si viven en España y trabajan a distancia para empresas de América, entonces España se beneficia de ello. Ese es el enfoque en el que España y sus políticas, como país, debería centrarse”. 

La reflexión de Du Val se centra en que la "próxima economía tendrá nuevas reglas”, y es que en 2030 habrá un déficit de 30 millones de personas para cubrir las vacantes de empleo en todo el mundo: "Las viejas formas de trabajar no pueden satisfacer las demandas del futuro”, reitera.

Además, antes de terminar la entrevista, el emprendedor deja otra cosa clara: los trabajadores con más talento nunca volverán a la oficina. 

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