El juego de malabares detrás del cierre de El Corte Inglés de Méndez Álvaro: ahorrar costes o perder el rol de ser uno de los mayores empleadores de España

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  • El Corte Inglés cierra las puertas de su centro comercial de Méndez Álvaro, lo que afecta a más de 600 personas.
  • El movimiento, que se amplía al resto de la Comunidad de Madrid, tiene mar de fondo: es la prueba evidente de un juego de malabares imposible, entre salvar costes y perder su rol del mayor empleador del país. 

En su intento de recuperar el rumbo, El Corte Inglés sigue tratando de aligerar su mastodóntica estructura. Ese afán, sin embargo, amenaza con transformar una realidad inmutable durante décadas en su seno: dejar de ser uno de los mayores empleadores de todo el país.

El zarpazo de la pandemia desató una tormenta perfecta en el grupo que se vio obligado a una transformación sin precedentes tras el primer resultado negativo de su historia y un ERE inédito en sus más de 100 años de vida. La luz verde en verano de 2021 a un plan estratégico hasta 2026 —que puso en el horizonte la estabilidad financiera— vino aparejado de otra realidad algo más dolorosa: el ocaso comercial.

La identidad de El Corte Inglés siempre ha estado vinculada a sus icónicos centros comerciales. Al cierre de 2022, según revela su última memoria disponible, la compañía disponía de 74 grandes establecimientos en España, lo que ya representaba una reducción significativa con años anteriores: un 6% menos que en 2021 y un retroceso del 16% respecto al 2019, justo antes de la pandemia.

Cada cierre ha obligado a una reformulación de su plantilla. El último ajuste se produjo la semana pasada tras el acuerdo alcanzado entre sus principales sindicatos en torno al artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores para modificar las condiciones laborales de una parte significativa de su plantilla en la Comunidad de Madrid.

Este ajuste laboral, aunque crítico, refleja la complejidad de adaptarse a un mercado en constante evolución sin perder la esencia que ha definido al grupo. La controversia surge en los márgenes: en cómo se implementarán estas medidas y el impacto que tendrá en su fuerza laboral, especialmente en una comunidad tan crucial como Madrid, donde la compañía juega un papel clave en el empleo.

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El cierre de su centro de Méndez Álvaro, el germen de todo

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A mediados de enero, el grupo comunicó el cierre de su centro comercial de Méndez Álvaro, al sur de la capital. El cese de la actividad se producirá el próximo 29 de febrero, al término del periodo de rebajas y el año fiscal 2023-2024.

Pese a una aparente premura, el destino del centro se conocía desde hace tiempo. Una sentencia de 2019 ordenó su demolición parcial por exceso de edificabilidad. De hecho, sus establecimientos madrileños en la calle Serrano y de Campo de las Naciones se encuentran en idéntica situación. 

Inaugurado en 1992 y con más de 11.800 metros cuadrados, el centro de Méndez Álvaro podría haber seguido funcionando parcialmente, pero tras varios recursos fallidos, El Corte Inglés parece haber optado por su cierre total debido a su baja rentabilidad, según ha publicado El Confidencial. Antes, la compañía hizo lo propio con sus enclaves de Parquesur y de La Vaguada.

Su plantilla, que se cifra en cerca de 700 trabajadores, conocerá esta semana el centro donde será reubicado. De producirse una desvinculación laboral, la indemnización será de 20 días por año trabajado, el mínimo legal. 

Es el resultado de una negociación que pasó a llevarse a cabo desde la representación sindical del comité de Intercentros, es decir, por los sindicatos mayoritarios de la empresa a nivel estatal —Fetico, Valorian, CCOO y UGT—.

El cambio de condiciones puede aplicarse a otros centros de Madrid

Pero en las bases de esta negociación había mar de fondo porque la modificación de las condiciones de trabajo de la plantilla de Méndez Álvaro pasaba a ser de aplicación a la Comunidad de Madrid. 

Así lo confirmaban todos los sindicatos en sus boletines internos, donde no escondían que se trataba de un artículo 41 para todo el parque comercial de la comunidad. En el comunicado, además, se precisaba una serie de garantías, entre las que destaca la delimitación a 659 el número de personas afectadas por la medida. 

"Valoramos positivamente este acuerdo que logra asegurar para la plantilla de centros comerciales de Madrid, especialmente la afectada por el cese de actividad, el mantenimiento del empleo con garantías", señalaban.

No obstante, ninguno de los sindicatos firmantes precisa qué otros centros de la capital serán afectados o se podrán acoger al plan. Una falta de información que ya ha denunciado la CGT: "Desconocemos la afectación y la motivación para ampliarse al resto de Madrid". 

El peso que tiene la comunidad en el grupo no es menor. Según datos internos a los que ha tenido acceso Business Insider, el número de sus trabajadores en centros comerciales supera los 22.000, un 28% del total de su plantilla a nivel nacional.

Desde la CGT señalan el "oscurantismo" sobre este punto e insisten en que la modificación debería "ajustarse" al centro afectado, en lugar de ampliarse a otros puntos en los que (por ahora) no sobrevuela ningún plan de cierre.

¿Por qué un empleado se acogería a una modificación sustancial de sus condiciones laborales si su centro no tiene decretado un cierre? "Muchos tienen ganas de irse, aunque parezca extraño. La gente está machacada", responde Melissa Caycho, trabajadora de El Corte Inglés y secretaria estatal de la sección por la CGT en el grupo.

Una plantilla cada vez más reducida, insiste, trae consigo unas condiciones laborales más mermadas para el resto: "Hay departamentos sin cobertura y ante ello, hay trabajadores que llegan a ocupar hasta 3 puestos diferentes a lo largo de su jornada, lo que implica una pérdida de comisiones al no estar formados en esa categoría de producto", denuncia.

16.000 empleados menos en una década

El camino a seguir por parte del grupo, señalan desde el sindicato, está claro: "Se busca una salida para los trabajadores a bajo coste. No es nada nuevo". 

De hecho, más allá de Madrid, la imagen laboral del grupo revela que, en España (su principal mercado), el grupo ha perdido más de 16.400 puestos de trabajo en tan solo 10 años hasta cerrar su ejercicio 2022 con unos 75.300 empleados. 

Lejos quedan, por tanto, los tiempos en los que 1 de cada 10 asalariados en España dependían de El Corte Inglés al contabilizar los trabajadores directos del grupo y también los de sus proveedores españoles, llegando hasta los 1,5 millones de personas al cierre de 2011.

Durante esta última década se han sucedido los movimientos para aligerar su estructura. Destaca la venta de su división informática —con más de 2.000 empleados— en 2019 o el plan de bajas voluntarias de 2016, al que se acogieron más de 1.300 empleados mayores de 58 años.

Su plantilla experimentó un descenso del 10% entre 2019 y 2020 a pesar de que no sería hasta 2021 cuando el grupo asumiría su primer y único ERE, que se saldó con la salida del 3,7% de su plantilla (3.000 personas). 

Pese al evidente declive en términos de capital humano, un nuevo plan de ajuste de gran calado no es tan fácil de plantear ahora mismo: "No pueden justificar el despido de gente y tener beneficios millonarios", reclaman desde la CGT, presentes en el Comité de Empresa de El Corte Inglés desde finales de 2022.

La compañía cerró su ejercicio 2022 —finalizado el pasado 28 de febrero— con un beneficio de 870 millones de euros, en lo que supuso "la mayor cifra lograda hasta el momento" , tras disparar más de un 22% sus ventas, hasta los 15.327 millones de euros. 

Números superan, de hecho, las cifras prepandemia, pero conviven en permanente fricción con otra realidad: los más de 1.800 millones de euros anuales de coste de personal. 

El juego de malabares para el gigante de la distribución es cada vez más evidente, obligado cada año a elegir entre aligerar su estructura para seguir reduciendo costes y maximizar beneficios o abandonar para siempre su histórico papel como el gran motor laboral del país.

Su supervivencia está en juego. Y el destino de miles de trabajadores, también.

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