Me he alojado en un hotel de cinco estrellas por primera vez en mi vida: esto es lo que más me sorprendió

Durante mi primera noche en Le Royal Monceau-Raffles Paris en junio, noté que había algo raro. La gran silla en la esquina había sido ligeramente cambiada de posición, las cortinas estaban corridas, y la cama parecía más ordenada de lo que la había dejado ese mismo día.

Después de años de viajar con un presupuesto limitado, principalmente reservando alojamientos baratos en Airbnb, albergues u hoteles, no tenía ni idea de lo que significaban esos pequeños retoques en mi habitación. El servicio de limpieza pasó a limpiar la habitación esa tarde, así que me sorprendió ver más cambios, que aparecieron por arte de magia antes de que volviera de cenar en el restaurante del hotel.

El hotel, al que llamaría hogar durante los próximos días mientras exploraba París, era el lugar más lujoso en el que me había alojado nunca. Había llegado temprano esa mañana en el vuelo inaugural de JetBlue de Nueva York a París, así que tenía jet lag, estaba agotada y no tenía energía para cuestionar los cambios en mi habitación. 

Arrastrándome hasta la cama, llegué a la delirante conclusión de que alguien se había colado en mi habitación para fastidiarme. Me prometí que si volvía a ocurrir, me pasaría por recepción para avisarles de que el cortés intruso me estaba gastando alguna broma extraña.

Cuando me desperté a la mañana siguiente, descansada y capaz de pensar de forma crítica, me di cuenta de que los cambios en mi habitación no eran la extraña idea de alguien para gastarme una broma. Por el contrario, formaban parte de algo sobre lo que solo había leído en revistas u oído hablar en películas: el servicio de cobertura.

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Este servicio –que Architectural Digest llama "el sello distintivo de un hotel de lujo"– es una especie de servicio de limpieza que prepara la habitación de un huésped para la hora de acostarse. El personal atenúa las luces, rehace la cama si se ha usado, corre las cortinas y cosas por el estilo. Normalmente, colocan un caramelo de menta o chocolate en las almohadas de los huéspedes, aunque yo no encontré ningún dulce a la hora de dormir.

En retrospectiva, era obvio que Le Royal Monceau-Raffles Paris tendría servicio de cobertura. El hotel ha sido designado "Palace", una clasificación que solo se concede a los hoteles más excepcionales de Francia. En Francia no hay más que 31 de ellos. El hotel atiende con frecuencia a las estrellas, y cuenta con Cardi B y Maude Apatow –y conmigo, obviamente– como huéspedes recientes. 

Después de averiguar qué pasaba con mi habitación cada noche, me sentí más cómoda a la hora de irme a la cama. Aunque creo que el servicio de cobertura es un lujo del que podría prescindir en futuros viajes, fue una ventaja inesperada que experimenté durante mi primera estancia en un palacio parisino.