Nueva York prohíbe acceder a ChatGPT a sus alumnos en plena polémica sobre los futuros usos de la IA

Niño escribiendo

Getty Images

  • Nueva York ha prohibido a sus alumnos el acceso a ChatGPT, una IA capaz de generar textos sorprendentemente bien escritos.
  • La medida llega en mitad de la polémica que ha surgido en las últimas semanas sobre la IA y sus potenciales usos en el ámbito educativo.

Ha sido el tema de las Navidades y amenaza con serlo del año próximo. La sorprendente explosión de la IA y sus infinitas posibilidades y aplicaciones ha pillado a muchos con el pie cambiado. 

Es el caso de la comunidad educativa, que de repente se ha encontrado con procesadores de texto capaces, con tan solo un par de simples consignas, de escribir textos más pulidos que lo que son capaces de producir muchos de sus alumnos, que se encuentran en pleno proceso de aprendizaje. 

Ante esta situación, entre los docentes, los padres y los propios alumnos han surgido encendidos debates que se pueden resumir en una sola pregunta: ¿qué hacer con estas herramientas?

De esta pregunta nacen otras muchas.

Sus partidarios se preguntan hasta qué punto es trampa que un alumno utilice algo que está a alcance de cualquier adulto y que, desde luego, estará también a su alcance, de forma seguramente mucho más sofisticada, una vez abandone la escuela.

Los detractores, por otra parte, aducen que permitir a los jóvenes usar estas herramientas es una manera de cercenar el derecho de los alumnos de aprender a expresarse por escrito.

Más prácticos, hay quienes plantean si no supone, por otra parte, la prohibición de estos procesadores una manera de poner puertas al mar. 

Ilustración de inteligencia artificial

Mientras expertos pedagogos, educadores, padres y alumnos se ponen de acuerdo, la ciudad de Nueva York, en EEUU, ha tomado una decisión drástica: prohibirlos. En todos los centros, bajo cualquier circunstancia.

Al menos, así lo ha revelado el medio local Chalkbeat, que la semana pasada se hacía eco de una restricción que está dando ya la vuelta al mundo y que puede marcar el paso de lo que suceda a partir de ahora en el resto de países.

En concreto, cuenta este medio, los estudiantes y profesores de la ciudad de Nueva York ya no podrán acceder a ChatGPT, el nuevo chatbot que está sorprendiendo a propios y extraños, en dispositivos escolares ni en las redes de Internet internas de los propios centros.

Los alumnos, por tanto, seguirán pudiendo acceder a ChatGPT desde casa. 

Pero la medida deja además otra puerta abierta: según un portavoz del Departamento de Educación de EEUU, los centros escolares que deseen estudiar la tecnología del chatbot y quieran explorar qué posibilidades de integración de esta herramienta puede haber en los actuales currículos escolares pueden solicitar acceso al sitio web.

El programa, creado por la organización OpenAI, utiliza el aprendizaje automático para dar respuestas personalizadas a preguntas concretas. Es capaz de extraer y recopilar datos históricos, escribir en estilos específicos y presentar argumentos lógicos convincentes. 

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Todo ello con una gramática cada vez más pulida, uno de los grandes caballos de batalla de los adolescentes de todo el mundo. 

De cuando en cuando, sin embargo, el programa también conduce a razonamientos erróneos y puede llegar incluso a añadir lenguaje ofensivo bajo determinadas premisas. Los expertos esperan, no obstante, que con los años estos errores sean cada vez más infrecuentes.

ChatGPT, un escritor todavía limitado

En España, aunque no han faltado artículos glosando las bondades de ChatGPT, todavía no ha cundido el pánico. Y no lo ha hecho porque algunos docentes expertos en tecnología han salido ya a la palestra para dar al problema su real dimensión.

Uno de ellos ha sido Xavier Varona, profesor de la Universitat de Illes Balears que imparte la asignatura de Inteligencia Artificial en el grado de Ingeniería Informática. 

En declaraciones recogidas por el Diario de Mallorca, Varona ha detallado que, aunque esta chat va un poco más allá de Google, en realidad no ofrece algo que sea radicalmente distinto: "No razona, copia lo que más veces se ha repetido".

Por otra parte, tampoco le preocupa a este experto todo lo que tiene que ver con eventuales problemas de plagio o prácticas deshonestas por parte de los alumnos.

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"Hay varias formas de verificar si una redacción es de un humano o de un robot. Una es comparar la redacción con las publicaciones anteriores del autor. También se puede evaluar la redacción en función de la estructura y la coherencia del contenido. Finalmente, se puede realizar una prueba de lenguaje para determinar si el contenido está escrito en un estilo humano o robot", añade.

"No está entrenado para dar datos ciertos ni para decir la verdad, sino para mantener una conversación fluida y creíble. Por eso, si le haces trampa, se le ve con facilidad el cartón", comenta en El Confidencial Julio Gonzalo, catedrático de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y especialista en inteligencia artificial. 

"Es tan sofisticado en algunas de sus respuestas que está creando un espejismo de comportamiento racional e incluso algunos investigadores se están viniendo arriba", considera Gonzalo. "El avance es espectacular, pero no disruptivo. No se han cambiado las bases de este tipo de sistemas desde 2018".

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