Esto es lo que pasa si no pagas una multa de tráfico de la DGT

Si recibes una multa de tráfico y decides no pagarla, hay varias cosas que te pueden pasar en un futuro. 

Si la DGT ya es estricta con los comportamientos en carretera, con multas que pueden llegar hasta los 500 euros y que te pueden caer por motivos como exceso de velocidad, conducta temeraria al volante o incluso si tienes el carnet de conducir caducado, imagina lo que puede pasar si no pagas una multa.

Por suerte, los trámites para hacer el pago son más sencillos que nunca y es posible pagarla por internet de manera muy sencilla y en unas semanas podrás hacerlo a través de la app miDGT disponible tanto para Android como iOS. 

Eso sí, si no te llega a casa la multa estarás a salvo de cualquier sanción por parte de la DGT, ya que es necesaria una notificación, pero si ya te ha llegado y no cumples los plazos estipulados, puede ser más grave de lo que te imaginas. 

Lo primero y más importante es que si pagas en los primeros 20 días, tendrás una reducción de la sanción del 50% —aunque lo hacen principalmente para evitar que los infractores recurran la multa—. Una vez termine ese plazo, tendrás que pagar la cuantía completa en los próximos 45 días. 

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Si se te pasa el tiempo, es cuando empezarás a ver las consecuencias directas. El organismo que se encargará de que cumplas con tu obligación dejará de ser la DGT y será la Agencia Tributaria la que tome el testigo. 

En primera instancia, recibirás una notificación en la que se te avisará de que la multa subirá un 10% y tendrás un nuevo plazo para abonar la cuantía correspondiente. 

Si te lo vuelves a saltar, te llegará a casa un segundo aviso en el que se te informará de un nuevo aumento en la multa, concretamente del 20%, así como otro tiempo extra para cumplir con la obligación. 

Ahora bien, a partir de aquí, las consecuencias de no pagar una multa de tráfico de la DGT se agravan bastante, ya que recibirás una notificación de diligencia de embargo que puede afectar a tu cuenta bancaria, créditos y títulos que pueden ser convertidos en dinero como acciones de una empresa que cotiza en banca, tu sueldo y en última instancia tu propia hipoteca.