Los pasaportes de inmunidad no son la mejor solución para reactivar el turismo, según los expertos

azafata con mascarilla
Reuters
  • Los pasaportes de inmunidad podrían no ser la solución para la reactivación del sector turístico, dada la poca fiabilidad de las pruebas de anticuerpos.
  • La FDA afirma que una sola prueba de anticuerpos de COVID-19 puede ser insuficiente y que habría que realizarse al menos dos para aumentar la precisión de los resultados.
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Cintillo especial Coronavirus

Una de las primeras opciones que se barajó para reanudar el turismo fueron los llamados 'pasaportes de inmunidad', pero la idea duró poco ya que aunque en un principio parecía una buena solución, ahora los expertos se muestran reticentes al uso de los mismos.

Entre las razones en contra de estos pasaportes está que la prueba de anticuerpos es bastante inexacta.

Por ejemplo, la aerolínea Emirates hizo pruebas de anticuerpos a un pequeño grupo de pasajeros el pasado marzo y descubrió que las tasas de precisión rondaban el 30%. 

Además, un informe de más de 50 científicos del que informa CNBC reveló que de las 14 pruebas de anticuerpos que había en el mercado, solo 3 proporcionaron resultados fiables.

La Foundation for Innovative New Diagnostics (FIND), una organización mundial de diagnóstico sin ánimo de lucro, estima que hasta la fecha se han comercializado más de 250 pruebas de anticuerpos, con más de 30 actualmente en desarrollo.

Debido a la poca fiabilidad de dichas pruebas, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), anunció a principios de mayo que los fabricantes de pruebas de anticuerpos tenían 10 días para proporcionar resultados precisos o retirar sus productos del mercado. Finalmente, la FDA eliminó 31 pruebas de anticuerpos.

Además, la FDA afirma que una sola prueba de anticuerpos de COVID-19 puede ser insuficiente y que habría que realizarse al menos dos para aumentar la precisión de los resultados.

El riesgo de un falso positivo podría ser muy peligroso, según los autores de un artículo de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins.

Y no solo eso, en caso de que se solucione el problema de la precisión de las pruebas, la presencia de anticuerpos todavía no significa mucho.

Los anticuerpos de algunas enfermedades como la varicela aportan inmunidad durante décadas, en cambio, debido a la capacidad de mutación de los coronavirus, no ocurre lo mismo con el COVID-19. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un informe a fines de abril indicando que no hay evidencia de que las personas infectadas con COVID-19 estén protegidas contra una segunda infección, aunque esperan que sí proporcionen cierta protección pese a que ahora se desconozca en qué medida y por cuánto tiempo.

La OMS también advirtió que las pruebas de anticuerpos deben poder distinguir entre infecciones pasadas por SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, y el otro conjunto de seis coronavirus humanos, dos de los cuales son MERS y SARS (cuya inmunidad dura entre 1 y 2 años). 

El sector turístico no descansa

Mientras continúan los estudios médicos, la industria de los viajes no se mantiene al margen y ya busca cómo atraer a los turistas garantizando su seguridad.

Algunos están optando por hacer pruebas PCR que detectan las infecciones activas de COVID-19. Por ejemplo, Sha Wellness Clinic exige a todos los huéspedes que presenten dos pruebas negativas: una tomada varios días antes de llegar y otra al registrarse.

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La mayoría de los países y empresas que están comenzando la reapertura de cara a la temporada de verano están optando por una mayor limpieza y medidas de distanciamiento social. 

Podría generar problemas en la sociedad

Los pasaportes de inmunidad son atractivos para cualquiera que desee volver a la normalidad, pero esa división en la sociedad entre los que tienen libertad de movimiento y los que no generaría problemas. 

Según un artículo de The Lancet, las poblaciones vulnerables (como aquellas que no pueden permitirse largos períodos sin trabajar), podrían estar motivadas a infectarse a propósito. Además, la prueba de inmunidad podría convertirse en una condición para la contratación, y podría desarrollarse un mercado negro de certificados de inmunidad, como ya ocurrió con la fiebre amarilla en el siglo XIX en EEUU.

Además, ni siquiera hay suficientes personas que a día de hoy pudieran tener ese pasaporte por lo que este sistema aún no se podría poner en marcha para que tenga sentido.

Aunque esto varía según la región, se estima que no más del 5% de las poblaciones más afectadas hayan desarrollado anticuerpos, cuando se necesita que alrededor del 70% de la población los tenga para que se pueda hablar de la inmunidad colectiva.

Por tanto, aunque las pruebas de anticuerpos no sirvan para crear un pasaporte de inmunidad, sí que son útiles para rastrear el alcance de la pandemia en ciertas regiones y determinar qué sanitarios pueden trabajar junto a las personas infectadas.

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