Piensa en tus acciones como en tu casa y te irá mejor en bolsa, según este experto

Invertir en bolsa
  • Los españoles vemos la vivienda como una propiedad tangible que sabemos valorar.
  • Con las acciones no tenemos percepción de propietario.
  • En momentos de caídas, es fácil que terminemos vendiendo las acciones, pero no la casa.
  • Este simple hecho hace que el español medio sea mejor inversor inmobiliario que bursatil.
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No vemos igual una cartera de acciones o un fondo de inversión que nuestra casa. De hecho, la vivienda ni siquiera es una inversión para la mayoría de españoles. Sin embargo, a la mayoría les iría mejor si cambiasen su forma de pensar y empezasen a tratar sus inversiones igual que tratan la vivienda, asegura Jorge Sieiro, co-fundador y director de operaciones de la Fintup, un gestor de inversiones automatizado.

“La principal diferencia es que con la vivienda pensamos como propietarios y como alto tangible que podemos tocar y donde podemos vivir o alquilar”, descubre Sieiro. A esto se suma que es una inversión a la que estamos acostumbrados en mayor o menor medida. Es decir, antes de comprar valoramos dónde está la vivienda, qué calidades tiene la vivienda, los servicios cercanos como colegios, tiendas o parques, transporte público...

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Como compradores de vivienda hacemos unanálisis de todas esas cuestiones antes de decidirnos, porque entendemos que afectan al precio de la casa. Con las acciones no ocurre lo mismo. “La mayoría de inversores ve la bolsa como unos numeritos brillantes en una pantalla que suben y que bajan de precio no se sabe muy bien por qué y que compramos sin pensar o nos dejamos guiar por lo que nos dice el del banco”, nuestro cuñado o fuentes no siempre fiables, destaca Sieiro.

Esta percepción hace que el comportamiento sea totalmente diferente ante el mismo evento. Por ejemplo, no tratamos igual nuestras inversiones que la vivienda cuando cae el mercado. Sieiro pone un ejemplo concreto: “Imagina que te compraste un vivienda como inversión el año pasado y tienes un buen inquilino que te paga religiosamente todos los meses. De repente viene el de la inmobiliaria de la esquina y te dice que acabas de perder 50.000€ porque el mercado inmobiliario está bajando por culpa de lo del coronavirus ¿qué haces? ¿vas corriendo a vender tu vivienda antes de que siga cayendo más?”.

La respuesta parece obvia. Nadie vendería su casa por una caída coyuntural o, peor todavía, por un rumor o una noticia concreta sobre el empeoramiento de perspectivas para el PIB. Sin embargo, “es lo que hacemos precisamente en la bolsa:ender presas del pánico cada vez que otros inversores (el mercado en este caso) nos hacen una oferta a la baja por nuestras acciones”. Asumimos sistemáticamente que van a seguir cayendo y vendemos.

Y estas decisiones tienen un impacto directo en la rentabilidad que obtenemos. Entre 1977 y 1990, el fondo Magellan, gestionado por Peter Lynch, logró una rentabilidad anualizada del 29%. La rentabilidad del inversor medio no llegó al 7% precisamente porque muchos vendieron en el peor momento (con las caídas) y compraron también en el peor (con las subidas).

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“Si pensáramos más como propietarios nos iría mucho mejor y no tomaríamos este tipo de decisiones impulsivas totalmente emocionales” asegura Sieiro. Este cambio pasa por “tener muy claro que una acción no es algo abstracto un número en la pantalla que sube o baja de precio no se sabe muy bien por qué. Una acción es un trozo de una empresa, tan tangible como las paredes de tu casa”, indica.

Como inversor, “tú eres tan dueño de la empresa como cualquier otro accionista. Si compras acciones de Inditex, la rentabilidad que vas a obtener de esa inversión es exactamente la misma que la que va a obtener Amancio Ortega (que es el máximo accionista y uno de los hombres más ricos del mundo)”, siempre de forma proporcional al número de acciones que poseas.

Por su puesto, invertir acciones tiene sus riesgos. Ninguna empresa por gran y rentable que sea está a salvo de ir a la quiebra o de perder valor. Una forma de mitigar es riesgo es “comprar las 1.000 empresas más grandes y rentables del mundo”, incida Sieiro, para quien hacerlo sería “tan seguro como comprar una vivienda en todas y cada una de las capitales del mundo” y hoy en día hay fórmulas que permiten hacerlo.

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Al final, “aunque históricamente la rentabilidad de la vivienda es muy inferior a la de la renta variable, el inversor medio lo hace mucho mejor con la vivienda porque su comportamiento es mucho mejor que con los productos financieros” sentencia Sieiro.

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