'Riders' asalariados, autónomos y falsos autónomos: así son sus condiciones laborales, según los propios repartidores

Repartidor de comida a domicilio.
  • La negociación para la futura ley de riders avanza, mientras continúa la polémica entre las plataformas, los repartidores y los agentes sociales respecto a cómo regular el empleo de los repartidores de comida a domicilio.
  • Business Insider España ha contactado con riders asalariados, autónomos y falsos autónomos para conocer de primera mano cómo son sus condiciones laborales y cómo quieren que se regulen.
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Gobierno, patronales y sindicatos continúan negociando el contenido de la ley de riders, en la que se regularán las condiciones de contratación y empleo de los repartidores de las plataformas digitales de comida a domicilio. 

En los últimos días, las 3 partes han llegado a un principio de acuerdo para considerar por defecto como asalariados a los riders salvo en casos puntuales. Ahora, el Ministerio de Trabajo está recogiendo las propuestas de los agentes sociales para buscar el acuerdo definitivo que permita aprobar esta nueva legislación y enviarla al Consejo de Ministros para su aprobación definitiva.

Sin embargo, pese a los avances en la negociación, la regulación de las condiciones de trabajo de los repartidores continúa sumida en la polémica, con las plataformas defendiendo sus modelos de negocio, los sindicatos y el colectivo Riders x Derechos denunciando el uso de falsos autónomos y con el surgimiento de asociaciones que reclaman la continuidad del modelo autónomo en este sector entre acusaciones de verticalismo.

Pero, ¿cómo son las condiciones laborales de los riders y cómo quieren los propios trabajadores que se regulen?

Business Insider España ha contactado con repartidores que se definen como autónomos y falsos autónomos y también con asalariados para que expliquen cómo están desarrollando su trabajo y cómo debería ser, en su opinión, la legislación que se apruebe para regular sus empleos.

Margarita Álvarez, rider autónoma de Deliveroo y Glovo y miembro de la Asociación Autónoma de Riders (AAR)

"En mi caso, colaboro con 2 plataformas, Deliveroo y Glovo, y cada una opera de distinta manera", explica Margarita Álvarez, rider asturiana y miembro de la AAR, señalando que en Glovo "hay una elección de calendario que se abre 2 días a la semana, lunes y jueves; ahí me dan unas horas y yo escojo las que me convienen, máximo 8 horas diarias", con la posibilidad de desprenderse posteriormente de alguna de esas horas. 

Mientras, en Deliveroo, "es free login, conexión libre, es decir, que me puedo conectar y desconectar a la hora que quiera, es más fácil todavía", cuenta Álvarez, quien apunta que "en las 2 hay mucha flexibilidad, hay una forma muy fácil de conciliar con cualquier otra actividad, trabajo, estudios, con la vida familiar". Además de esa flexibilidad, la rider asturiana destaca que "en este sistema las ganancias son superiores a las que tienen los trabajadores asalariados". 

Margarita Álvarez afirma que, su modelo se diferencia del de los trabajadores de Just Eat, "con los que coincidimos mucho en la calle", en que los riders asalariados de esta plataforma "tienen un horario rígido que no pueden cambiar y tienen que estar disponibles de lunes a domingo, o sea que aparte de su horario les pueden llamar en cualquier momento para hacer horas complementarias".

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"Nosotros podemos decidir si queremos o no queremos trabajar en cualquier momento, sabemos que durante el fin de semana es cuando más se trabaja, igual que entre semana en horarios de comida y cena, entonces siempre intentamos aprovechar esos horarios", asegura en su caso, pero afirma que no existe ningún problema si no quieren trabajar un fin de semana, "con que no reserves las horas, no pasa nada, y si el día anterior o unas horas antes te surge cualquier cosa, haces un click y las quitas".

"Las ganancias son bastante superiores a las que tienen los trabajadores asalariados, cobramos por servicios, por entregas, pero holgadamente", reitera la repartidora asturiana sobre el salario, precisando que "las ganancias de cada uno dependen de las horas que trabajes y no todos ganamos lo mismo". Además, critica que en empresas como Just Eat no se contrata directamente, sino a través de empresas de trabajo temporal (ETT), "que trabajan y pagan de distinta forma". 

Respecto a la negociación de la ley de riders, Álvarez destaca que "nosotros sí queremos una regulación y nos gustaría, igual que un trabajador asalariado tiene un sindicato con el que puede negociar con las empresas, que reconocieran a las asociaciones como agentes sociales y pudiéramos negociar con las empresas las tarifas, una mayor cobertura de seguros o una indemnización por desconexión, porque aquí no hay despido".

Por este motivo, Margarita Álvarez considera que el principio de acuerdo de los agentes sociales para ellos sería perjudicial: "Por ejemplo, si tienes un bar con 2 camareros, a uno le pagas sueldo y al otro lo llamas cuando hace falta, sería solo en casos muy puntuales", expone, y subraya que "en la CEOE no están solo las plataformas digitales, están empresas como Just Eat y barren para casa".

Fernando García, rider "falso" autónomo de Glovo y Uber Eats y delegado sindical de UGT

"Trabajo para Glovo y Uber Eats, en las 2 entré a finales de 2018 con 15 días de diferencia, llevo casi 2 años y medio", explica el rider madrileño Fernando García, que destaca que "hago mucho más Glovo, porque en Uber Eats es conexión libre, te conectas cuanto te da la gana y no hay horarios como en Glovo, pero implica que Uber tiene una flota enorme y como estamos conectados mil horas porque no tiene límite de conexión, pues no hay pedidos". 

García critica que el modelo de Uber Eats "es un desastre y cuando cae un pedido la gente pierde el culo por hacerlo, que es precisamente lo que quieren", señalando que "el cliente ve un muy buen servicio, pero a costa de una explotación brutal del repartidor que está en la calle". El caso de Glovo es diferente, afirma, "porque es la que tiene la mayoría de pedidos y controla los horarios, te permite coger unas horas en función a la puntuación".

Esa nota parte de las evaluaciones del restaurante, el cliente y la plataforma y de su resultado depende el acceso a las horas de trabajo. "Tienes 15 minutos para coger las horas que quieras, con el límite de 8 horas al día 7 días a la semana que aplica Glovo, y hay 3 horas extra viernes, sábado y domingo, con lo cual el límite son 72 horas a la semana, que mucha gente las hace y se queja de no poder hacer más, es tan precario que o echas horas o no ganas una mierda".

Fernando García compara ese sistema con la película El Hoyo, destacando que "el sistema comienza con el que tiene 100 de puntuación, un cuarto de hora después el de 99 y cada vez quedan menos horas o solo quedan las de fin de semana o las de la noche u horas salteadas". Así, los riders sin antigüedad o con baja puntuación "tienen que pescar horas", explica, dado que la plataforma abre el reparto en función de picos de demanda "y tienes que estar todo el día actualizando el calendario". 

"Es un sistema de trabajo totalmente salvaje", afirma García, que asegura que "solo le va bien a un 10% de veteranos, multicuentas o enchufados", aunque reconoce que "a la mayor parte de compañeros les da igual ser asalariados o autónomos, no lo entienden y no les importa, solo quieren tener ingresos a fin de mes, la mayoría son chavales y extranjeros que lo que quieren es trabajar, vivir, pagar el alquiler, mandar dinero a la familia y les da mucho miedo toda esta inseguridad".

En su caso, reconoce no tener miedo "porque tengo varios privilegios, soy español, soy hombre, y aunque parezca una tontería eso pesa". "Cuando empecé a hablar con la prensa, me contactó un abogado de UGT y me abrieron los ojos", explica García, destacando que le han nombrado delegado sindical para protegerle del despido. "De hecho, Riders x Derechos se creó porque fueron todos despedidos precisamente por hablar", añade.

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No obstante, Fernando García denuncia que "las empresas han montado una mafia de asociaciones que se pasan el día amenazándome e insultándome", afirma, asegurando que se ha publicado su dirección, que ha recibido amenazas de muerte, que han publicado sus fotos en redes sociales y de su perfil en la red de contactos Grindr, tras lo que ha recibido insultos homófobos. 

García indica además que cada empresa ha creado su propia asociación de riders para defender sus propios intereses, que apunta que "se definen como asociaciones proautónomos, pero son proempresa" y que las relaciones entre ellas son difíciles "porque cada una defiende a su empresa, es kafkiano". En cuanto a las plataformas, asegura que no tienen el respaldo de la CEOE "porque hacen competencia desleal" al sector logístico, además de a la hostelería a través de "cocinas ciegas".

Por otra parte, el rider madrileño denuncia que "hay un porcentaje enorme de repartidores en la calle, que nadie sabe cuántos son, salvo la empresa, que nos tiene geolocalizados 24 horas al día" que trabaja de forma irregular en cuentas alquiladas a otros repartidores. "Gente que ya no trabaja su cuenta o que tiene varias cuentas, trabajan 1 o 2 y alquilan las otras a un inmigrante sin papeles y que necesitan trabajar", señala. 

Esas cuentas se alquilan habitualmente por un 30% de los ingresos, y García asegura que "todos los días hay ofertas y peticiones de cuentas, y a veces no les pagan o les estafan". Además, destaca que "todo eso en última instancia beneficia a la empresa, que tiene un ejército de muertos de hambre subalquilados del precario y todavía más desesperados por hacer el pedido". Además, añade que "la mitad de los riders tienen embargos" por no poder pagar multas, cuotas a la Seguridad Social o el IVA".

Pese al avance en la legislación, Fernando García considera que "los falsos autónomos somos la inmensa mayoría, es que apenas hay contratados en las plataformas", precisando que los primeros contratos se han hecho a través de ETT. En cuanto a su salario, Fernando García reconoce ganar "unos 1.000, 1200 euros al mes en bruto, como trabajo en bicicleta, no tengo muchos gastos de vehículo propio", aunque destaca que se pagó una bicicleta eléctrica de 2.000 euros de su bolsillo. 

En cuanto a la futura ley de riders, García resalta la importancia de fiscalizar los algoritmos de las plataformas "porque eso supone dejar en la indefensión absoluta a los trabajadores e incluso al mercado", destacando que las sentencias avalan su laboralización y reclamando una ley para todas las plataformas digitales "y no solo para los riders, que somos los más visibles, pero ¿y los cuidadores, los traductores, los sanitarios o los periodistas?"

Marc Espinosa, rider asalariado de Just Eat a través de la ETT Jobandtalent y la empresa New Driver y miembro de Riders x Derechos

Marc Espinosa, repartidor de Just Eat contratado por Jobandtalent a través de la empresa intermediaria New Driver, explica que "al estar contratado con una ETT estamos en una situación de inestabilidad, en la cual hay contratos de periodo cortos de tiempo", de 1, 2 o 3 meses, una situación diferente a la de su anterior trabajo en GLS, donde estaba a punto de ser indefinido cuando no se le renovó su contrato por el impacto del coronavirus.

Sin embargo, en su experiencia previa en Amazon se topó con el mismo modelo, "una ETT que da servicio a una empresa usuaria que trabaja la logística y esa empresa usuaria da servicio a otras empresas", señalando que esta estrategia se ha popularizado dado que "cuantos más intermediarios, mejor para que la empresa a la que realmente le prestas el servicio, que está blindada".

En cuanto al sueldo, el suyo es "el mínimo interprofesional, aunque al estar con una ETT cobras un poco más por la parte proporcional de las vacaciones que te tocan en cada nómina y la parte proporcional de indemnización", lo que supone que "por 40 horas son unos 1.050 a 1.070 euros, pero los contratos en la mayoría de los casos son de 20 horas, aunque luego haces horas extra, pero por norma digamos que todos los contratos son de media jornada". 

No obstante, Marc Espinosa considera que su situación es mejor como asalariado. "Estoy mucho más tranquilo y la diferencia salarial no existe, no ganas mucho más de una manera o de otra, es más como autónomo ganaba menos, después de quitarme todos los gastos", explica. Además, apunta a la ansiedad que sufren los autónomos a los que "cualquier pérdida de tiempo te supone perder dinero a ti y es algo que no echo nada de menos en comparación con lo que tengo ahora".

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En cuanto a la ley de riders, el repartidor barcelonés recalca que "se está planteando el debate de que estas plataformas vienen a ser una novedad que tiene que tener una regulación especial, pero pienso que no es verdad, estas empresas tienen unas herramientas que sí son novedosas, una nueva tecnología, pero al final la relación entre los trabajadores y las empresas no cambia, por lo tanto, creo que se tiene que aplicar las mismas normas que para cualquier otra empresa". 

Además, denuncia que "se nos está planteando un falso dilema a los trabajadores de bajo qué figura preferimos estar explotados o precarizados, si como asalariados o como falsos autónomos", asegurando que "en el sector de la logística el falso autónomo es la norma o si no la subcontratación" a través de ETT. Por ello, en su opinión "nos estamos peleando entre nosotros por ver quién tiene más razón, cuando al final los trabajadores salimos perdiendo en ambos casos".

Un compañero de Marc, que prefiere mantener el anonimato, señalando "que me preocupa que me pueda perjudicar", explica a Business Insider España que tienen una tarifa por hora por contrato, a la que se suma un plus por entrega. "Entré a trabajar aquí en octubre, hice un contrato de 16 horas, que fue lo que me ofrecieron, de lunes a domingo, con 2 días libres, y haces esas horas según necesidades de servicio", explica. 

Sin embargo, el rider critica que su horario "nunca se ha respetado, siempre llegamos entre 20 o 30 minutos tarde después del servicio, que en teoría se pagan, pero no hay dónde reflejarlo, no hay transparencia", criticando que están obligados a aceptar pedidos que surjan en su turno a pesar de que se desarrollen después de su final. "Nos obligan a hacerlo, de hecho ha sido la causa de despido de mucha gente".

El repartidor destaca que, más allá de su contrato, se han añadido nuevas condiciones, como tiempos de entrega "que no tienen en cuenta el tráfico, la lluvia o las condiciones climáticas adversas", a pesar de que señala que "un día de lluvia la media de caídas son entre 4 y 6 de personas, y a eso hay que añadir que la gente, por cumplir esas métricas, tienes que correr más", aumentando el riesgo de accidentes.

"Es una presión extra al añadido de que vas conduciendo", asegura, aclarando que "muchos compañeros han tenido accidentes, pero pero de momento en nuestra empresa no hemos tenido que lamentar ningún caso grave". Por ello, de cara a la futura ley, reclama que se reconozca que su trabajo es de riesgo, "evidentemente estamos expuestos a caídas, lesiones o incluso la muerte" y que se respeten los contratos que les corresponden por convenio y los pluses de nocturnidad u horas extra.

Además, opina que, "si existiera una legislación como tiene que ser, para empezar tendríamos que tener en representación de los trabajadores a alguien que pueda dar voz y voto, porque no hay una representación clara", reclamando que "haya respeto a los trabajadores y no amenazas, tendríamos que tener mejores condiciones por ser asalariados, al final lo único que tenemos es el contrato, el trato que tenemos es el mismo que un rider autónomo".

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