Barcelona estudia implantar una tasa Amazon, pero las empresas de comercio electrónico lo ven inviable: "Ni es factible ni se ajusta a la realidad"

repartido Amazon
reuters
  • El Ayuntamiento de Barcelona está estudiando la manera de implantar una tasa de última milla que grave al comercio electrónico que no tenga presencia física en la ciudad condal basándose en el uso del espacio público y el aumento del tráfico y la contaminación que generan debido al incremento de los repartos
  • La concejala de Hacienda de la ciudad condal desvela a Business Insider España las líneas sobre las que girará un tributo que aún está en una fase de estudio y que en caso de llegar a aplicarse convertiría a Barcelona en la primera ciudad del mundo en gravar al comercio electrónico
  • Desde la patronal de las empresas de comercio electrónico no ven recorrido a esta iniciativa ni consideran que se ajuste a la realidad
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El Ayuntamiento de Barcelona está estudiando la manera de implantar una tasa de última milla que grave al comercio electrónico que no tenga presencia física en la ciudad condal. Una tasa Amazon, diferente a la tasa Google, ya que el eje central sobre el que giraría el gravamen es el uso del espacio público. 

"Es una tasa por ocupación de dominio público. Algo para lo que si tienen potestad los ayuntamientos", aclara Montserrat Ballarín Espuña, concejala socialista de Hacienda en el Ayuntamiento de Barcelona. 

El germen de esta iniciativa nace de una petición de los comerciantes barceloneses que buscan equiparar fuerzas con empresas sin sede física pero que si generan externalidades negativas en la ciudad con su actividad: incremento del tráfico y aumento de la contaminación debido al incremento del reparto de productos.

El PSC ya incluía esta tasa Amazon en su programa electoral de 2019 y también lo suscribió al acuerdo de gobierno con Barcelona en Comú. Posteriormente, desde ERC presentaron una proposición política para comenzar su tramitación a la que se unieron el resto de fuerzas políticas menos PP y Ciudadanos. 

Actualmente, la iniciativa se encuentra en una fase de inicial donde los partidos deben desarrollar un complicado trabajo técnico. Además, la universidad de Barcelona está realizando un estudio para tener mayor información del impacto del comercio electrónico. 

"Fácil no es, hay muchos elementos a tener en consideración. Ahora lo más importante es realizar el trabajo técnico que puede durar 3 o 4 meses. Después hay que hacer una ordenanza que también duraría entre 3 y 4 meses. De todas maneras, este es un tributo que se cobraría de manera mensual así que no hay prisa", señala Ballerín. En caso de llevarla a cabo, sería la primera ciudad en el mundo en aplicar una tasa de esta índole. 

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Con carácter "pedagógico" y con una recaudación preadjudicada

Centro de distribución de Amazon en El Prat de Llobregat, cerca de Barcelona
Centro de distribución de Amazon en El Prat de Llobregat, cerca de Barcelona

La tasa sería un tributo afectado, es decir, su recaudación tendría un destino preadjudicado. En este caso sería para fomentar la movilidad sostenible, y, sobre todo, para fortalecer el comercio local de Barcelona, según detalla la concejala de Hacienda a Business Insider España. 

Ballarín no se declara en contra de la empresa de comercio electrónico, pero si afirma que los comerciantes juegan en desventaja con las grandes plataformas que no pagan impuestos ni alquileres en Barcelona. "No están en las calles, con todo lo que proporciona eso a la ciudad a nivel de seguridad y convivencia vecinal", comenta.

"La tasa también tiene una función pedagógica, explicarle a la gente que no es lo mismo ir a comprar un boli en la librería de al lado de casa que lo traiga una plataforma de Salesforce", comenta Ballarín. 

Para Jose Luis Zimmermann, director de la patronal de las empresas de comercio electrónico Adigital, esta tasa no tiene recorrido. "Hay una desinformación tan grande sobre el impacto real de todo esto, sobre todo en el comercio de proximidad, que se toman decisiones muy alegremente. En parte, porque las compañías son cada vez más grandes y venden cada vez más, y hay que encontrar la manera de capturar ese valor. Pero siempre lo hacen con argumentos falsos", comenta a Business Insider España. 

Respecto al pago de impuestos, Zimmermann pone de ejemplo el Impuesto de Bienes e Inmuebles (IBI), que los comercios electrónicos pagan donde tienen su almacén. 

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El problema de cuantificar el uso del espacio público

El elemento clave para cualquier gravamen es la base imponible, en este caso sería la cuantificación del uso del espacio público. "La tasa de ocupación siempre se grava a través de parámetros como el metro cuadrado o el módulo básico, es decir, a través de parámetros físicos que para este caso sería muy difícil", comenta Ballarín, quien opina que a pesar de la dificultad posibilidades existen. 

La propuesta de la concejala socialista pasa por inspirarse en el modelo de tributación del gas o la electricidad. "Como es muy difícil ver él espació público que se usa por el subsuelo o en la calle con postes y cableados, se paga un tanto por ciento de los ingresos brutos facturados en la población correspondiente". Una formulación que califica solamente como un punto de partida.

Para el director de Adigital, en función de lo poco que se conoce de los planes de esta nuevo tributo, no tendría sentirlo medirlo así. "Repartos en las ciudades hay a patadas, como vas a discriminar quien tiene espacio físico en la ciudad o no. Por ejemplo, las empresas de aprovisionamiento de hostelería tienen los almacenes fuera, y eso también es comercio electrónico", asegura.

Cómo lograr que el impuesto lo paguen las empresas y no los riders

Riders de Glovo y Deliveroo
Depositphotos

Las plataformas de comercio electrónico suelen trabajar con intermediarios que son los que llevan la mercancía física a la puerta final del cliente. Algo que dentro del sector conocen como reparto de última milla. 

De manera que quién realiza el aumento del tráfico y la contaminación no son directamente las plataformas de comercio electrónico. Una circunstancia que tienen en cuenta desde el Ayuntamiento de Barcelona: "A quién queremos grabar no es a los riders, es a las empresas que obtienen los beneficios. Ahí es donde técnicamente está el problema".

Una encrucijada a la que Ballerín ve solución y para ilustrarlo recurre al caso de los cajeros automáticos donde el usuario es quién ocupa la vía pública al utilizar el servicio. "El Tribunal Supremo ha hecho una desvinculación entre quién utiliza el espacio público (serían los consumidores) y quién obtiene el beneficio (el banco)". 

El director de Adigital, sin embargo, ve muy complicado que la tasa acabe recayendo en una empresa como Amazon, ya que pueden estar vendiendo un producto suyo o hacer de intermediarios para otro proveedor. 

"La tasa ni es factible ni está ajustada a la realidad. Si quitas de la ecuación a Amazon, las empresas de entrega a domicilio existen desde el principio de los tiempos. Como diferencias que el camión de MRW o Seur está entregando un producto final o un producto para aprovisionar un comercio local", se pregunta Zimmermann.

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¿Quién pagará el impuesto?

A la hora de aplicar un gravamen en economía hay que tener mucho cuidado, ya que depende de como se diseñe y de las características del mercado, el impuesto puede ser trasladable y que lo acabe pagando el consumidor. Zimmermann lo tiene claro: "En las empresas no va a caer, y si no puede caer en el intermediario, será en el consumidor final indudablemente".

La concejala de Hacienda de Barcelona también reconoce que puede acabar repercutiendo en el usuario final: "Sí, puede que al final sea medio euro o un euro más caro comprarlo desde Barcelona pero no creo que vayan a aplicar una gran subida". 

Business Insider España se ha puesto en contacto con Amazon para aclarar este asunto, pero han declinado emitir una opinión por el momento sobre esta nueva tasa. 

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