La carrera de obstáculos de Tesla para activar su gigafactoría en Berlín: supera los 6 meses de retraso, ahora por los permisos y el consumo de agua

Tesla pretendía abrir su primera planta europea en el verano de 2021. Más de seis meses después, la planta de Grunheide, a las afueras de Berlín (Alemania), todavía no cuenta con todos los permisos para poder fabricar y vender sus vehículos. Una carrera de obstáculos para Elon Musk, que pretende visitar la factoría en los próximos días, según dijo en Twitter.

Si anteriormente fueron los problemas medioambientales —la zona alrededor de la fábrica era el hábitat de culebras lisas y lagartos, protegidos por la legislación, lo que retrasó las obras—, después los problemas de liderazgo en la construcción y a continuación las dificultades con el sindicato mayoritario de la automoción en Alemania, ahora el problema son los permisos.

En estos momentos, Tesla tiene 2 problemas. En primer lugar, la gran cantidad de agua que requerirá la planta y que ha provocado que grupos medioambientales denuncien al gobierno regional de Brandenburgo respecto a los permisos dados a la compañía estadounidense. 

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Según Bloomberg este caso llegará a los tribunales el 4 de marzo, y si los tribunales dan la razón a las organizaciones ambientalistas, Tesla tendría que fabricar nuevas instalaciones, como una planta de tratamiento de aguas, que retrasarían aún más su puesta en marcha.

El problema con el agua no es algo nuevo para Tesla. La compañía ya dejó entrever en su último informe de impacto ambiental que el problema con este recurso se está convirtiendo en algo cada vez más complicado por el cambio climático. 

La gigafactoría de Grunheide consumirá 1,4 millones de metros cúbicos al año, lo mismo que una localidad de 40.000 habitantes. Cada coche de Tesla requiere unos 3.100 litros para su producción, menos que Mercedes (4.700) o Volkswagen (3.700).

El segundo problema, y según algunos expertos el mayor, tiene que ver con los permisos para la planta de fabricación de baterías que Tesla ha construido junto a la planta y que no estaba en los planes iniciales. "Esto les costó otros 6 meses más", asegura al Wall Street Journal Stefan Bradzel, del centro de investigación alemán Center of Automotive Management.

Fuentes del gobierno regional de Brandenburgo aseguran al WSJ que el proceso de aprobación de los permisos para Tesla están en la fase final, pero no fue capaz de indicar una fecha concreta. El rotativo económico asegura que entre 2020 y 2021 el proyecto recibió más de 800 quejas respecto a su impacto medioambiental.

Una planta clave para abastecer al creciente mercado europeo

Si no fuera por los permisos, Tesla ya es capaz de producir en su planta alemana. La compañía obtuvo un permiso para hacer pruebas de producción de vehículos y ya ha previsto las elecciones del comité de empresa para el 28 de febrero, aunque solo una sexta parte de los 12.000 trabajadores que tendrá el complejo han sido contratados, una decisión que para los sindicatos es una maniobra para controlarlo.

No obstante, sin el refrendo de las autoridades, la compañía de Elon Musk tendrá problemas. La planta de Berlín, con una producción máxima de 500.000 vehículos al año, es clave para su objetivo de alimentar el mercado europeo, uno de los que más crece en el mundo.

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De los 6,75 millones de eléctricos que se vendieron en 2021 en todo el mundo, incluyendo eléctricos puros (BEV) e híbridos enchufables (PHEV) según EV Volumes, una tercera parte fueron comprados en suelo europeo (2,3 millones de vehículos), solo por detrás de los 3,3 millones que fueron a China.

Capturar ese mercado es clave para Tesla, más cuando otros competidores están pasándose rápidamente a los eléctricos, como Volkswagen, que duplicó sus entregas de eléctricos en 2021 hasta los 452.900, Stellantis o Renault.