Todo lo que te sucedería si intentaras aterrizar en Júpiter

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  • Júpiter está formado por hidrógeno y helio, es decir, que intentar posarse sobre él sería como intentar pisar una nube terrestre.
  • Ahora bien, la pregunta es si un aventurado viajero podría atravesar Júpiter de un extremo a otro.
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La mejor manera de explorar un nuevo mundo es aterrizar en él. Por eso, los humanos han enviado naves espaciales a territorios tan inhóspitos como la Luna, Venus, Marte, la luna de Saturno y titán, entre otros. 

Pero hay algunos lugares del Sistema Solar que nunca entenderemos tan bien como nos gustaría y uno de ellos es Júpiter. Está formado por gases de hidrógeno y helio, por lo que tratar de aterrizar en él sería como tratar de aterrizar en una nube aquí en la Tierra. No hay corteza exterior para frenar la caída en Júpiter, solo un tramo interminable de atmósfera.

La gran pregunta es: ¿se podría caer por un extremo de Júpiter y aparecer en el otro? Pues ni siquiera llegarías a atravesar la mitad.

Lo primero es que la atmósfera de Júpiter no tiene oxígeno, así que deberías asegurarte de llevar suficientes bombonas para poder respirar. El siguiente problema son las temperaturas abrasadoras, así que tendrás que llevar también un aparato de aire acondicionado. 

Ahora, ya estás listo para un viaje de proporciones épicas. Para dimensionar un poco las proporciones, este es el número de tierras que podrías poner unas encima de otras desde el mismísimo centro de Júpiter –5,5 tierras–. 

Al entrar en la parte superior de la atmósfera, viajarías a 177.000 kilómetros por hora, najo el influjo de la gravedad del planeta. Pero prepárate, que hay curvas. Rápidamente, chocarás con la atmósfera más densa de la zona inferior, que te golpeará como si fuera un muro. 

Sin embargo, no será suficiente para detenerte; después de unos 3 minutos, llegarás a la cima de las nubes, a unos 250 kilómetros de distancia. Aquí es donde experimentarás todo el peso de la rotación de Júpiter, ya que es el planeta que rota más rápido en nuestro Sistema Solar –un día dura alrededor de 9 horas y media terrestres–. 

Esto crea poderosos vientos que pueden azotar el planeta a más de 480 kilómetros por hora. A unos 120 kilómetros por debajo de esas nubes, está el límite de la exploración humana. La sonda Galileo llegó hasta aquí cuando se sumergió en la atmósfera de Júpiter en 1995, y solo duró 58 minutos antes de perder el contacto, siendo finalmente destruida por la presión aplastante de la zona. 

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Aquí abajo, la presión es casi 100 veces superior a la de la superficie terrestre y no podrás ver nada, así que tendrás que confiar en los instrumentos para explorar tu entorno. A 690 kilómetros de profundidad, la presión es 1.150 veces mayor. Podrías sobrevivir aquí abajo si estuvieras en una nave espacial construida como el submarino Trieste, el submarino de inmersión capaz de profundiza más en nuestro planeta. 

Cuanto mayor sea la profundidad, mayores serán la presión y la temperatura que tendrá que soportar la nave. Sin embargo, imaginemos que puedes encontrar la manera de descender aún más. 

Descubrirás algunos de los más grandes misterios de Júpiter, aunque lamentablemente nunca podrás contárselo a nadie: la densa atmósfera de Júpiter absorbe las ondas de radio, por lo que estarás aislado del mundo exterior, sin poder comunicarte. 

Una vez hayas alcanzado los 3.000 kilómetros de profundidad, la temperatura es de 3.370 grados centígrados, es decir, suficiente calor para derretir el tungsteno, el metal con el punto de fusión más alto en el universo.

En este punto, ya habrás estado cayendo por lo menos 12 horas y ni siquiera habrás llegado a la mitad. A 20.291 kilómetros de profundidad, llegarás a la capa más interna de Júpiter, donde la presión es 2 millones de veces más fuerte que la de la superficie de la Tierra, y la temperatura es más caliente que en la superficie del Sol. 

Estas condiciones son tan extremas que cambian la química del hidrógeno a tu alrededor, ya que las moléculas de hidrógeno son forzadas a estar tan juntas que sus electrones se desprenden, formando una sustancia inusual llamada hidrógeno metálico. Este es altamente reflectante, por lo que si tratas de usar luces para ver algo ahí abajo, sería imposible. 

Aparte, es tan denso como una roca, así que a medida que viajas hacia lo más profundo, la fuerza de flotación del hidrógeno metálico contrarresta la atracción de la gravedad hacia abajo. Al final, esa flotabilidad te disparará hacia arriba hasta que la gravedad te tire de nuevo hacia abajo, algo así como un yo- yo. 

Y, cuando esas 2 fuerzas se igualen te quedarás flotando libremente en medio de júpiter incapaz de moverte hacia arriba o hacia abajo, y sin forma alguna de escapar. Basta decir que tratar de aterrizar en Júpiter es una mala idea. Puede que nunca veamos lo que hay debajo de esas majestuosas nubes, pero todavía podemos estudiar y admirar este misterioso planeta desde lejos.

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