La Unión Europea le pone cerco al 'fast fashion': establecer un marco común sobre la utilización de textiles en el mercado será la clave

Tienda de ropa.

REUTERS/Henry Nicholls

Europa tiene un plan y es ponerle cerco a la fast fashion (moda rápida, en español). La comisión busca implantar medidas enérgicas contra este tipo de producción, a través de propuestas para hacer que las prendas hechas en el territorio sean "más duraderas, reutilizables, reparables y reciclables".

Este modelo lleva años en el ojo del huracán por su propia idiosincracia: basa su fabricación de prendas en grandes cantidades y en ciclos muy cortos, sin importar los daños que el proceso pueda ocasionar en el medio ambiente. 

Como precisa la BBC, la estrategia que se dará a conocer este miércoles radica en buscar una alternativa en cada una de las fases de producción, incluso diseño, reparación y reciclaje, y lo que es aún más importante: que los criterios medioambientales no sean un simple greenwashing

La iniciativa tiene como objetivo impulsar el mercado de prendas fabricadas de forma sostenible. Para ello, los fabricantes deberán cercionanarse de que su ropa sea ecológica y resistente, al tiempo que los consumidores recibirán más información sobre cómo darle reutilizar, reparar y reciclar.

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Iona Popescu, de la ONG medioambientalEnvironmental Coalition on Standards, ha señalado que las reglas que anunciará la Comisión Europea están diseñadas para traer productos más duraderos y que se puedan usar varias veces, en lugar de usarlos y acabar desechándolos. 

"La Comisión busca poner fin a la moda rápida mediante la introducción de normas sobre los textiles que se utilizarán en el mercado europeo", ha añadido.

En este sentido, Popoescu ha puntualizado que se aplicarán reglas similares a productos electrónicos, como teléfonos inteligentes e, incluso, muebles. Todos estos movimientos están bajo un proyecto conocido como Iniciativa de Productos Sostenibles (SPI, por su siglas en inglés).

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BI ESPAÑA

Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, el uso de la ropa en Europa tiene, de media, el cuarto mayor impacto sobre el medio ambiente y el clima, solo superado por los alimentos, la vivienda y el transporte.

Una investigación de 2017 de la Unión de la Conservación de la Naturaleza (IUCN) estimaba que el 35% de los microplásticos, pequeños trozos de plástico que no se descomponen en el océano, proceden del lavado de textiles sintéticos como el poliéster. 

En paralelo, la industria de la moda es la responsable del 10% de las emisiones de carbono de la humanidad, según ha revelado recientemente un informe de la ONU. Esto implica más emisiones que los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos.

Todo lo anterior se suma a las residuales cifras de confección textil que se reciclan. La estimación apunta a menos del 1% a nivel mundial. 

Es España, aunque de forma discreta, la situación es algo mejor: en el mercado doméstico se recoge, de media, el 12,16% de los residuos textiles que genera al año.

No obstante, según se desprende del último análisis de recogida de ropa usada en España de Modare, unas 990.000 toneladas de prensas van a parar a vertederos anualmente.

En cualquier caso, la salvación podría llegar con la ley de Residuos españolay el Green Deal europeo, que forzará al sector a recoger y gestionar los desechos textiles industriales.

Bajo esta premisa, a partir del 1 de enero de 2025, la industria textil española estará obligada a implementar la recogida selectiva de sus residuos, incluso después de su uso. 

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