Waymo consigue que un juzgado le permita mantener el secreto de su tecnología de conducción autónoma frente a una petición de transparencia

'Robotaxi' de Waymo
'Robotaxi' de Waymo

Waymo 

Waymo se apunta una victoria en los juzgados sobre el secreto de su tecnología. La compañía de conducción autónoma propiedad de la matriz de Google, Alphabet, ha conseguido que un tribunal de la Corte Suprema de California (Estados Unidos), le permita mantener el secreto sobre los aspectos técnicos de sus coches autónomos.

La decisión judicial se produce a raíz de una solicitud de transparencia registrada ante el regulador del transporte a motor de California (California Department of Motor Vehicles) en la que una entidad que no se ha conocido requería información sobre la documentación intercambiada entre Waymo y la entidad pública.

Waymo recibió en septiembre la autorización para comenzar a operar cobrando por sus viajes en San Francisco aunque con un conductor por motivos de seguridad. También obtuvo ese permiso Cruise, de General Motors.

Waymo recibe una inyección de 2.500 millones de dólares de varios inversores apenas 2 meses después de la salida de su CEO, John Krafcik

La empresa de 'robotaxis' presentó una demanda argumentando que revelar estas informaciones suponía un perjuicio a sus inversiones en tecnología e iba a convertir a la entidad pública en un espacio no seguro para intercambiar información con transparencia, y el tribunal le ha dado la razón, según ha informado Techcrunch.

La filial de Alphabet consideraba en esta demanda que desvelar esa información podría provocar "un efecto de enfriamiento de la industria" y un portavoz de la empresa ha señalado que permitir que saliera a la luz pública iba a suponer revelar "secretos de negocio sensibles":

"Seguiremos compartiendo de forma abierta datos de seguridad y otros de nuestra tecnología de conducción autónoma y operaciones, aunque la información técnica detallada que compartimos con los reguladores no siempre es apropiada para mostrarla al público", ha declarado un portavoz de la compañía a Techcrunch.

Los días del salvaje oeste de la industria de la conducción autónoma han terminado: un grupo de élite de gigantes ha tomado la delantera, y cualquier aspirante está probablemente condenado

No obstante, la decisión abre un debate sobre hasta qué punto las compañías pueden influir en la transparencia de algo tan determinante en el día a día de los ciudadanos como es la seguridad vial aduciendo revelación de secretos industriales.

"Este debate va al núcleo sobre cómo puedes generar confianza en este tipo de vehículos si son una caja negra", ha reflexionado el abogado especialista en propiedad intelectual del despacho Alston & Bird, Ryan Koppelman, al medio tecnológico estadounidense

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