Por qué la demanda de Zara a un vendedor que suplantaba sus prendas puede empujar el adiós de las etiquetas impresas

Significado del triángulo, cuadrado y círculo en las etiquetas de Zara

Sergio Perez/Reuters

  • Zara ha demandado a Thiliko, un vendedor de la plataforma Shopify, por hacer pasar las prendas de la firma gallega como suyas a un precio superior falsificando etiquetas.
  • Lo anecdótico de la denuncia, sin embargo, pone sobre la mesa el futuro del etiquetado impreso frente a los códigos QR. 

Zara ha interpuesto una demanda en la que acusa a Thiliko, un vendedor de la plataforma Shopify, de retirar las etiquetas de la ropa de la cadena gallega, sustituirlas por otras para venderla como suyas propias a un precio de hasta 7 veces mayor al original de la enseña estrella de Inditex, tal y como recoge el medio estadounidense Sourcing Journal.

Las pruebas judiciales aportadas muestran a una modelo luciendo un pantalón valorado en 59 dólares (más de 45 al cambio en euros) en Zara, junto a una versión de Thiliko con la misma foto con un precio de 258 dólares (240 euros). 

Igual sucede con un vestido lencero con un precio de 49 dólares en Zara y que en la plataforma canadiense se puede adquirir por 279 dólares más –328 dólares–. Con todo, la demanda por infracción de derechos de autor alega más de 30 casos.

El equipo de abogados de la firma española explicitan en la demanda que estas acciones no solo incurren en una práctica comercial ilegal, sino que incluyen etiquetas las cuales muestran el cuidado de las prendas, el contenido de fibra y el país de origen. Esto, insisten, infringe hasta 4 leyes federales.

Con un modus operandi distinto pero también con las etiquetas como telón de fondo, una zaragozana logró estafar a Zara y llevarse ropa gratis durante 9 meses. 

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La ya juzgada compraba —tanto de forma online como físicamente— y posteriormente procedía a su devolución, pero antes había realizado un intercambio de etiquetas haciendo pasar una prenda nueva por una vieja, quedándose la primera a coste cero. 

Lo más trascendental es que la joven, condenada a 6 meses de prisión por estafa continuada y la prohibición de entrar en las tiendas de la cadena durante un año, era conocedora de que una serie de códigos que llevan las prendas de vestir en el interior revelan el color de la prenda, pero no tanto el tipo de prenda.

De esta manera, cuando la cajera pasaba el lector para proceder la devolución no saltaban las alarmas. Si la etiqueta interior se correspondía a un pantalón azul, ella entrega un pantalón azul. 

El incierto futuro del etiquetado impreso

Más allá de lo anecdótico del caso, la coyuntura digital en la que discurre la industria y en la que se apoya Inditex hace que las habituales etiquetas hayan dado paso a un código QR, el cual revela toda la historia vital de la prenda: de su gestación al vertedero, y también si en lapso de tiempo haya sido reciclada unas cuantas veces. 

"La mecánica del etiquetado está anticuada. Nos basamos en conceptos y tecnologías que eran punteros durante la administración Eisenhower", sostiene Steve Lamar, presidente y director general de la compañía American Apparel and Footwear Association

En este momento, todas las etiquetas de ropa del mundo extenderían más 5,7 millones de millas o, lo que es lo mismo, 12 viajes a la luna de ida y vuelta.

Sin embargo, poco a poco, la industria ha tratado de dar pasos en firme en decantarse por las etiquetas digitales. Uno de los motivos es la necesidad de conocer la trazabilidad de la prenda por parte del usuario, más allá de los cuidados que requiera.

Esto, sin embargo, abre una nueva coyuntura paras la propia industria del etiquetado impreso. Avery Dennison es un conocido fabricante de ellas y no obvia que el camino ya es otro: "Creemos que, en última instancia, cada prenda de vestir y cada bien de consumo tendrá asignado un identificador digital".

Etiqueta de Zara
Etiqueta de Zara

Mike Colarossi es su vicepresidente de innovación y gestión de líneas de producto: "Tendrá que haber algunas innovaciones en la tecnología digital para asegurarse de que lo impreso siga existiendo". 

No obstante, las dudas sobre su calado persisten: "Si se pusiera simplemente un código QR, habría que dar por hecho que todo el mundo acceso a un dispositivo inteligente que pueda acceder a esa información".

Con todo, el impulso legislativo sí parecer querer ser el motor tractor del cambio y, muy especialmente, la Unión Europea, quien pondrá en vigor un pasaporte de productos a partir de 2025.

Su funcionalidad y aplicación pasa por rastrear el contenido y el origen de todos los productos de consumo mediante un código QR o de barras. En su lanzamiento, sin embargo, los pasaportes digitales seguirán incluyendo etiquetas impresas, lo que en cierto modo frustra el propósito digital.

Tampoco está claro el empuje por parte de la administración de Estados Unidos. Las dudas sobre si el cambio de la normativa federal en cuanto etiquetado puede ser ejecutado por la Comisión Federal de Comercio (FTC) o si requeriría una ley del Congreso persisten. 

Con todo, parece que será el Viejo Continente y no la potencia irreductible que es Estados Unidos la que decidirá el cuándo, el cómo y el porqué del etiquetado del futuro.

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