Cuando hace frío, me apetece menos salir de casa y más sentarme en el sofá. Pero como emprendedora cuyos ingresos varían drásticamente de un mes a otro, me siento culpable cuando no estoy generando ingresos durante mi tiempo libre.

En los últimos años, he probado varias actividades, especialmente en invierno que no solo me generan un dinero extra, sino que además no me obligan a pasar tiempo fuera de casa. Además, muchos de estos trabajos extra se pueden hacer los fines de semana, por lo que no interrumpen mi horario de trabajo habitual.

Si quieres ganar dinero extra, estas son las 5 actividades que he probado a lo largo de los años y que no requieren mucha experiencia ni inversión para empezar.

1. Vender tus cosas 

Cada noviembre, reviso todos los objetos que hay en mi piso, desde muebles hasta electrodomésticos, ropa y aparatos electrónicos, y hago inventario de lo que quiero vender. 

Entonces me pongo a hacer fotos de todo y desde todos los ángulos para que se aprecien bien los detalles. Después escribo una descripción del objeto con las características más relevantes y establezco un precio basado en su estado.

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Utilizo plataformas de reventa como Poshmark, una aplicación muy similar a Vinted, que es ideal para ropa, o Facebook Marketplace, que funciona mejor para vender muebles y cosas varias. A menudo pongo los mismos artículos en ambas plataformas para duplicar la exposición y aumentar las posibilidades de venta.

Aunque vender tus cosas no supone ningún gasto, requiere mucho tiempo. Los fines de semana dedico al menos una hora a hacer fotos de los artículos, redactar las descripciones, responder a preguntas y enviar los productos que se han vendido.

En los últimos 3 meses, he ganado casi 500 euros vendiendo mis cosas. Donde más dinero he ganado ha sido con la venta de muebles, como un escritorio y 2 sillas. 

Dependiendo de la plataforma que utilices, puede que tengas que pagar una comisión. Poshmark cobra una comisión fija, sin embargo, Facebook Marketplace no cobra nada cuando haces una venta.

2. Ser organizador personal 

Hace unos años, vi un pequeño cartel en el que una vecina pedía ayuda para organizar su casa. Me puse en contacto con ella y me ofrecí a ayudarla a guardar sus adornos navideños, limpiar su armario y poner en orden su apartamento. 

Me pagó 175 euros por 4 horas de trabajo. No tenía experiencia profesional en organización, pero es algo que me gusta hacer y pensé que si podía ayudarla a ella, debía de haber otras personas que también me pagarían por hacerlo.

Puse anuncios en restaurantes y cafeterías locales y les comenté a mis vecinos que ofrecía este servicio. Fijé una tarifa por hora de entre 75 y 100 euros, dependiendo del tamaño del local. El invierno de 2019 tuve 4 clientes, ganando un total de otros casi 500 euros, pero lo dejé cuando empezó la pandemia.

La mayoría de la gente que me contrataba necesitaba un par de manos extra y a alguien que les hiciera el trabajo sucio, como llevar las bolsas de ropa a los contenedores de donaciones, empaquetar decoraciones o clasificar montones de correo sin abrir.

La única inversión que hice en este negocio secundario fue imprimir folletos publicitarios, pero si hubiera querido llevarlo al siguiente nivel, podría haber construido una página web utilizando una plataforma sencilla como Squarespace o Wix. 

También podría haber pagado por anuncios en redes sociales o en periódicos locales, e incluso ofrecer una tarifa especial para antiguos clientes o vecinos que me trajeran negocio.

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3. Dar clases a estudiantes 

Cuando me mudé a Nueva York desde Florida hace 10 años, hacía tanto frío que apenas salía a la calle, pero me sentía muy mal por ello. 

Quería hacer algo útil con mi tiempo libre, así que empecé a ofrecer clases particulares por mi barrio. Como no tenía el título de profesora y nunca lo había hecho antes, me ofrecí a ayudar a los estudiantes a escribir sus cartas de presentación para la universidad, ya que tenía un título de escritura creativa y trabajaba como redactora publicitaria a tiempo completo.

Empecé preguntando a los padres de los estudiantes de secundaria de mi edificio si sus hijos adolescentes necesitaban ayuda con esto. Cobraba 100 euros por 2 sesiones de una hora para ayudarles a escribir o editar sus trabajos.

No llevé a cabo ninguna otra estrategia de marketing para este negocio secundario, ya que después de encontrar a mi primer cliente, otros 5 me llamaron para que les ayudase ese año, solo a través de referencias. Sin embargo, pronto dejé de hacerlo porque no me gustaba mucho.

Si hubiera querido ganar más dinero extra con este trabajo, podría haber creado un perfil en páginas web de tutoría como Tutor.com o Wyzant para enumerar mis servicios, establecer mis tarifas y pedir a mis clientes anteriores que dejaran comentarios sobre su experiencia conmigo.

Cuanta más experiencia tengas haciendo algo que se te da bien, en este caso con una formación docente o con habilidades educativas, más trabajos podrás conseguir. En mi caso, me di cuenta de que cuando era capaz de hacer feliz a uno de mis estudiantes, las referencias eran interminables, lo cual es una forma de coste cero para comercializar este side hustle.

4. Cuidar mascotas 

Antes de tener mi propio perro, me di cuenta de que cuidar mascotas era una forma supersencilla de ganar dinero. Empecé cuidándolos los fines de semana durante los meses de invierno para gente que se iba de vacaciones. 

No necesitaba ninguna cualificación para este trabajo y mucha gente me contrataba después de charlar un poco conmigo y descubrir que había estado rodeada de mascotas toda mi vida. Cobraba 50 euros al día y solía estar con los animales durante 2 o 3 días seguidos, normalmente en mi apartamento.

Aunque este trabajo requería salir a la calle si cuidaba de un perro, valía la pena porque, por lo demás, era fácil.

Encontré a mis clientes publicando el servicio en las redes sociales, explicándoles a los vecinos lo que hacía y pidiendo a la gente que corriera la voz. 

Dejé de hacerlo cuando conocí a mi pareja y empezamos a viajar en invierno. Si quisiera ganar más dinero con este trabajo paralelo —e incluso hacerlo durante todo el año— crearía un perfil en plataformas como Wag o Rover.

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5. Probar productos o páginas web 

Los fines de semana, cuando estoy sentada en el sofá viendo series, gano un dinero extra probando productos o páginas web, dando mi opinión y respondiendo encuestas. 

Encuentro estos trabajos en plataformas como Survey Junkie, Testerup y BetaTesting. En función de tu experiencia, puedes ser elegido para dar tu opinión sobre marcas o empresas y sus productos, aplicaciones o páginas web.

Aunque lo que se gana por estos trabajos puede ser bastante poco, desde recibir un producto gratis hasta cobrar 10 euros o más, a mí me parece que merece la pena, sobre todo en los fríos fines de semana de invierno, cuando no hay nada más que hacer.