Adiós al plan de la Unión Europea para reasignar las ganancias de las multinacionales

Sede de Google en Irlanda.
Sede de Google en Irlanda.

REUTERS

  • Desde Bruselas dejan vencer la promesa anterior y lanzan una nueva propuesta con una base impositiva agregada y un periodo de transición de siete años.
  • Aplicará a las grandes empresas que superen los 750 millones de euros, excepto en el caso del petróleo, gas, aviación y transporte marítimo.

La Comisión Europea da un paso atrás en su plan para cambiar la forma en que las multinacionales pagan impuestos en la Unión Europea, redistribuyendo los beneficios. Y es que el nuevo marco que daba estos primeros pasos a la nueva legislación, vence este mismo martes, como indica el borrador de propuesta, según Politico.

Así, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, rompe con la promesa que hizo un año atrás cuando se comprometía a ejecutar "un conjunto único de normas fiscales para hacer negocios en Europa".

Lo que buscaban era una fórmula de asignación", pudiendo dividir el beneficio total —antes de impuestos— de las multinacionales entre las jurisdicciones donde operan las compañías, en función de dónde se crea el valor.

La respuesta de los países con miedo a perder ingresos fiscales no se hizo esperar, rechazando por completo esta redistribución. Es el caso, por ejemplo, de Irlanda o Lituania, que tienen impuestos corporativos bajos, con lo cual perderían la factura fiscal de las multinacionales que se beneficiaron de registrar ganancias allí.

De hecho, tendrían que presentar los impuestos donde hacen sus ventas, o donde tienen más empleados.

Lo que sí tratará de llevar a cabo el organismo europeo es que las grandes empresas cuyos ingresos  anuales superen los 750 millones de euros reúnan sus facturas tributarias en una base impositiva agregada. Esto aplicaría a todas las compañías, excepto a las de petróleo y gas, transporte marítimo y aviación.

Aunque en la práctica las multinacionales continuarían tributando en los países según los estándares nacionales, pero bajo un marco legislativo europeo sujeto a impuestos.

Además, propone una fase de transición de siete años durante los que las empresas pagan impuestos según su participación en la base imponible agregada, calculada como su ingreso imponible promedio durante los últimos tres años.

Con ello se espera "allanar el camino para un método de asignación permanente que podría basarse en una distribución basada en fórmulas". Esto hará que las multinacionales puedan reclamar compensación transfronteriza por sus pérdidas.

Antes estos pasos, también ha habido críticas dentro del ejecutivo, como el caso de Paul Tang,  presidente del subcomité de impuestos del Parlamento Europeo, que reivindica una reforma más ambiciosa.

El problema recae en que este tipo de propuestas fiscales necesitan una la aprobación de los países de la Unión Europea y en estos casos siempre suele haber vetos.

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