Por qué Jeff Bezos, Tim Cook y Sundar Pichai están luchando más que nunca para ganar la guerra de los coches autónomos

Coche autónomo de Waymo

REUTERS/Caitlin O’Hara

  • Las grandes empresas tecnológicas han encontrado su último campo de batalla: los coches autónomos.
  • Aunque el sector de los vehículos autónomos ha tardado en desarrollarse, las empresas tecnológicas han sido pacientes.
  • Sus grandes reservas de liquidez y su deseo de encontrar nuevos mercados de alto crecimiento han alimentado esa paciencia.
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Análisis Faldón

Los gigantes tecnológicos de hoy crecieron en paralelo, encontrando el éxito en mercados de rápido crecimiento con productos elegantes y fáciles de usar, y manteniéndose casi siempre fuera del camino de los demás. 

Pero a medida que estas empresas se han ido expandiendo, se han visto compitiendo más a menudo. Alphabet, Amazon y Microsoft siguieron el camino de Apple en el ámbito de los smartphones en la década de 2010. Las cuatro han desarrollado un servicio de computación en la nube. Ahora sus intereses vuelven a converger en un producto que podría ser su mayor reto: los coches autónomos.

Google lanzó en 2009 el sector de los vehículos autónomos con el Proyecto Chauffeur, un proyecto que en 2016 se convirtió en su propia empresa bajo el paraguas de Alphabet, Waymo. Por aquel entonces, los inversores de capital riesgo empezaron a invertir dinero en las startups que surgieron para desafiar la escisión de Google. Apple reclutó a empleados de Tesla para trabajar en su proyecto automovilístico secreto. Amazon invirtió en una startup de vehículos autónomos, Aurora Innovation, cuyo CEO fue uno de los miembros fundadores del Proyecto Chauffeur. 

No resultó complicado entender por qué estaban interesados. En todo el mundo, los consumidores y las empresas compran más de 70 millones de vehículos cada año. Cualquier empresa que domine la tecnología de conducción autónoma tendrá una enorme clientela y un argumento de venta convincente: menos accidentes y más tiempo para que los propietarios de vehículos trabajen o se relajen. En 2019, Goldman Sachs vaticinó que el mercado de la tecnología de conducción autónoma tendría un valor de 290.000 millones de dólares en 2035.

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A las empresas tecnológicas "no les importaría si no fuera un mercado grande", afirma a Business Insider el socio principal de Loup Ventures, Gene Munster. El experto asegura que no es difícil imaginar que el mercado de la tecnología de conducción automatizada crezca hasta superar los 5 billones de dólares. Para la mayoría de los sectores, añade, esa cifra no llega al billón de dólares.

Pero en los últimos años ha quedado claro que la creación de sistemas de conducción autónoma seguros, eficaces y versátiles es un reto formidable que no tiene un final claro -ni rentabilidad- a la vista. A las predicciones de que los vehículos autónomos de consumo estarían listos a principios de la década de 2020 les ha seguido el incumplimiento de los plazos y un nuevo tono de cautela y humildad. Uber y Lyft han renunciado a fabricar sus propios sistemas de conducción autónoma y han cedido sus divisiones a Aurora y a la filial de Toyota, Woven Planet, respectivamente.

Aunque ya existen un puñado de vehículos autónomos de pasajeros en Arizona y Nevada (Estados Unidos), la rapidez con la que se generalizarán los vehículos de conducción autónoma es una pregunta que nadie puede responder con certeza. Según la empresa de investigación Gartner, el bombo y platillo que rodea a los vehículos autónomos se ha desvanecido a medida que la industria ha caído en el temido "valle de la desilusión".

Las grandes empresas tecnológicas han sido pacientes con los vehículos autónomos

Sin embargo, las grandes tecnológicas no han renunciado a los coches autónomos. En cierto modo, parecen estar más comprometidas con ellos que nunca. 

Waymo emergió como el líder inicial de la industria, lanzando el primer servicio de transporte autónomo en Arizona en 2018. Pero ese servicio, Waymo One, todavía tiene que expandirse más allá del área de Phoenix, y el negocio de logística y entregas de Waymo, Waymo Via, está en sus primeras etapas. Aun así, Alphabet ha seguido señalando su compromiso con la tecnología de conducción autónoma.

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"Estamos adoptando un enfoque iterativo a largo plazo centrado en conseguir la experiencia correcta y la seguridad correcta", declaró el CEO de Alphabet, Sundar Pichai, durante la reunión anual de accionistas de la compañía en 2020.

Amazon, por su parte, siguió su inversión en Aurora adquiriendo una startup rival, Zoox, en 2020. Aunque algunos pronosticaron que Amazon cambiaría el foco de Zoox de los robotaxis a los vehículos de reparto -que según los expertos presentan menos desafíos tecnológicos-, los ejecutivos de Zoox han dicho que Amazon no ha interferido en sus planes.

Apple sólo ha insinuado sus ambiciones automovilísticas, pero medios como Bloombergy Reutershan informado de que la empresa sigue trabajando en tecnología de conducción autónoma. Y Microsoft dio su primer paso en la industria en enero invirtiendo en Cruise, la filial de vehículos autónomos de General Motors.

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La paciencia de los gigantes tecnológicos no es una sorpresa, según Munster, ya que son conocidos por sus ideas a largo plazo y sus largos ciclos de desarrollo de productos. Apple estuvo construyendo prototipos de iPad al menos seis años antes de lanzar su primer modelo al público.

Esa paciencia tiene dos fuentes. En primer lugar, el éxito que Alphabet, Amazon y Apple han encontrado en sus negocios principales les ha permitido acumular gigantescas reservas de liquidez que pueden utilizar para financiar los elevados costes de desarrollo que exigen los coches de conducción autónoma, explica a Business Insider Rachel Binder, analista de CB Insights. Y, según Munster, a medida que estas empresas siguen aumentando sus ventas, hay menos oportunidades de encontrar nuevos clientes para sus productos actuales.

"Esos negocios simplemente no tienen el mismo potencial de crecimiento que tenían hace una década, así que tienen que buscar otros", explica Munster.

Los vehículos autónomos, por tanto, podrían ser algo más que un llamativo proyecto de fantasía. Para los actuales gigantes tecnológicos, podrían ser la clave para mantener a raya a una nueva generación de innovadores.

Este contenido fue publicado originalmente en BI Prime.

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