Así se adaptan los anticuerpos humanos contra el COVID-19 con el tiempo, creando una "carrera armamentística" entre el sistema inmunitario y las variantes del virus

Dr. Catherine Schuster-Bruce,
2 expertos describen cómo los anticuerpos humanos contra el COVID-19 se adaptan con el tiempo, creando una "carrera armamentística" entre el sistema inmunitario y las variantes del virus

Borja Suarez/Reuters

  • Un virólogo y un inmunólogo afirman que el sistema inmunitario del ser humano puede adaptarse al COVID-19 y combatir las variantes emergentes.
  • Describen cómo los anticuerpos evolucionan a lo largo del tiempo para reconocer más variantes y unirse más estrechamente al virus.
  • Las vacunas de refuerzo podrían amplificar estos anticuerpos más potentes, según un experto.
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El coronavirus que causa el COVID-19 está mutando y cambiando, pero también lo hacen los anticuerpos de las personas.

El profesor Paul Bieniasz, virólogo de la Universidad Rockefeller (Nueva York, EE. UU.), ha explicado a Business Insider que los anticuerpos producidos por el organismo tras una infección o una vacuna pueden adaptarse con el tiempo, reconociendo variantes y uniéndose más estrechamente al virus.

Esto podría ser manipulado por las vacunas de refuerzo de COVID-19 para ayudar al cuerpo humano a combatir las variantes o los coronavirus emergentes, añade.

"Ni la infección ni la vacunación en la forma actual de 2 inyecciones se acercan a maximizar la capacidad del sistema inmunitario para hacer frente a las variantes", comenta Bieniasz. "Existe una gran capacidad adicional, que podemos aprovechar mediante dosis de refuerzo o modificando los regímenes de vacunas de ARNm para que sean de 3 dosis, como muchas otras vacunas víricas". 

Bieniasz señala que, a lo largo de varios meses, los anticuerpos pueden evolucionar para reconocer variantes que de otro modo serían resistentes. Los anticuerpos presentes varios meses después de una infección o vacunación también se unen más al virus que causa la COVID-19 que un mes después, dice, citando estudios publicados en las revistas Immunity y Nature en los últimos 2 meses. 

Con el tiempo, la cantidad total de anticuerpos disminuye, pero la calidad mejora porque se adaptan, señala.

El profesor John Wherry, director del Instituto de Inmunología de la Universidad de Pensilvania (EEUU), ha explicado que existen 2 tipos de anticuerpos. En primer lugar, los anticuerpos "de emergencia" que se producen rápidamente; y, en segundo lugar, los que evolucionan durante un periodo de tiempo más largo en los ganglios linfáticos.

"Lo que vemos en la sangre es una mezcla de anticuerpos producidos rápidamente como parte del plan de emergencia del cuerpo y otros 'mejores' que salen de los ganglios linfáticos", declara a Business Insider.

Bienasz afirma que si se administra una dosis de vacuna "algunos meses después" de la vacunación inicial o de una infección, podría amplificar estos anticuerpos más potentes, permitiéndoles "diversificarse aún más".

Basarse simplemente en los resultados de los ensayos clínicos existentes para decidir la política a seguir no funcionaría. Debemos tener en cuenta cómo se adapta nuestro sistema inmunitario y prepararlo para el futuro, analiza.

"Es una carrera armamentística evolutiva, nuestros sistemas inmunitarios contra el virus", compara: "Deberíamos intentar pensar un paso por delante del virus, no un paso por detrás".

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) han recomendado el pasado jueves 23 que los estadounidenses mayores de 65 años, los trabajadores de la salud o los que tengan problemas de salud subyacentes se pongan una vacuna adicional de refuerzo contra la COVID-19 6 meses después de estar completamente vacunados.

En España, por ahora, la vacuna de refuerzo contra el COVID-19 solo está aprobada para personas "en situación de grave inmunosupresión", así como para los mayores de residencias y personas con la inmunidad baja.

Wherry afirma que aún no se conoce el nivel de anticuerpos necesario para ofrecer protección. Seis meses es "más o menos lo correcto", y añade que le "preocuparía" que el intervalo entre las vacunas iniciales y las de refuerzo fuera más corto. 

"Se puede pensar en la respuesta inmunitaria como en el ejercicio, el sistema inmunitario necesita recuperarse entre dosis. Si se hace ejercicio y se descansa entre una y otra, se mejora el rendimiento en comparación con el ejercicio muy duro de cada día", concluye.

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