"Es el 11S de Israel": por qué los israelíes dicen que el ataque sin precedentes de Hamás cambiará su país para siempre

Ataque de Hamás

Reuters

  • Hay quienes comparan el ataque del sábado de Hamás contra Israel con los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos.
  • La escala de los ataques —desde tierra, mar y aire— no se parece a nada a lo que Israel se haya enfrentado antes.

Reut Aisenberg se despertó sobresaltada el sábado por la mañana con el sonido de las sirenas antiaéreas rasgando el apacible ambiente de Tel Aviv.

Alrededor de las 6 de la mañana, Aisenberg, de 36 años, se metió en la habitación de seguridad de hormigón armado del piso que comparte con su marido, de 40 años, y sus dos hijos pequeños. Juntos, en pijama, se acurrucaron en la oscuridad mientras el primero de los miles de misiles caía sobre su ciudad, el primer acto de un ataque descarado de Hamás que algunos en Israel llaman el "momento 11-S" del país.

La familia, que había planeado celebrar la festividad anual de Simchat Torá en un parque local, no pensaba que el día fuera a transcurrir así.

El momento del ataque el sábado por la mañana "fue un shock", explicaba Aisenberg a Business Insider el domingo por la noche desde su casa. "Nadie lo vio venir", afirma, y añade: "Esto va a ser un trauma que Israel va a llevar consigo desde ahora hasta el fin de los tiempos".

"Es un país muy pequeño y todo el mundo conoce a alguien que está en el ejército o a alguien que vive en una de esas comunidades que fueron secuestradas por terroristas", señala Aisenberg.

Dentro de las fronteras de Israel, donde el enfrentamiento se ha cobrado ya más de 700 vidas, la gente ha empezado a establecer paralelismos entre los ataques y los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.

Varios israelíes han hablado con Business Insider a lo largo del fin de semana sobre lo que han presenciado y el impacto del ataque, que, según ellos, permanecerá durante mucho tiempo en la memoria colectiva de su nación.

"Llovían cohetes del cielo"

Al igual que el 11-S, que cambió Estados Unidos y su identidad en los años venideros —reformando su aparato de seguridad nacional y de recopilación de información, desencadenando una prolongada campaña militar en Oriente Próximo y alimentando un sentimiento de patriotismo nunca visto en años—, Aisenberg y otros coinciden en que los acontecimientos de las últimas 48 horas también remodelarán radicalmente Israel desde las perspectivas cultural, política y de seguridad.

A pesar de las consecuencias a largo plazo, por ahora Aisenberg sólo confía en capear el conflicto dondequiera que conduzca. Se siente relativamente segura en Tel Aviv, ya que las sirenas suelen avisar unos 60 segundos antes del impacto de los misiles procedentes de Gaza.

Un minuto completo le parece un lujo relativo, en comparación con los 15 segundos de los que disponía cuando servía como integrante de las fuerzas armadas israelíes en Sderot, una ciudad cercana a la frontera con Gaza; tiempo suficiente para buscar refugio en una escalera u otro lugar antes de una explosión.

En 15 segundos, la única opción es correr a casa de alguien si la puerta está abierta, dice, o tumbarse en el suelo y "rezar a Dios" para no morir.

"No me asusto. Sigo teniendo el control", afirma Aisenberg. "Puedo tomar decisiones, puedo mantenerme en pie. Pero está claro que no es fácil. Te llueven cohetes del cielo".

Aunque los israelíes están a la vez "conmocionados" y "muy tristes", Aisenberg asegura que están decididos a no ceder. "Vamos a ganar".

El World Trade Center el 11 de septiembre de 2001.

Paralelismos históricos

Israel no es un país desacostumbrado a los enfrentamientos violentos con sus vecinos.

Pero la escala de estos ataques —en los que combatientes de Hamás tomaron rehenes sobre la frontera de Gaza y montaron ofensivas por tierra, mar y aire, incluso con parapentes motorizados— es de una magnitud diferente a la que el país ha presenciado antes.

"Este es el 11-S de Israel", escribió Ian Bremmer, politólogo y fundador de Eurasia Group, una empresa de consultoría e investigación de riesgos, en X, la plataforma antes conocida como Twitter. Pero, por el volumen de víctimas, afirma, lo que está en juego para Israel es aún mayor.

Otras publicaciones en la red social también comparaban los ataques con el 11-S o Pearl Harbor, el ataque japonés a una base naval estadounidense en Hawai que llevó a Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial en 1941.

Jessica Cohen, una estadounidense de 25 años de Long Island (Nueva York) que vive en Israel desde hace siete años, tenía sólo 3 años el 11-S, pero aún recuerda lo "angustiada" que estaba su familia ese día.

"Me imagino", explica a Business Insider por teléfono desde su casa, a unos 20 minutos al sur de Tel Aviv, que este ataque contra Israel es en gran medida "esa misma pesadilla, ese mismo miedo, pero 10 veces peor".

Los dirigentes de Hamás han afirmado que su incursión era una respuesta a la escalada israelí contra los palestinos, incluida la "profanación" de la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén. Las tensiones entre israelíes y palestinos se han exacerbado este año debido a que el Gobierno de derechas del primer ministro Benjamin Netanyahu ha apoyado un aumento del número de asentamientos judíos en Cisjordania.

Algunos expertos en seguridad han afirmado que Israel ha bajado discretamente la guardia en un clima de crecientes disturbios, luchas políticas internas y oposición al Gobierno de Netanyahu.

Hay quienes han especulado con la posibilidad de que Hamás intentara aprovechar la brecha para echar por la borda los esfuerzos diplomáticos entre Arabia Saudí, Israel y Estados Unidos, que podrían haber dado lugar a que Riad otorgara el reconocimiento diplomático a Israel. Irán también parece haber querido aprovecharse de la inestabilidad. El Wall Street Journal informó el domingo de que el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Teherán habría coordinado el ataque con Hamás desde agosto.

Como ocurrió con Estados Unidos tras aquel ataque de hace 22 años —que dio lugar a una prolongada campaña militar en Afganistán—, Israel ya está montando un amplio esfuerzo de represalia denominado Operación Espadas de Hierro. Netanyahu ha prometido imponer "un castigo sin precedentes" y una respuesta "a una escala e intensidad que el enemigo no ha experimentado hasta ahora".

Rusia, Ejército (ensayo histórico)

Los aviones israelíes han atacado edificios en Gaza, mientras que las fuerzas terrestres han movilizado artillería pesada como tanques y se han enzarzado en refriegas con combatientes de Hamás. Al parecer, las autoridades estadounidenses han vaticinado que es inminente una invasión terrestre masiva, y ya han muerto más de 400 palestinos, según el Ministerio de Sanidad palestino.

Kenneth Quinn, un profesor estadounidense de Inglés de secundaria de 57 años que vive en Israel desde hace más de tres décadas, establece otras comparaciones entre este conflicto y el 11-S, principalmente porque ambas tragedias nacionales se han cobrado un elevado número de vidas civiles.

"Nunca había ocurrido en Nueva York", explica por teléfono desde Israel. "Algo así nunca había ocurrido aquí. En esos dos sentidos, es similar".

A lo largo y ancho del país, los israelíes se han indignado por los fallos que han permitido a Hamás eludir la vigilancia de los servicios militares y de inteligencia de Jerusalén, añade Quinn, que califica los fallos de "incomprensibles". Además, vaticina que, en última instancia, podrían suponer la ruina para la suerte política del Gobierno de coalición del país, profundamente dividido.

Pérdida de seres queridos

Algunos israelíes que hablaron con Business Insider temen que el país no haya expulsado a todos los combatientes de Hamás que cruzaron desde Gaza, lo que podría dar lugar a más violencia. Es posible que esos temores se hayan visto acrecentados por los disturbios que se produjeron en las comunidades cercanas a la región fronteriza pocas horas después del ataque.

Allí, cerca de la frontera con Gaza, la suegra y el suegro de Aisenberg pasaron gran parte de la tarde del sábado escondidos en su casa mientras los combatientes de Hamás se infiltraban en su pequeño pueblo y causaban estragos. Aisenberg cuenta que se trasladarían a casa de su cuñada mediante transportes blindados especiales que ella cree que están organizando las autoridades locales.

En la ciudad central de Be'er Sheva, Quinn cuenta que pasó parte del domingo en el hospital Soroka, donde los israelíes heridos recibían atención médica. Quinn explica que conoció a una mujer que había asistido al festival Tribu de Nova, en el que cientos de personas acudieron a un lugar cercano a la frontera de Gaza para disfrutar de una noche de música y baile.

La mujer —madre soltera de varios hijos que no asistió al festival— sufrió múltiples heridas de bala después de que combatientes de Hamás transformaran el evento en un primer escenario de su campaña, cobrándose más de 250 víctimas y apresando a numerosos rehenes, según la prensa.

En el hospital, la mujer contó a Quinn que se había separado de su amiga durante el caos y que había pasado horas tendida en el suelo, fingiendo estar muerta en un intento de sobrevivir. Más tarde fue descubierta con vida y parece que se recuperará de las heridas sufridas.

Uno de los antiguos colegas de Quinn, un profesor de instituto que impartía clases de física, también asistió al mismo festival, según llegó a descubrir. Sin embargo, a diferencia de la mujer que fue trasladada al hospital, el profesor se encuentra en paradero desconocido y, hasta el domingo por la noche, Quinn aseguraba que no estaba claro si había sido asesinado o tomado como rehén.

Cohen, la mujer estadounidense que vive al sur de Tel Aviv, se enfrenta a su propia pesadilla: Ella y su marido, Gilad Peretz, han intentado sin éxito localizar a Mark, el padre de Peretz, de 51 años, que desapareció el sábado por la mañana después de correr a recoger a su hija en el festival de música.

Aunque su hija sobrevivió, el paradero de Mark sigue siendo un misterio, según relatan Cohen y su marido a Business Insider. Creen que su teléfono móvil no funciona y afirman que vieron su Audi A4 sedán blanco en un informativo no muy lejos de donde desapareció tras estallar los enfrentamientos.

James Vasquez, héroe de guerra en las redes sociales, ha sido acusado de impostor.

"No podemos permitirnos estar divididos"

Mientras continúan los combates, Aisenberg afirma que los israelíes están decididos a imponerse a Hamás y Hezbolá. El segundo grupo militante comenzó a provocar más violencia a lo largo de la frontera septentrional que Israel comparte con Líbano tras los ataques desde Gaza.

Aunque se fundó oficialmente tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, Israel se ha enfrentado a "tantas guerras terribles" desde los "tiempos bíblicos", pasando por el Holocausto, hasta los enfrentamientos más recientes, explica Aisenberg. Ella espera que esta vez la comunidad internacional apoye al asediado Estado judío, pero, dados sus numerosos adversarios en el panorama mundial, no está claro si esa esperanza se hará realidad.

"Espero que esto sea un incentivo para que todo el mundo se una", afirma. "No podemos permitirnos estar divididos".

Al menos, independientemente de que sus sentimientos se extiendan o no a los aliados de Israel o a su país, cuyos órganos políticos están desgarrados por dolorosas divisiones, Aisenberg y su familia prometen permanecer unidos. Como guía turística profesional, su trabajo consiste en presentar a los visitantes los lugares más antiguos de Israel, pero no hay necesidad de hacer visitas guiadas durante una guerra. En su lugar, pasará los próximos días con sus hijos y su marido, un ingeniero informático que trabaja desde casa.

Juntos están preparados para aguantar lo que venga. Y esperarán con la respiración contenida, a pocos pasos de su habitación segura, hasta que vuelva a sonar el inevitable estruendo de las sirenas antiaéreas.

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