Durante cuánto tiempo concede la Seguridad Social una baja de larga duración y qué requisitos hay que cumplir

Las bajas médicas son necesarias para que los trabajadores se recuperen de un problema de salud, y además suponen un derecho laboral que no te puede denegar la empresa.

De hecho, en caso de que un empleador te despida estando de baja, lo habitual es que la justicia lo considere despido nulo y tengan que pagarte los salarios no devengados.

La mayoría de las ausencias por temas de salud se gestionan a través de la figura de la Incapacidad Temporal.

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El derecho a esta baja viene acompañado de una remuneración económica que el trabajador recibe mientras no está llevando a cabo su labor.

Una baja por incapacidad temporal puede extenderse al menos durante un año, pero llegados a este punto pueden surgir dudas, ya que también existe el concepto de baja de larga duración.

Una baja se puede considerar de larga duración cuando ha superado los 6 meses. En estos casos la Seguridad Social abona al trabajador el 75% del sueldo que estaba recibiendo en el momento de la baja.

Requisitos para una baja de larga duración

La Seguridad Social es la que marca las diferentes exigencias para que puedas acogerte a una baja de larga duración.

El requisito principal, por lo tanto, es estar dado de alta en la Seguridad Social o en una situación asimilada en cuanto se produce la situación de baja médica.

Además de esto, tienes que haber cotizado al menos durante 180 días en los 5 años anteriores a la solicitud de baja, siempre y cuando estés padeciendo una enfermedad común.

En el caso de que se trata de una baja por accidente profesional no será necesario que hayas reunido un tiempo mínimo de cotización, y estarás cobrando también un 75% del sueldo el tiempo que dure la ausencia.

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Recuerda que es tu médico de cabecera de la Seguridad Social el que tiene que firmar tu baja y las sucesivas prórrogas que se puedan producir.

Las revisiones para valorar tu estado de salud y si estás capacitado de nuevo para trabajar deben ser al menos cada 6 meses, aunque lo habitual es que el médico haga un seguimiento mucho más minucioso y tengas evaluaciones cada pocas semanas.