Café Pendiente, la iniciativa que ha ayudado a las familias más afectadas por el coronavirus: "Intento conectar a la gente que quiere ayudar y gente que necesita ayuda"

Un hombre con mascarilla llevando cafés

Reuters

  • Café Pendiente es una iniciativa solidaria que une a gente que necesita ayuda y a personas que quieren ofrecerla. Estas últimas dejan pagado un café, una barra de pan o unos filetes en un establecimiento y, quienes no tienen recursos, pueden acudir a recogerlo. 
  • Los comercios apuntan en una pizarra visible al público lo que los pequeños donantes han aportado y lo que está disponible para ser recogido.
  • Julia Iniesta, quien está detrás de la iniciativa de Alcalá de Henares (hay varias), cuenta a Business Insider España cómo ha seguido adelante con su labor durante el coronavirus, pese a que la mayoría de tiendas con las que colabora cerraron, a lo que se sumaron las limitaciones de movimiento.
  • Durante el confinamiento, las peticiones de ayuda se han incrementado en gran medida, pasando de recibir 1 o 2 casos diarios a 8.
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A veces surgen necesidades y la posibilidad de resolverlas está tan solo a la vuelta de la esquina. Esas soluciones pueden estar más cerca de lo que creemos —o de lo que sabemos—. Y los datos ayudan a unir a las partes implicadas: el problema con su resolución. 

Esa información permite actuar con conocimiento y responder mejor a lo que ocurre a nuestro alrededor. Pero si los casos no llegan a cruzarse, hay oportunidades que se desaprovechan y, aun estando al alcance de la mano, se pierden. 

No se trata de procesar enormes cantidades de datos ni de recurrir a analíticas, sino de algo mucho más sencillo: conectar 2 puntos que encajan. Unir una llamada de socorro y la voluntad de aportar algo.  

"Yo soy una plataforma entre la gente que quiere ayudar y gente que necesita ayuda. Intento conectarlos para que se localicen. Nada más. Ni soy asociación, ni soy ONG, ni nada. Soy una vecina más", dice Julia  Iniesta, la persona que está detrás de la iniciativa solidaria Café Pendiente Alcalá de Henares. 

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Iniesta anima a las personas y a los comercios de la localidad madrileña a dejar algo pagado en una tienda para que, quienes no tengan recursos, puedan pasarse a recoger la comida que alguien ha comprado desinteresadamente, ya sea un café, carne, pescado o un carrito completo. Normalmente, una pizarra en el exterior de los establecimientos lleva la cuenta: 5 bollos solidarios y 1 refresco. Es decir, lo que está disponible para recoger.

"La idea es que haya un par de comercios por barrio, que puedas ir a preguntar: 'Oye, ¿hay algo pendiente?' Te puedes llevar un poquito de esto o de lo otro, según hayan dejado pagado", explica.

Iniciativa un Café Pendiente
Café Pendiente

En resumidas cuentas, la única labor de Julia es hacer de conexión y crear esa red de pequeños donantes y comercios pero, si ella no estuviera, no habría forma de unir a las personas que necesitan ayuda y a quienes quieren prestarla. Es sencillo: comparte las historias que le llegan en las redes sociales, conecta a gente por WhatsApp y se coordina por llamadas.

Pese a que explica sin ornamentos ni mayor importancia su labor a través de Café Pendiente —lo lleva ella sola-—, su impacto es tremendo. 

"Intento hacer una red de comercios. Ellos tienen una pizarra, visible al público, donde van apuntando todo lo que se deja pendiente", explica.

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Este gesto es ahora todavía más importante. Julia cree que el coronavirus ha agravado la ya deteriorada situación económica de muchos. "Siempre hay personas o familias que lo están pasando mal, pero llegó el virus y eso fue matador. Imagínate cómo estaban las familias que ya estaban mal; y las que nunca habían tenido que pedir, llegó un momento, al mes y medio o así del COVID-19, que empezaron a hacerlo", lamenta. 

Iniesta cuenta que recibía "muchísimos" mensajes porque los servicios sociales estaban saturados. Antes de la pandemia, tenía 1 o 2 casos al día y, durante la crisis sanitaria, 8 diarios. 

"¿Qué hago yo ahora en esta situación?", se planteó Julia cuando el coronavirus estaba "en pleno pico". Muchos establecimientos estaban cerrados —y con ello sus pizarras solidarias— y la movilidad estaba muy restringida. "Había muchas dificultades, por ejemplo, no se podía coger el coche", explica. 

Así que lo que hizo fue contar todas las peticiones de socorro que le llegaban en redes sociales y, así, inició las compras solidarias. "Enseguida la gente responde y la verdad es que ha funcionado muy bien", dice, ya que, gracias a esas publicaciones, sus seguidores se ofrecían a llenar un carrito online y enviárselo a la familia necesitada. 

Julia ha creado una red de 20 comercios en Alcalá de Henares, aunque durante la pandemia se mantuvieron abiertos solo 4. Los voluntarios de la asociación Barabú Payasos le echaron una mano a repartir la ayuda: "Ellos, con todas las medidas de seguridad, iban a casa de las familias y les llevaban las compras. Estábamos jugando con los comercios que estaban abiertos". 

Hay muchas maneras de ayudar

Pero siempre hay muchas opciones para ayudar, piensa. Y hay que usarlas todas. Además de las compras por internet y los pedidos a domicilio, café pendiente también promueve los bizums de ayuda. "Hay muchísimos carniceros y pescaderos que cobran por bizum y te hacen el servicio solidario". Solo hay que mandar la cantidad al comercio y ellos llevan la compra que otro ha pagado a la casa del que lo necesita.

A veces, simplemente se puede enviar el dinero directamente al establecimiento, y este lo apunta como pendiente en la pizarra. "Doy facilidades", dice Julia. Los productos se pueden hacer llegar de la forma que cada uno quiera: enviarla, dejarla en un comercio cercano, llevarla a casa de las familias, etc.

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"Todo esto, claro, es confianza", sostiene. Hay otros cafés pendientes como el suyo. La idea existe desde hace mucho tiempo y, quienes quieran hacer lo mismo en otros lugares, solo tienen que usar el logo y seguir el sistema de ayuda.

"Las redes sociales es el arma que uso para concienciar a la gente de lo que está pasando". Iniesta se mueve, sobre todo, en Facebook, pero también usa Instagram, Twitter y la página web de la iniciativa, que puso en marcha en 2018, después de un día de invierno, cuando se cruzó con una señora mayor que aprovechaba los restos de una taza de café que quedaba sin recoger en una terraza. 

 "La gente me pregunta: pero Julia, ¿qué te llevas tú con todo esto? El ayudar y saber que ayudo a personas", zanja.

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