Detrás de cada una de las bebidas que consumimos, existe una gran huella hídrica: según The World Wildlife Fund (WWF), cada litro de cerveza necesita aproximadamente 155 litros de agua para su elaboración, aunque compañías como Estrella Galicia destacan que las innovaciones están permitiendo que pronto se reduzca a 60.

Si hablamos de bebidas espirituosas, se gastan 800 litros de agua para producir cada litro de vino. Y fuera del alcohol, son precisos 120 litros para una infusión de litro de té; 600 para un litro de zumo de naranja, 1.000 litros para un litro de leche, o 1.100 necesarios para un litro del café, según WWF.

En definitiva, la producción de todos y cada uno de los alimentos tiene un impacto hídrico, tal y como explica la Fundación Aquae. Y los grandes fabricantes de alcohol tiemblan con la sequía: a Diageo, la mayor compañía de bebidas espirituosas del mundo, le preocupa que el cambio climático haga escasear el único ingrediente esencial para elaborar todos sus productos: el agua. 

La empresa utilizó unos 17.520 millones de litros de agua en sus operaciones en 2022, según su índice de información ESG.

"Tener la destilería más eficiente del mundo no evita el riesgo si hay sequía"

Según Bloomberg, la seguridad del agua es el riesgo más importante relacionado con el cambio climático para el fabricante de la ginebra Tanqueray, la cerveza Guinness y la crema irlandesa Baileys, explica Michael Alexander, responsable mundial de sostenibilidad del agua, el medio ambiente y la agricultura de Diageo, que en 2022 tenía 43 centros en todo el mundo en zonas con escasez de agua. 

"Puedes tener la fábrica de cerveza o la destilería más eficiente del mundo, pero seguirá sin mitigar tu riesgo si hay sequía", apunta el responsable en una entrevista. Utilizar menos agua es ya una exigencia provocada por el calentamiento global y que empapa de forma vertical a compañías de todos los sectores, desde la sedienta industria de la moda a las cadenas hoteleras.

El agua es absolutamente crítica en la cadena de suministro de compañías como Diageo: constituye más del 60% de los licores y más del 90% de la cerveza, mientras que el resto de los ingredientes también dependen del riego para su cultivo.

La compañía pretende reducir el consumo de agua para 2030, se ha comprometido a reponer más agua de la que usa en las zonas con estrés hídrico de aquí a 2026 y ya se encuentra supervisando proyectos de eficiencia hídrica en Turquía, país donde fabrica aguardiente anisado. Otro de los puntos afectados donde opera es México, región donde produce su tequila. 

Ponerse las pilas para mejorar la eficiencia de agua

Según recoge Bloomberg, Diageo sabe que la crisis del agua se está acelerando y por ello, está mejorando su estrategia: quiere mejorar en un 40% la eficiencia del agua para 2030 en comparación con 2020 en áreas con estrés hídrico, y lograr una mejora general del 30%.

Desde el último lustro la compañía trabaja con actores al margen de su cadena de suministro, como agricultores, empresas de servicios públicos, otras grandes industrias y gobiernos, al tiempo que fomenta leyes destinadas a prevenir la escasez de agua.

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Al oeste de Turquía, el proyecto Sahyar de Diageo apoya la construcción de infraestructuras para abordar la seguridad del agua. La destilería ya repone allí más agua de la que utiliza en algunas zonas y promueve el riego por goteo, que reduce la evaporación, protege el suelo y aumenta el rendimiento de los cultivos.

Desde su lanzamiento el año pasado, este proyecto —que también reduce la huella de carbono— ha ahorrado unos 93.000 metros cúbicos de agua, y su propósito es hacerlo con 177.000 metros cúbicos antes de finales de 2026. 

8 o 9 de cada 10 catástrofes tienen que ver con el agua

Según datos compartidos por la ONU, cerca de 55 millones de personas en todo el mundo se ven afectadas por las sequías cada año, el peligro más grave para el ganado y los cultivos en casi todo el mundo. La sequía amenaza los medios de subsistencia de la población, aumenta el riesgo de enfermedad y muerte, y alimenta las migraciones masivas. 

En la actualidad, la escasez de agua afecta al 40% de la población mundial, y hasta 700 millones de personas corren el riesgo de verse desplazadas como consecuencia de la sequía de aquí a 2030.

El aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático está haciendo que las regiones ya secas sean más secas y las húmedas más húmedas. En las regiones secas, la subida de las temperaturas evapora el agua más rápidamente e incrementa aún más el riesgo de sequía.

Además, entre el 80 y el 90% de todas las catástrofes documentadas por riesgos naturales durante los últimos 10 años han sido consecuencia de inundaciones, sequías, ciclones tropicales, olas de calor y fuertes tormentas.