Hacer de la necesidad virtud: así levantaron sus negocios 5 emprendedores sin apenas financiación

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  • Emprender es un acto de valentía que resulta especialmente difícil cuando apenas se cuenta con dinero: la edad media de las startups en España es de 3 años.
  • Esto convierte la aventura de emprender en un juego solo apto para bolsillos holgados y en el que ciertos apellidos se repiten. No obstante, hay quien, contra la tendencia general, logra sacar adelante su proyecto sin demasiada financiación inicial. 

Por muy instalado que esté en el imaginario colectivo el mito de los jóvenes genios que desde su garaje montan la compañía que va a revolucionar las próximas décadas, conviene no engañarse: montar una empresa es difícil.

Lo dicen los datos. Hace casi 10 años se popularizó la cifra de que 9 de cada 10 startups fracasan al tratar de superar los 3 años de vida, según rezaba entonces informe de Emprendimiento de Spain Startup, la empresa detrás del South Summit

El año pasado, esta misma institución esquivó dar cifras concretas de fracaso de empresas, pero dio una pista que indica que, a grandes rasgos, las cosas no han cambiado demasiado: la edad media de las startups en España es de 3 años. Ni uno más, ni uno menos. 

Aunque el ecosistema está madurando y las empresas cada vez son algo más longevas, emprender sigue siendo una batalla que se libra, en primer lugar, contra la estadística. Es por esto que, como en el casino, conviene entrar en ella no con el dinero que de verdad hace falta para pagar la hipoteca y los estudios de los hijos, sino con el que sobra. 

Esto convierte la aventura de emprender en un juego solo apto para bolsillos holgados y en el que ciertos apellidos se repiten. No obstante, hay quien, contra la tendencia general, logra montar su proyecto empresarial sin demasiada financiación inicial. 

El camino, desde luego, no es fácil. Albert Duaigües, CEO y fundador de RawData, empresa especializada en manejo de datos en el ámbito de la agricultura, reconoce que los fundadores de su empresa estuvieron un año sin cobrar para poder sobrevivir a los inicios.

A partir de ahí, rememora, la empresa obtuvo una ayuda por parte del Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial. Antes, Duaigües y David Olmo, cofundador de RawData, ya habían logrado involucrar a tres clientes en un proyecto piloto, lo que en parte logró solventar el problema de falta de financiación inicial.

 

Tenacidad y suerte, aliadas en las empresas sin dinero inicial

Pero no todas las empresas tienen un rumbo tan marcado desde el inicio. Algunas, como Bcas, han tenido que cambiar de rumbo sobre la marcha.

"Todo empezó cuando mi socio Javier Ausin vino a verme a Jump into tech, mi antigua compañía. Él quería montar una app de reservas tipo last minute de pádel y golf y yo, como a cualquier cliente, le animaba a ello", comienza explicando Bosco González del Valle, cofundador de Bcas, una empresa que se dedica a financiar estudios. 

"Llegamos hacer el diseño y prototipo del proyecto cuando me empezó a hablar sobre su Trabajo de Fin de Grado, que giraba en torno a los retraso que se suelen dar en el pago de becas por parte del Estado. Resulta que en España hay más de 2.000 millones de euros al año en becas que van a parar a unos 2 millones de estudiantes, y el 100% de estas becas llegan tarde".

Con estos datos sobre la mesa, tuvieron una idea: adelantar ese dinero a cambio de un porcentaje de comisión. "En cuanto me enteré de esto le dije a Javi que dejase el proyecto que estaba haciendo y que fuésemos a tope con esto. Hicimos una web muy cutre con un formulario y pusimos 20.000 euros cada uno".

Esos primeros 40.000 euros se fueron en cosa de 5 días y en apenas 30 adelantos. "Esta locura de prestar dinero sin producto ni tecnología, solo con bizums hizo que pudiésemos levantar nuestra primera ronda porque demostramos que había un problema claro y una solución posible", recuerda González del Valle. 

"A los 6 meses abandonamos este modelo de negocio porque el mercado era residual al funcionar solo en España. Fue cuando empezamos con los ISA (Income shared agreement, por sus siglas en inglés: acuerdos a los que llegan con los estudiantes para financiar sus estudios con un dinero que estos tienen que devolver cuando encuentran trabajo), nuestro modelo de ahora. 

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"Al final, el problema que abordamos es el mismo, la falta de recursos económicos para la formación, aunque la solución es distinta".

Un caso parecido lo protagonizó Andrés Pulgarín, CEO BotsLovers, empresa dedicada a la creación de asistentes virtuales asistidos por IA conversacional y que ya trabaja para empresas como Alcampo, Carrefour, Teka y Samsung.

"Tuvimos la idea y la visión para entender que los bots y el procesamiento de lenguaje natural reemplazaría las tareas aburridas y monótonas que realizamos, pero cero inversión o base previa, familiares interesados o ahorros", cuenta Pulgarín.

Para empezar a funcionar, por tanto, BostLovers ha tenido que apretarse el cinturón desde sus inicios.

"Hemos ido cliente a cliente reinvirtiendo todo lo recibido por los primeros bots en Pernod Ricard, el Corte Inglés, Vodafone… Fuimos contratando apoyo técnico, manteniendo nuestros sueldos muy bajos para poder incorporar más equipo, revisando todos los gastos necesarios y afinando el coste en el uso de tecnologías, cloud y herramientas". 

También, relata Pulgarín, se ocuparon ellos mismos de hacerse su propia campaña de marketing, entre otras muchas cosas: "Automatizamos todo lo automatizable, ganamos concursos y acceso a aceleradoras, usamos LinkedIn para tejer una red de 30.000 contactos entre socios y gente interesada en la IA conversacional".

Para el cofundador de la empresa la clave de haber podido prosperar sin apenas recursos iniciales no fue otra que cuidar a los socios.

"Tener pocos clientes y que fueran grandes nos ayudó, aunque ahora queremos crecer todavía más rápido y buscar esos inversores que no necesitamos al inicio Empezamos trabajado 2 con un cliente y ahora somos un equipo de 8 con más de 40 clientes y dos plataformas".

"Cuando las cosas van mal siempre pueden ir peor": 4 consejos del emprendimiento sin dinero

Poner en marcha una empresa sin dinero es siempre un salto al vacío, en ejercicio de fe ciega. Así lo describe Depencare, una empresa que nació a comienzos de 2018 sin apenas recursos. 

Fundada por un exconsultor de estrategia, David González, esta respondía en principio a un problema personal: sus abuelos maternos, casi unos segundos padres para él, vivían en Salamanca sin familia cerca que los pudiera cuidar. Llegado el momento de pedir ayuda, se imponía una pregunta: ¿dónde encontrar alguien de confianza?

Emprender es duro, durísimo, cuando las cosas van mal siempre pueden ir peor, y cuando van peor, siempre pueden ir mucho peor, es increíble lo mal que pueden llegar a ir las cosas” , cuenta González, que se encargó de todo al principio, desde la selección de personal hasta la atención al cliente. Trabajaba casi 24 horas al día.

Capeó el temporal gracias a contrataciones acertadas que le permitieron crear un equipo interno fuerte y comprometido y gracias al desarrollo de las herramientas tecnológicas. 

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Esto, unido a una pequeña inyección de capital que recibieron desde el ENISA y de un pequeño grupo de business angels, permitió al negocio crecer sobre todo durante la pandemia, un momento que puso en valor la importancia del cuidado a domicilio de calidad. Hoy la startup presta servicio en toda España.

Conocen este camino en Greenkeeper, una empresa especializada en la eliminación del etileno de frutas y verduras cuyo nacimiento se remonta a 1986, cuando un grupo de investigadores del CSIC toma nota de la importancia de la eliminación de este gas en los productos agrícolas. Sin apenas dinero, se lanzaron.

Resumen en estos 4 consejos las claves para empezar una empresa sin dinero:   

  1. Ajusta muchísimo la estructura de la empresa e implica a los socios en el negocio.
  2. Cumple con los compromisos de pago adquiridos en fecha. Si no puedes, renegocia a tiempo.
  3. Prioriza las inversiones. Lo primero, lo que permita crecer captando negocios que ya existen.
  4. Aplicar siempre ventaja competitiva en lo que ofrezcas, es decir, hazlo mejor y a mejor precio. Hay que estudiar mucho lo que hay, la competencia y lo que pide el mercado. Pasa horas en internet y analiza lo que ya hay.

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