Cómo elegir un colchón para que no te duela la espalda

Cómo elegir colchón

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Elegir un buen colchón para el dolor de espalda es una de las acciones más importantes para paliar esta afección, junto con adoptar una buena postura corporal o realizar actividad física con frecuencia, como pilates, natación o yoga. La posición a la hora de dormir también tiene sus consecuencias: la mejor es boca arriba, ya que permite reducir el dolor, la acidez y otras molestias.

¿Hay una norma de oro para escoger el mejor colchón para tu espalda? Desde la OCU recalcan que la decisión es individual y cada cuerpo es diferente, destacando que lo importante es que el colchón soporte el cuerpo adecuadamente para propiciar una buena recuperación nocturna.

Aunque la firmeza depende de gustos personales, cuanto más pesado sea tu cuerpo, más firme debe ser el colchón para garantizar un buen apoyo del cuerpo y el descanso adecuado de la columna vertebral. 

Si es demasiado firme, ejercerá presión en caderas y hombros y reducirá el contacto del cuerpo. Si es muy blando, tu cuerpo se hunde y aumenta la sensación de calor, impidiendo el movimiento durante el sueño.

 

Cada consumidor percibe la firmeza del colchón de un modo distinto, por lo que es mejor no confiar a ciegas en la que está anunciada: desde la OCU alertan de que muchas veces no se corresponde con la firmeza real del colchón. 

Una de las referencias a tener en cuenta es la investigación publicada en 2003 en la revista médica The Lancet, y que concluyó que quienes duermen en un colchón de firmeza media muestran más probabilidades de experimentar menos dolor de espalda en la cama, menos dolor al dormir y menos dolor de espalda con respecto a un colchón firme. 

En cuanto al tipo de colchón, existen varias opciones interesantes: desde las camas de agua a los colchones viscoelásticos, que se adaptan a la forma de tu cuerpo. Los de látex dan un buen soporte, pero tienen el inconveniente de que son pesados y puedes sentir puntos de presión. 

En otro estudio danés publicado en 2008 en la revista médica Spine se sometió a personas con dolor de espalda crónico a 3 opciones durante un mes: cama de agua, espuma viscoelástica o un colchón duro, midiendo las actividades, la cantidad de sueño y el dolor. Concluyeron que la cama de agua y el viscoelástico eran buenos por igual, pero preferibles al colchón firme. 

Desde la OCU también recomiendan no fiarse siempre de los colchones caros, puesto que no siempre son mejores para la espalda. Muchas veces es suficiente con un colchón normal con la firmeza adecuada. 

Cada cuánto tiempo hay que cambiar el colchón

La norma general es reemplazar el colchón cada 8 o 10 años: al pasar una década se deforma y desnivela, perdiendo firmeza, altura y sujeción para tu cuerpo, lo que puede agravar o generar problemas de espalda. 

Nunca lo sustituyas sin probarlo bien en la tienda hasta percibir que sea el idóneo para ti. Túmbate sobre él en todas las posiciones, bocarriba, en ambos costados y dándote la vuelta. No debe haber mucho espacio entre la zona lumbar y el colchón, lo que querría decir que es excesivamente firme. Si la mano no pasa o pasa con dificultad, quiere decir que es excesivamente blando. 

Otra recomendación es negociar un período de prueba largo porque a veces, tras unas semanas, descubres que no era el óptimo para ti. Conoce a priori las condiciones particulares de devolución y también de uso durante el período de prueba. 

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Para aquellas personas que sufren dolor o presión tras estar mucho tiempo en la misma posición, resulta clave elegir un acolchado suave. Para ello, sirve un colchón de muelles internos con un revestimiento de espuma o látex. 

En el caso de las parejas con una diferencia de peso notable entre ellas, la OCU aconseja seleccionar un sistema de dos bases y dos colchones individuales: la persona con más peso debe dormir en el colchón más firme.

SegúnSanitas, más de la mitad de los trabajadores en España sufre dolor de espalda, de los que un 86% de afectados aseguran que las dolencias se agravan gradualmente debido a las condiciones laborales. 

Los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, apuntan a que un 50,3% de trabajadores están afectados. Los fenómenos más comunes son las lumbalgias y/o ciáticas, dolencias que producen un promedio de 74 días de baja laboral entre los mayores de 55 años.

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