Algunas enfermedades están más presentes que otras durante el verano. De las más frecuentes se encuentran aquellas que afectan al oído. No solo se deben a las actividades que se realizan en el agua, como nadar en la playa, sino también a las altas temperaturas tan características de estos meses.

El clima de esta estación fomenta la aparición de bacterias, virus y hongos. ¿Y qué lugares son sus favoritos? Aquellos en los que existe una combinación de calor con humedad. Por eso es importante que se preste atención a la higiene cuando uno acude a la piscina (u otros lugares del estilo).

En verano es común padecer otitis, una inflamación del oído causada por una infección, cuyos síntomas son muy particulares. Algunos factores externos como el estrés pueden aumentar las probabilidades de sufrir esta infección.

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Síntomas de las infecciones de oído

Uno de los síntomas más habituales de las infecciones de oído es el dolor en la zona que rodea la oreja. No siempre se produce una molestia constante sino que a veces es un dolor intermitente. Si al presionar sobre la parte que cubre el orificio sientes una ligera incomodidad significa que tienes una infección.

También en algunas ocasiones se experimenta otorrea, es decir, supuración de líquidos del oído. Normalmente es una sustancia de tono amarillento, similar al pus, asociada a la otitis media, según la Clínica Universidad de Navarra. Las personas que lo padecen sienten como si tuvieran agua dentro del oído.

En casos más concretos, ya que estos síntomas no se manifiestan con tanta frecuencia, se puede presentar vértigo. Y es que, probablemente ya lo sabías, pero el oído está relacionado con el equilibrio. Sentirse mareado es una señal de que algo está pasando en tu sistema auditivo.

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Cómo prevenir las infecciones de oído

Evitar una infección de oído es, en la mayoría de casos, algo posible. Según los profesionales de la salud, se pueden tomar medidas para prevenir este tipo de dolencias tan características del verano, y no son difíciles de seguir.

La primera forma de impedir una infección de oído es usar tapones cada vez que te bañes. Si eres propenso a padecer este problema quizás te plantees hacer uso de este tipo de artículo, pero has de tener en cuenta que su eficacia no es plena, por lo que el riesgo de infección no desaparece por completo.

Lo mejor es secarse bien el oído cada vez que uno termine de bañarse. Lo único que necesitas es pasar una toalla seca (nunca utilizas los propios dedos) por la cavidad auricular para eliminar el exceso de agua. No quieres que tus oídos se conviertan en un caldo del cultivo para las bacterias.

No lanzarse a la piscina de golpe es otra forma de evitar las infecciones de oído por muy extraño que parezca. Los especialistas en otorrinolaringología recomiendan no hacerlo. ¿El motivo? Las zambullidas bruscas permiten la entrada repentina de agua en el oído hasta el punto de poder dañarlo.

Si la piscina, ducha o lugar en el que te vas a dar un baño es tuya, intenta mantener el agua siempre limpia, ya que de esta manera evitarás problemas de higiene que deriven en otitis. En el caso de ir a un sitio comunitario es sensato que primero examines si el lugar es apto para bañarse.