Cómo se reparte el capital de Puig y qué pasará tras la salida a bolsa

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Marc Puig, presidente ejecutivo de Puig.
Marc Puig, presidente ejecutivo de Puig.

Puig

  • Puig saltará al parqué el próximo 3 de mayo, con la intención de captar casi 3.000 millones de euros en la operación. 
  • Así se reparte el capital del gigante de la belleza catalán y qué pasará con sus acciones tras su salida a bolsa.

Puig, el gigante de la belleza catalán, dueño de marcas como Paco Rabanne, Carolina Herrera o Charlotte Tilbury, saltará al parqué de las bolsas españolas el próximo 3 de mayo. 

La operación combinará una Oferta Pública de Venta (OPV) con una Oferta Pública de Suscripción (OPS) de acciones de clase B. Este tipo de acciones tiene los mismos derechos económicos que las acciones de clase A que componen el resto del capital social. Sin embargo, en la gobernanza, las acciones de clase A confieren cinco votos y cada una de las acciones de clase B, un único voto. 

Tras la venta, la familia Puig conservará igualmente una participación mayoritaria del 77% de los títulos y la gran mayoría (hasta el 91%) de los derechos de voto de la sociedad. 

Así se repartía el capital social de Puig antes del anuncio de la salida a bolsa y qué pasará con la valoración de la compañía una vez empiece a cotizar cerca del 25% de sus valores, según los datos que la firma ha proporcionado en el folleto autorizado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

El capital social de Puig antes de salir a bolsa

El capital social de la empresa en el momento del anuncio de la intención de salir a bolsa era de 144 millones de euros. Este capital social se dividía en acciones de clase A (475 millones) y acciones de clase B (25 millones), por valor de 0,30 euros y 0,06 euros respectivamente. 

Para blindar el poder de la familia en la salida a bolsa, los accionistas mayoritarios decidieron convertir parte de las acciones de clase A en acciones de clase B —que son las que cotizarán en bolsa—. Esto supuso, dado el valor que tenían estas acciones, una reducción del capital. 

El traspaso lo hicieron en tres tramos: 61.818.181 primero, 17.727.272 en una segunda conversión y 11.363.636 en un último tramo. Estos cerca de 90 millones de acciones representan el 20% de las acciones de clase A. E hizo que la compañía pasase de 144 millones de valoración a cerca de 127,6 millones de euros, que se reparten en 389 millones de acciones de clase A y 182,8 de clase B. 

El total de las acciones de clase A (un 68% de la firma) se quedará en manos de Puig S.L. Pero el vehículo de inversión del clan también se quedará con entre el 7,8% y el 17% de las acciones de clase B —que son el 32% restante del capital de la compañía—, según se ejercite la sobreadjudicación que incluye el plan de saltar al parqué de las bolsas españolas—. 

El 32% de la compañía, representado en acciones de clase B, estará en manos de Puig S.L. (entre un 17% y un 7,8%), consejeros y directivos (6,1%), accionistas minoritarios (9,9%), acciones de autocartera (2,7%), público (61,3% o 70,5%, según la sobreadjudicación) y otros consejeros o empleados (3,1%). 

Según Expansión, fuentes del mercado advirtieron un día después de la publicación del folleto que había una "sobresuscripción de varias veces" de las acciones de la oferta de Puig. Esta sobredemanda aplica tanto al rango de la OPV, como al de la oferta pública de nuevas acciones (OPS). Caixa Criteria pretende hacerse con el 5% por casi 700 millones, adelantó La Vanguardia.

La valoración de Puig tras la salida a bolsa el próximo 3 de mayo

Si Puig sale a bolsa a entre 22 y 24,50 euros la acción, la valoración de la compañía podría situarse entre los 12.700 y 13.900 millones de euros. Pero este precio se desconocerá hasta al menos el 30 de abril, cuando prevé que finalice el proceso book-building en el que los colocadores registran el número de acciones y precio al que están interesados los potenciales inversores.

El número de acciones estará entre 51 y 56 millones en la operación de suscripción y entre 55 y 61 millones en la opción de la venta. Además, Goldman Sachs podrá sobreadjudicar un 15% del tamaño de la oferta base —hasta 390 millones de euros, según el folleto autorizado por la CNMV—. Y los minoristas de sus participadas ostentarán hasta 19 millones.

La familia seguiría teniendo en su poder cerca del 80% de la compañía (77%, para ser exactos en acciones de clase A y B) y más del 90% del poder en lo que a la gobernanza se refiere —porque las acciones de clase A confieren cinco votos, y las acciones de clase B, sólo un voto—. 

Durante al menos 180 días, la sociedad, el accionista vendedor y los nuevos minoristas se han comprometido a no vender las acciones que adquieran tras el toque de campana. Algunos empleados se han comprometido a mantenerlas incluso 365 días.

 

Las acciones de clase A podrían convertirse en acciones de clase B

Las acciones de clase A de Puig se quedarán en manos del clan, pero eventualmente podrían convertirse en acciones de clase B para que los miembros de la familia puedan vender las mismas —siempre con el visto bueno del consejo de administración—. 

Ahora bien, antes de convertir sus acciones de clase A en acciones de clase B, los familiares que quieran deshacerse de estos activos antes tendrán que ofrecérsela al resto de inversores de la familia. Los miembros tienen "derecho de tanteo" sobre las acciones de la compañía. 

Tal y como había defendido el presidente ejecutivo del gigante de la belleza catalán, Marc Puig, el accionista mayoritario cree que "tener una familia en el núcleo de una compañía fomenta el enfoque a largo plazo porque las familias tienden a preocuparse en igual medida por el horizonte temporal de la próxima generación como por el próximo trimestre". 

Así, defienden en el folleto, la firma podrá alinearse "mejor con las de las empresas familiares del sector de la belleza de alta gama a nivel mundial".

"Para la compañía, convertirse en una empresa que cotiza en bolsa implica un mayor nivel de escrutinio por parte del mercado en general, garantizando que las próximas generaciones de la familia Puig estén sujetas a los estándares más altos posibles mientras dirigen la compañía en la dirección estratégica correcta", insisten.

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