¿Alquilar es tirar el dinero? En Madrid y Barcelona, vivir de alquiler en lugar de comprar significa perder más de 200.000 euros

Cojo un euro, lo tiro por el retrete, y ya son 200.000 euros los que el retrete se ha tragado... La imagen de un Homer Simpson canturreando asomado a la taza del váter mientras, uno a uno, van desapareciendo los muelles que arroja podría ser rápidamente sustituida por la de cualquier inquilino pagando las mensualidades del piso que alquila.

La famosa frase alquilar es tirar el dinero, repetida hasta la saciedad en un mercado de propietarios como el español, ya tiene respaldo, y hasta importe: en Madrid y Barcelona, quienes alquilan están tirando más de 200.000 euros por la borda. O, lo que es lo mismo, comprar vivienda implica ahorrarse 200.000 euros frente al alquiler. Eso quien pueda permitirse la compra, claro. Pero ese es otro tema.

"A largo plazo, la compra de una vivienda es más interesante que el alquiler", corrobora Lázaro Cubero, director de Análisis del Grupo Tecnocasa. 

En dinero contante y sonante, comprarse un piso es 242.794 euros más interesante que alquilarlo de media en España, según el último estudio comparativo entre compra de vivienda con hipoteca frente a la renta de alquiler en España, elaborado por Tecnocasa y la Universidad Pompeu Fabra.

Este estudio analiza el esfuerzo que supone pagar el alquiler frente a comprar una casa (con hipoteca) en más de 650 poblaciones españolas a corto plazo (el primer año) y a largo plazo (en 25 años), en varios periodos con condiciones hipotecarias y de precio diferentes para el mercado residencial (2015, 2021 y 2023).

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¿El resultado? En todas las poblaciones sale mejor comprar que alquilar, en todos los momentos del mercado: tanto en 2015, cuando el precio de los alquileres todavía no se había disparado, como en 2019, cuando las condiciones financieras eran óptimas para la compra (con bajos tipos de interés) y en 2023, con los tipos por las nubes (y los precios también).

Concretamente, en la mitad de territorios comprar un piso supone un ahorro de entre 100.000 y 150.000 euros frente al alquiler. En el caso de Madrid y Barcelona, el saldo positivo todavía es mayor: oscila entre los 200.000 y los 250.000 euros.  

En el caso de una vivienda estándar tasada en 250.000 euros en venta, y por la que se pagaría un alquiler mensual de 900 euros, el estudio calcula un saldo positivo de 242.794 euros a favor de la venta. Este cálculo tendría en cuenta una hipoteca al 80% (de 200.000 euros) con un tipo de interés fijo del 4% durante 25 años, o un alquiler cuyo precio se incrementaría anualmente un 2,3% (tomando como base la inflación media entre 2002 y 2023).

"Después de 25 años, un inquilino de esta vivienda se habría gastado 359.496 euros en el alquiler, mientras que un comprador pagaría 116.702 euros en intereses, quedándole un capital amortizado de 200.000 euros, equivalentes al valor patrimonial de la vivienda, por lo que podría considerarse ahorro inmobiliario.

"La compra permite generar un valor patrimonial que va creciendo cada año, hecho que no pasa con el alquiler, pues al final del periodo analizado, el gasto permanece mes tras mes", aclara Cubero.

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Después de 25 años, con la compra se generan saldos positivos a favor del comprador en todas las poblaciones y en los tres supuestos (2015, 2021 y 2023). "Si analizamos las rentas de alquiler acumuladas y los intereses acumulados en los tres periodos analizados, en más del 45% de los territorios, el saldo positivo es de entre 100.000 y 150.000 euros", apunta Cubero.

En el caso del primer año (de compra o de alquiler), en cambio, hay más diferencias, en función del periodo, el territorio y los tipos de interés que haya en el momento. "Podemos destacar que, en el primer año de compra, la renta de alquiler es superior a la cantidad pagada de intereses en todas las poblaciones y en los tres periodos estudiados", añade Cubero.

Lamentablemente, cada vez menos personas en España pueden acceder al mercado de compra de vivienda. Mientras los precios han subido a toda velocidad en la última década, los salarios apenas se han movido, y de hecho las rentas han perdido poder adquisitivo por la inflación. 

La vivienda se ha convertido en un bien de primera necesidad al que, sin embargo, no todo el mundo puede acceder. Un drama que se acentúa en el caso de los jóvenes, para los que resulta materialmente imposible siquiera emanciparse, incluso en alquiler.