Se triplican los trastornos de la conducta alimentaria en la pandemia: la tercera enfermedad crónica más frecuente entre los adolescentes

Niños y niñas hacen fila para que les entreguen un tupper con comida.

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  • Los casos de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), como la anorexia o la bulimia, se han disparado durante el coronavirus. 
  • Se calcula que en España hay unas 400.000 personas con TCA: dos veces y media más mujeres que hombres.
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Son muchos los efectos secundarios que deja la pandemia del COVID-19. Uno de ellos tiene que ver con los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Según datos de la Associació contra l’Anorèxia i la Bulímia (ACAB), los casos se han triplicado: calculan que terminarán el año con 5.000 nuevos demandantes de ayuda, por los 1.900 de 2019.

Los TCA, informan en Acab, “son trastornos psicológicos graves que conllevan alteraciones de la conducta alimentaria. La persona afectada muestra una fuerte preocupación en relación al peso, la imagen corporal y la alimentación, entre otros. Debido a estas alteraciones alimentarias, se pueden desencadenar enfermedades físicas importantes y, en casos extremos, pueden llegar a provocar la muerte (siendo las causas más frecuentes el suicidio o la desnutrición)”.

El tratamiento, resaltan, es largo y complejo, ya que “la persona afectada no es capaz de identificar las consecuencias negativas del trastorno, ni de la necesidad de hacer tratamiento, ni tampoco los beneficios del mismo”. El origen de estos trastornos alimentarios es multifactorial, con ejemplos de tipo genético, psicológico, sociocultural, familiar y personal.

Los trastornos alimentarios son dos veces y media más frecuentes en mujeres que en hombres

Se calcula que en España hay unas 400.000 personas afectadas por Trastornos de la Conducta Alimentaria. De hecho, un informe de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), de finales de 2018, situaba a los TCA como la tercera enfermedad crónica más frecuente entre adolescentes.

Señalaban, por añadidura, que, aunque afectan a ambos sexos, son dos veces y media más frecuentes en mujeres, siendo su prevalencia en España del 4,1 % al 6,4 % en mujeres entre 12 y 21 años, y del 0,3 % para los hombres. Los TCA más habituales, a tenor del informe antedicho, son la anorexia, la bulimia, el trastorno por atracón y lo trastornos alimentarios no especificados, “que cumplen parcialmente los criterios anteriores y son los más frecuentes.

La portavoz del SEMG da algunos consejos para vigilar los Trastornos de la Conducta Alimentaria: es recomendable estar atentos en las consultas de Atención Primaria a la evolución del peso, a los hábitos de dieta, ejercicio, hábito intestinal, patrón de sueño, patrón menstrual en las mujeres, consumo de sustancias, grado de satisfacción y hobbies.

Sara Bujalance, directora de Acab, apunta que la crisis del coronavirus ha provocado “confusión y angustia a aquellas personas que aún no están recibiendo un tratamiento especializado y a sus familias, ante la imposibilidad de comenzarlo en pleno confinamiento”. Es el caso, por ejemplo, de Barbara Alcaine, madre de una chica con anorexia atendida en la Asociación: “Se hace muy difícil convivir con el trastorno cuando no se puede acceder a los recursos sanitarios que necesitamos. El trato con mi hija es muy complicado, ya que tiende al aislamiento y a no querer hablar de cómo se siente o cómo lo está viviendo”. 

La terapia online: “Una solución eficaz para combatir los TCA”

Desde Acab se refieren a la dificultad más obvia que han tenido para atender a las personas durante esta pandemia: el no poder hacerlo en persona. “En algunos casos, ante la imposibilidad de realizar terapias presenciales con la frecuencia deseada, ha tenido lugar un empeoramiento de los síntomas, y, por tanto, un aumento en la demanda de ayuda”, afirma Bujalance. 

En este sentido, la psicóloga y autora del libro Ana y Mía no quieren ser princesas. La cara oculta de los trastornos alimentarios, Irene Alonso Vaquerizo, sostiene que, “aunque en un principio muchos psicólogos tenían dudas sobre el funcionamiento de la terapia online, lo cierto es que ha sido una herramienta psicológica fundamental durante el confinamiento y, también, en la actualidad. Ha permitido continuar el tratamiento y ha ayudado a las personas que padecen TCA a modificar conductas, a revisar creencias insanas y a tener un mayor y mejor manejo de las emociones que desembocan en conductas dañinas para su salud física y psicológica”.

A pesar de la positiva visión acerca de estas atenciones en línea, la psicóloga deja claro que “las consultas online no han podido ni pueden suplir la atención que proporcionan los centros de día y hospitales a los que acuden las personas con casos más graves de TCA”. Hace hincapié Alonso en que los trastornos alimentarios son sólo “la punta del iceberg de otros problemas más profundos como alteraciones de ansiedad, depresión, baja autoestima o mala gestión emocional”. 

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