Por qué la crisis económica de Alemania es más que una leve recesión

Romanus Otte
| Traducido por: 
Recesión en Alemania

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  • La economía alemana se está contrayendo como en ningún otro lugar de Europa a pesar de que su población crece con fuerza: ¿es realmente una recesión "leve"?.
  • Las últimas cifras lo dejan claro: Alemania está perdiendo actualmente más riqueza de la que indica el propio crecimiento económico. Un replanteamiento de la inmigración podría ayudar a impulsar el crecimiento.
Análisis Faldón

Alemania está en recesión y, sin embargo, parece estar tranquila. La expresión "leve" se ha convertido en un término comúnmente aceptado para referirse allí a su actual situación. Sí, la producción económica lleva medio año cayendo. Pero ¿qué supone perder un 0,3 o un 0,5% por trimestre en comparación con las sombrías previsiones que parecían inevitables tras el ataque de Rusia a Ucrania? 

Esta crisis no está dando un hachazo, más bien está inoculando un veneno de efecto suave pero difícilmente menos peligroso.

Sin embargo, Alemania ya se ha visto muy afectada. La recesión no es tan leve como parece

Alemania ha perdido casi el uno por ciento de su producto interior bruto en medio año. Es decir, 40.000 millones de euros. "Estamos claramente a la cola", afirma Timo Wollmershäuser, economista del Instituto Ifo de Investigación Económica. Sólo Hungría se encuentra en una situación similar. En la cola de la clasificación, Alemania sigue luchando por recuperar los niveles anteriores a la crisis del coronavirus.

El problema es que la economía alemana está debilitándose mientras la población crece considerablemente. En realidad, los trabajadores y consumidores nuevos deberían permitir un mayor crecimiento. Pero ocurre justo lo contrario.

El número de habitantes de Alemania aumentó en 1,1 millones hasta los 84,4 millones el año pasado. Esto supuso un aumento del 1,3%. La razón del crecimiento es evidente: la inmigración. En sólo un año, se trasladaron a Alemania 1,5 millones de personas más de las que abandonaron el país. La razón del récord es la inmigración de cerca de un millón de personas procedentes de Ucrania, que buscan aquí protección frente a la agresión bélica de Rusia.

Para mantener estable el producto interior bruto per cápita, la producción económica tendría que haber crecido también un 1,3%. En total, la economía creció un 1,8% en 2022. Sin embargo, esto se debió principalmente al fuerte crecimiento de principios de año, un efecto de recuperación tras la crisis del coronavirus, antes de que comenzara la guerra.

En segundo lugar, la fragilidad de la economía no es el verdadero problema. Cualquier recesión se supera. El Bundesbank ya espera un ligero aumento en el segundo trimestre. Lo más peligroso es que casi ningún economista cree que Alemania vaya a recuperarse con fuerza después. Porque el poder de crecimiento de Alemania es cada vez menor. Durante décadas, el potencial de la economía creció una media del 1,3% anual. En poco tiempo, esta importante cifra se ha reducido a la mitad, al 0,6%. La causa: el consumo.

La situación actual es diferente. En el primer trimestre de 2023, el PIB de Alemania fue un 0,5% inferior al de hace un año. Al mismo tiempo, el número de habitantes aumentó considerablemente. En términos per cápita, el producto interior bruto disminuyó un 2,0%. Este descenso no puede calificarse de "leve". En los dos trimestres de invierno, el PIB per cápita cayó un 0,7% en comparación con el trimestre anterior.

La producción económica per cápita se considera una buena medida de la prosperidad de un país. Y con esos números es evidente que Alemania se ha empobrecido.

Hay varias razones para ello.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen

Las razones de la crisis económica alemana

Primero: Alemania es un país exportador. Gran parte de los ingresos se generan porque Alemania vende en el extranjero más bienes de los que compra allí. Por eso es importante la relación entre los precios de exportación y los de importación, la llamada relación de intercambio. Cuando la energía se encareció drásticamente, la relación de intercambio se deterioró. Para pagar la elevada factura energética, Alemania tuvo que vender más otros bienes. Entretanto, la relación de intercambio se ha normalizado. Pero el modelo de exportación se ha visto perjudicado.

En segundo lugar, la productividad está cayendo. En el primer trimestre, 45,6 millones de personas trabajaban en Alemania. Es un récord histórico: 446.000 personas más, es decir, un 1% por encima de hace un año. El número de horas trabajadas también aumentó un 0,9%. Sin embargo, se produjo menos. Incluso calculado por persona empleada o por hora trabajada, la producción económica disminuyó más de lo que sugerirían las cifras de una recesión leve.

El descenso de la productividad puede deberse a que las empresas mantienen a sus empleados aunque no trabajen a pleno rendimiento. Pero también puede ser señal de un desfase en las tecnologías, los métodos o incluso las aptitudes o la motivación de los empleados.

¿Por qué no se permite trabajar a muchos inmigrantes?

En tercer lugar: Alemania no aprovecha la inmigración. A muchos refugiados o solicitantes de asilo no se les permite trabajar. Así que no pueden contribuir al PIB. La situación de los ucranianos es diferente. Se les permite trabajar en Alemania debido a su estatus. Del millón que llegó a Alemania, unos dos tercios están en edad de trabajar, y en su mayoría son mujeres con hijos. Antes de ponerse a trabajar primero se preparan estudiando el alemán. Actualmente, más de 70.000 tienen ya un empleo fijo.

"Nos hemos convertido en un país de inmigración. Tenemos que darnos cuenta de ello y encontrar respuestas a la pregunta de cómo dar trabajo a las personas que han llegado", señala el director de la consultora de gestión Simon-Kucher, Andreas von der Gathen. La inmigración representa una gran oportunidad para Alemania si logra integrar a los inmigrantes en el mercado laboral. La necesidad es grande. En conjunto, las empresas no pueden cubrir actualmente 1,7 millones de vacantes del mercado.

Aunque la población está creciendo, existe escasez de mano de obra y trabajadores cualificados en casi todas las profesiones y sectores. Este es otro de las factores por los que el crecimiento se está reduciendo. La razón es el envejecimiento de la población. Cada año, cientos de miles de personas de la generación del baby boom abandonan el mercado laboral, muchas más de las que entran al mercado.

En Alemania, esto significa que no sólo crece la población, sino también la proporción de pensionistas y jubilados que ya no contribuyen activamente al PIB. La proporción de personas mayores de 65 años en Alemania ha pasado del diez por ciento en 1950 al 22% actual. Y la tendencia es al alza, igual que sucede en España.

Conseguir que más personas se incorporen al mundo laboral y aumentar de nuevo la productividad de la mano de obra es el gran reto para la economía. Sólo entonces se volverá a crecer y aumentará de nuevo la riqueza.

Cuarto: la industria se está debilitando. Los sectores que consumen mucha energía, como el químico o el metalúrgico, redujeron su producción. Ahora que los precios de la energía se han normalizado, la producción de estos sectores sigue siendo débil.

Para reforzar el crecimiento, sería necesario invertir mucho más en nuevos activos: el stock de capital tendría que crecer. El Institut der deutschen Wirtschaft (IW), una organización de empresarios, ha calculado que en 2022 salió de Alemania más dinero que nunca, 125.000 millones de euros. Esto significa que las empresas alemanas invirtieron 135.000 millones de euros en la producción en el extranjero, mientras que las empresas extranjeras sólo invirtieron 10.000 millones de euros en Alemania. "En el peor de los casos, estamos ante el comienzo de la desindustrialización", advierte el IW.

La recesión actual es algo más que un leve bajón. Representa una crisis. Su sello es el estancamiento y, si persiste la inflación, también la estanflación: una economía sin crecimiento con precios al alza. Esta situación perjudica a la prosperidad, sobre todo con una población en aumento. Y hace más difícil resolver la mayoría de los retos, desde las necesarias inversiones en educación, pasando por una distribución justa de la riqueza, hasta la reestructuración de la economía hacia una mayor sostenibilidad y sostenibilidad climática.

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