¿Cuánto tiempo es demasiado en un mismo trabajo? ¿Y cuánto es demasiado poco? El antiguo vicepresidente de RRHH de Microsoft lo explica

Chris Williams
| Traducido por: 
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akinbostanci

  • Chris Williams ha sido vicepresidente de Recursos Humanos de Microsoft y ahora es asesor y consultor.
  • Williams dice que los buenos jefes de contratación dan prioridad a los logros y al impacto por encima de la antigüedad en el puesto.

En mis más de 40 años en el mundo de los negocios, incluido el cargo de vicepresidente de Recursos Humanos de Microsoft, he observado un cambio importante en el tiempo que la gente permanece en un puesto de trabajo.

Cuando empecé mi carrera en los años 80, mis padres y todos los asesores profesionales decían que había que permanecer en un trabajo cinco años, tres como mínimo. Si te quedabas menos, te consideraban un job-hopper ('salta-empleos': profesional que cambia de trabajo con frecuencia, voluntariamente).

Lo primero que se enseñaba a los directores de recursos humanos a buscar en un currículum era cuánto tiempo llevaban los candidatos en cada trabajo y a estar muy atentos por si había lagunas. Querían ver al menos de tres a cinco años en cada empleo y, desde luego, no una serie de breves periodos seguidos.

Cambiar de trabajo con frecuencia se consideraba un signo de inquietud, inmadurez e incapacidad para aguantar los tiempos difíciles. Peor aún, se te consideraba desleal a la empresa.

Hoy en día, el péndulo también oscila en sentido contrario: los reclutadores más jóvenes ven a un empleado con 10 años en una empresa y se preguntan cuál es el problema. Los periodos de permanencia más largos se han convertido en su propia señal de alarma, y lo que antes se consideraba la permanencia mínima ahora te pone en peligro de que te consideren una reliquia.

¿Cuánto tiempo es demasiado y cuánto es demasiado poco? Como la mayoría de las preguntas difíciles, la respuesta depende.

Los logros son más importantes que la permanencia

No depende del reloj. Lo que importa en tu permanencia en el trabajo no es cuánto tiempo, sino cuánto. No cuándo lo hiciste, sino qué hiciste.

Lo que busca un buen jefe de contratación es si has tenido un impacto en la empresa y si eres alguien capaz de hacer las cosas:

  • ¿Has participado o dirigido un proyecto importante que haya marcado la diferencia en la empresa?
  • ¿Has realizado algún cambio en los ingresos, la rentabilidad o la satisfacción del cliente que haya hecho avanzar la métrica?
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Quieren ver este tipo de logros durante tu permanencia en el puesto, por mucho tiempo que te lleve.

Si llegas a un puesto, marcas la diferencia y te marchas en un año, estupendo. Si permaneces en un puesto más de una década, pero demuestras este tipo de impacto una y otra vez a lo largo de tu contrato, es maravilloso.

Por eso tanta gente que ofrece consejos sobre currículos insiste en la necesidad de incluir métricas, cifras e impactos claros y nítidos en cada entrada laboral. Quieren que demuestres que tu tiempo en cada trabajo, con independencia de su duración, ha sido bien empleado.

Los directores de recursos humanos no quieren verte revolotear de un trabajo a otro sin apenas influir en la empresa. Entonces parecerás inquieto e incapaz de trabajar duro en los problemas.

Tampoco quieren ver a alguien que ha hecho una gran cosa para luego descansar durante años: parecerás alguien desmotivado para ayudar a la empresa a avanzar.

¿Cuándo deberías pensar en cambiar de trabajo?

Es bien sabido que la forma más rápida de conseguir un sueldo mayor hoy en día es cambiar de trabajo: ser un nuevo empleado en otro lugar es mucho más fácil que conseguir un ascenso interno.

Esto se debe a que las empresas dan prioridad a las nuevas contrataciones sobre sus empleados actuales. Se enfrentan a la necesidad de más talento en un mercado laboral ajustado y, en la mayoría de las empresas, el presupuesto de contratación es mayor que el de ascensos y aumentos.

En la actualidad, las personas responsables de contratación comprenden mucho mejor las situaciones únicas. Entienden un breve periodo en un trabajo que no encajaba, y no les asusta una interrupción en el empleo por motivos de educación o cuidado de los hijos o la familia.

También entienden si te quedas atascado en un mal puesto, uno con una situación imposible, una empresa en declive o un jefe que te hace la vida muy difícil.

Como resultado, las permanencias que antes se tachaban de "job-hopping" o 'salta-empleos' son ahora la norma. Tres empleos en cinco años, antes la más roja de las banderas rojas, es comprensible con la más mínima explicación.

Así que si estás atrapado en una mala situación o no puedes conseguir una remuneración competitiva, el mercado actual sugiere que irse de un empleo es una ventaja para ti.

 

¿Cuándo deberías plantearte seguir en tu trabajo a largo plazo?

Por otra parte, si la remuneración es justa y el trabajo sigue siendo interesante, puede que cambiar de trabajo no sea la mejor opción.

Aunque ahora es mucho más fácil que antes, cambiar de trabajo tiene un coste importante.

Pierdes todas las conexiones internas que tanto te ha costado construir. Esa red te ayuda a hacer tu trabajo más fácil y, a menudo, más agradable. En un nuevo puesto, hay que reconstruirla desde cero.

También pierdes toda la notoriedad que has desarrollado. Si eres una persona empleada valiosa, tu reputación te precede con cada nueva oportunidad. Entras en cada nueva situación con expectativas positivas y buena voluntad acumulada. Al empezar un nuevo trabajo, no tienes nada de eso.

Finalmente, también están los retos más sencillos y mundanos de un nuevo trabajo: conocer las diferencias de cada proceso, encontrar los canales de comunicación adecuados y conocer los recursos a los que recurrir para resolver los problemas cotidianos. A veces, un nuevo entorno es estimulante; a menudo, es simplemente una molestia.

La combinación de una sólida red de contactos y una buena reputación hace que cada nueva tarea que emprendas en tu puesto actual resulte más fácil. Si te aseguras de trabajar constantemente en alguna nueva forma de influir en la empresa, una larga permanencia en el puesto puede ser muy gratificante.

Marca la diferencia donde y cuando estés

Así que centra tu atención no en el tiempo que llevas en tu puesto de trabajo, sino en lo que has hecho mientras has estado allí. Intenta marcar la diferencia en cada empleo.

Demuestra que tu permanencia, por larga o corta que haya sido, ha tenido la duración justa.

Chris Williams ha sido vicepresidente de RRHH de Microsoft. Es asesor y consultor a nivel ejecutivo con más de 40 años de experiencia dirigiendo y creando equipos.

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