Dime cuándo cobras y te diré cómo compras: así hemos cambiado nuestros hábitos a la hora de ir a hacer la compra y cocinar en la última década

Una infografía de una cesta de la compra rodeada de monedas.

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  • La subida de los precios y la preocupación por el medioambiente han modificado los hábitos de consumo de los españoles. Dependiendo si es principio o final de mes, los usuarios se decantan por unos productos u otros.
  • Además, el teletrabajo también ha cambiado la forma de cocinar, apartando los fritos y haciendo que los españoles se decanten por la plancha y la cocción.

Que nuestra cesta de la compra y hábitos de consumo han cambiado desde la pandemia no es ninguna novedad. Tampoco es que, a causa de la inflación que ha derivado en un aumento sin precedentes de los precios, los usuarios hayan modificado su relación con los supermercados.

Sin embargo, estos cambios, vienen de lejos y se incrementan dependiendo si el comprador es más joven.

Según el informe ‘Alimentación en la sociedad del Siglo XXI post pandemia: decisión alimentaria’ elaborado por la Fundación Mapfre, no hay diferencia en la frecuencia de consumo de alimentos frescos entre los diferentes rangos de edad. Desde los 18 hasta más de 65 años, acuden entre 2 y 3 veces por semana a comprar estos productos. 

Sin embargo, sí se observa una diferencia en la compra de los no perecederos. Los jóvenes entre 18 y 30 años acuden entre una y 3 veces por semana a la compra para hacerse con estos productos, mientras que los mayores de 31 años tan solo van un día a la semana.

Para los productos frescos, todos los grupos de edad están de acuerdo en que el precio, la calidad y la disponibilidad son los factores más importantes para adquirirlos. Sin embargo, en los alimentos no perecederos, el grupo de población entre 18 y 30 años lo más importante es el precio, mientras que según se van haciendo más mayores, la proximidad con el domicilio es lo más importante.

También llama la atención que todos los grupos de edad priorizan el origen de los alimentos. El 58,8% de la población afirma comprobar el origen de los alimentos para priorizar los productos de proximidad. Además, el 51,6% comprueba el origen de los alimentos cuya producción supone un mayor impacto medioambiental.

La subida de precios que llevamos arrastrando desde el año pasado ha hecho que los consumidores hayan cambiado el tipo de alimentos que compran dependiendo si es a primeros o a finales de mes. Esto es un hecho que se da en aquellos hogares donde hay muchos convivientes.

En 2022, un 28,4% de los encuestados afirma haber modificado sus hábitos de compra y el lugar donde realiza la compra, dependiendo del momento del mes en el que se encuentre, mientras que en 2012 solo el 13% lo hacía.

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También se puede observar una disminución de la población que hace la compra de productos frescos varias veces por semana. Mientras que en 2012 y 2017 casi el 16% de la población iba cada día a comprar productos frescos, en 2022 solo el 8,8% lo hace. El 33,4% de la población actual va 2 o 3 veces por semana. 

A lo largo de estos años también ha aumentado el consumo de productos no perecederos. En concreto, un 13,1% usuarios consumen 3 o 4 veces por semana estos alimentos, frente al 5,6% que lo hacía en 2012 o el 7,3% de 2017. Aunque en menor proporción, también ha aumentado casi un 3% los usuarios que lo consumen 2 o 3 veces por semana.

Además, también se ha incrementado el número de personas que prefieren bajar a hacer la compra los fines de semana, tanto de alimentos frescos (6,8%) como de productos no perecederos (12,1%).

También se observa una tendencia en el lugar donde se compran tanto los productos frescos como los no perecederos. 

Las compras de ambos productos se hacen mayoritariamente en el supermercado — 48,7% los frescos y un 61,2% los no perecederos —, mientras que el consumo en el mercado tradicional se desploma. En 2012, el 24,5% de la población acudía al mercado para comprar sus productos frescos. En 2017, este porcentaje había disminuido hasta el 19,5%. Sin embargo, en 2022, tan solo el 16,1% de la población realiza sus compras en el mercado tradicional.

Algo parecido ocurre con las tiendas de barrio. Aunque en 2012 casi el 27% de los encuestados acudían a las tiendas de barrio a comprar sus frescos, en 2017 este porcentaje subió hasta el 33,2%. Sin embargo, en 2022, solo el 15,5% de la población acude a estos establecimientos.

Una de las explicaciones que se debe a este cambio de vertiente a favor de los supermercados e hipermercados es el auge de la marca blanca, que abarata la cesta de la compra. 

El 82,4% de la población compra más productos de marca blanca de distribución, se hace con productos de menor precio y busca establecimientos más baratos. Esto hace que disminuyan el consumo de carnes, pescados, frutas y verduras.

El teletrabajo ha cambiado la forma de cocinar: menos fritos y más cocción

Sin embargo, no solo la inflación ha cambiado nuestros hábitos de consumo. La pandemia trajo consigo el teletrabajo, ahora, casi 3 años después de aquel confinamiento mundial, esa forma de trabajar sigue vigente.

De la población encuestada por la Fundación Mapfre para elaborar su informe, el 45,5% teletrabaja. Esto ha provocado cambios a la hora de comer. El estudio señala que se come más frutas y verduras y menos fritos precocinados y bebidas alcohólicas. Además, se le dedica mayor tiempo a cocinar. 

Más allá del teletrabajo, lo que se aprecia es una tendencia hacia las tendencias culinarias más saludables. De esta manera, más del 75% de los encuestados se decantan por la plancha, el 70% por la cocción y el 64% por el horno.

Aunque la cocción sea una de las técnicas culinarias que más adeptos cosecha, lo cierto es que la diferencia entre los grupos de edad es muy amplia. Mientras que el 52,8% de las personas de entre 18 y 30 años utilizan esta técnica, en los mayores de 65 años este porcentaje asciende hasta el 81,1%.

 

Según explica el estudio, "a medida que las personas se hacen mayores, son también mayores las dificultades de masticación. Esto hace que se deseen preparaciones culinarias de texturas más blandas y jugosas, como las que proporciona la cocción tradicional. Estos cambios fisiológicos debidos a la edad son sin duda una razón importante que justificaría el mayor uso de la cocción, a medida que aumenta la edad". 

En términos generales, ahora se cocina más que en años anteriores. En concreto, ha aumentado el porcentaje de personas que dedican de 1 a 7 horas (más de un 63% de los encuestados). En cambio, ha disminuido el porcentaje de personas que invierten más de 8 horas. Y respecto al tiempo dedicado a cocinar en la actualidad, la media de tiempo a la semana es 7,22 horas. 

Aunque la mayoría de las personas que cocinan tienen en cuenta los gustos de las personas con las que conviven, uno de los principales criterios que tienen en cuenta en la actualidad para elegir los platos que hacen es la facilidad de preparación. Este es el factor que más ha crecido en los últimos años, pasando del 13,5% en 2012 al 43,7% en 2022.

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