Los empresarios usan mal ChatGPT, según una eminencia de la IA: así se saca el máximo partido a la herramienta

Maybrit Martschin
| Traducido por: 
Amy Webb, profesora de Prospectiva Estratégica en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York y fundadora del Future Today Institute (FTI).
Amy Webb, profesora de Prospectiva Estratégica en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York y fundadora del Future Today Institute (FTI).

World Economic Forum/Sikarin Fon Thanachaiary

  • La futuróloga Amy Webb, profesora de Prospectiva Estratégica en la Universidad de Nueva York, está preocupada por la manera irreflexiva en que pequeños emprendedores y grandes empresarios usan ChatGPT para sus negocios. 
  • Webb propone dos formas de trabajar con la IA desde un enfoque diferente y rechaza la idea de que los chatbots vayan a acabar sustituyendo a los trabajadores humanos.

Cuando la futuróloga Amy Webb preguntó recientemente en una conferencia tecnológica en Colonia (Alemania) quién había utilizado ya ChatGPT con fines empresariales, se quedó de piedra: la mayoría de los asistentes, entre los que había empresarios, fundadores, directivos, empleados y técnicos, levantaron la mano. "Me asusta la cantidad de gente que usa ChatGPT", dijo la estadounidense. "Hay muchísimas cosas que no sabemos, como qué pasa con nuestros datos".

Webb fundó el Future Today Institute y asesora a grandes empresas como Ford, firmas de inversión y organismos públicos sobre cómo aprovechar estratégicamente las tendencias y herramientas del futuro desarrollando soluciones para ellas. Además, Webb imparte clases como profesora de Prospectiva Estratégica en la Universidad de Nueva York y además ha publicado varios libros.

Sus conversaciones con los encargados de tomar decisiones en el ámbito empresarial le han revelado que esos líderes pueden dividirse en dos en función de su mentalidad: un grupo que teme a la IA generativa y anticipa riesgos, y otro que teme perderse subirse a la ola. La tecnóloga critica ambas mentalidades ya que, según argumenta, los empresarios aún no han entendido bien cómo usar los modelos basados en inteligencia artificial.

Por un lado, cerrarse a una nueva tecnología porque los CEO no tienen tiempo o capacidad para ocuparse de ella es, en opinión de Webb, una excusa. "No, no están demasiado ocupados, sólo necesitan generar esa capacidad", subraya.

Por otro lado, la economista critica que algunos empresarios, tanto grandes como pequeños, y startups adopten la postura de que los trabajadores humanos puedan ser sustituidos por la IA en el futuro. El argumento suele ser siempre el mismo: reducir costes y generar mayores beneficios netos.

Hace poco, cuenta Webb, llamó a un estudio afectado por la huelga de guionistas en Estados Unidos. "Me preguntaron si no podrían acabar prescindiendo de los guionistas". La investigadora respondió indignada: "Les dije que naturalmente sería una idea loca y estúpida sustituir a los guionistas por ChatGPT". Y Webb añadió de inmediato: "El problema es que el sistema no funciona así. En algún momento te darás cuenta de que no tienes a las personas necesarias para hacer funcionar los sistemas de IA".

Ilustración sesgos machistas inteligencia artificial

Los empresarios deberían contratar a ChatGPT como socio pensante

En lugar de buscar el aumento de los beneficios a través de modelos de IA, los líderes empresariales deberían buscar en la IA el "crecimiento de la línea superior", es decir, identificar nuevas formas de aumentar los ingresos. Para demostrar su punto de vista, la experta esboza dos categorías en las que los empresarios pueden dar sentido a las herramientas de IA.

"El primer caso tiene que ver con la informática asistencial", explica Webb. "Igual que la mayoría de la gente utiliza una calculadora para resolver problemas matemáticos sencillos, la gente utiliza la IA para procesos empresariales sencillos". La investigadora pone como ejemplo las finanzas. En lugar de recurrir a todo un equipo para peinar los números de un informe anual, dice que debería hacerlo la IA. Y lo haría copiando datos en ChatGPT con la petición: "Ayúdame a reducir mis costes un ocho por ciento". El tiempo ahorrado redundaría así en beneficio del pensamiento creativo, concluye Webb.

Como segundo escenario para los empresarios, la estadounidense cita el pensamiento conceptual. Para ello, Webb relata un experimento que ella misma realizó con ChatGPT. Escribió al chatbot una lista de cosas que tenía delante y quería colocar de forma ordenada. Un portátil, nueve huevos, un periódico, un clavo y una botella de agua. "Eso es muy difícil para un sistema de IA, pero lo hizo, me explicó paso a paso lo que tenía que hacer", relata Webb. "El planteamiento fue brillante y nunca lo habría pensado así".

Según la experta, las empresas pueden aprovechar esta característica de las IA utilizando los sistemas como socios pensantes. Por ejemplo, a la hora de rediseñar redes, como cuando se transmiten paquetes de datos en un conmutador de red. La IA también puede ser una ayuda para recombinar flujos de trabajo complicados, independientemente del área, ya sea en recursos humanos, atención al cliente o el equipo técnico.

"La regulación de la IA es una gilipollez"

La investigadora también advierte sobre los esfuerzos actuales, tanto en Europa como en Estados Unidos, por limitar el uso de la IA mediante normas. "Esto es ridículo. Es reaccionario, y no hace nada por el futuro. Es una gilipollez", protesta Webb.

La preocupación general es la desprotección de los datos, la propagación de la desinformación y la manipulación de los procesos políticos, y la existencia de prácticas fraudulentas en la educación. En junio de 2023, el Parlamento de la UE acordó un borrador del Reglamento de la IA, que, entre otras cosas, prevé que los riesgos de los modelos de IA se divulguen en una base de datos antes de permitir su comercialización. Los distintos Estados miembros deberán debatir ahora la forma definitiva de la ley.

Al mismo tiempo, algunos senadores estadounidenses se reunieron recientemente con responsables de grandes empresas tecnológicas, como Elon Musk, Bill Gates, fundador de Microsoft, y Marc Zuckerberg, de Meta, para debatir posibles regulaciones de la IA.

 

Amy Webb asegura que los debates sobre la IA van en la dirección equivocada. "Nos resulta fácil hablar de robots que vienen a robarnos el trabajo y a matarnos mientras dormimos", afirma. "Pero evitamos mantener conversaciones difíciles sobre a quién deben pertenecer los datos. ¿Cómo podemos utilizar los datos en las empresas protegiendo al mismo tiempo a los consumidores?".

La experta insta también a no luchar contra los cambios tecnológicos, sino a abrazarlos y encontrar la manera de afrontarlos socialmente. "Alemania, ¿qué pasa con vuestro sistema educativo, estáis preparados para ello?", preguntó Webb en el evento de Colonia. 

Aún hay tiempo para pensar cómo habría que educar a los trabajadores en el futuro, pero Webb teme que ni los Gobiernos ni los empresarios se pongan manos a la obra e inviertan adecuadamente. "El verdadero problema no es acabar con los robots de IA. El verdadero problema es que la IA cambie la sociedad de formas mucho más aburridas, pero también mucho más peligrosas."

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