Por qué a las empresas les resulta tan difícil romper de verdad con Rusia

Huileng Tan
| Traducido por: 
Vladímir Putin

 Getty Images

  • Un año después de que Rusia invadiera Ucrania, sólo 520 empresas han abandonado completamente Rusia, según un estudio de Yale.
  • Las empresas extranjeras no pueden abandonar Rusia de forma rápida debido a problemas operativos, éticos y políticos.

Es difícil romper con Rusia.

Más de un año después de que Rusia invadiera Ucrania, sólo 520 empresas han roto con el país, según un estudio de la Universidad de Yale. Y eso a pesar de que 1.000 empresas anunciaron que reducían voluntariamente sus operaciones apenas dos meses después del inicio de la guerra en Ucrania. 

Y no es por falta de intentos: más de 2.000 empresas están tratando de obtener la aprobación para abandonar el mercado ruso, según informó el pasado martes el Financial Times, citando a una persona involucrada en una negociación de salida. Pero la autoridad rusa que gestiona las solicitudes sólo se reúne tres veces al mes y examina hasta siete solicitudes cada vez, lo que prolonga el proceso de salida, según el FT.

Otras empresas que operan en Rusia no pueden simplemente hacer las maletas y marcharse por diversas razones empresariales y no empresariales.

Sencillamente, no es tan sencillo para una empresa salir de Rusia en estos momentos, y hay tres razones principales para ello.

1. Las empresas han intentado salir de Rusia de forma ordenada

Muchas empresas se apresuraron a anunciar su intención de abandonar el mercado ruso tras la invasión de Ucrania.

Mientras que algunas grandes marcas, como McDonald's o Starbucks, han abandonado por completo el país, otras están adoptando un enfoque lento y ordenado de su estrategia de salida por diversas razones.

Como explicó a Business Insider en junio del año pasado Hassan Malik, analista principal de la consultora de gestión de inversiones Loomis Sayles, con sede en Boston: "Traducir las decisiones de la sala de juntas en acciones sobre el terreno lleva tiempo".

Algunas empresas también apuntan a las obligaciones con sus empleados locales a la hora de decidir si se van o se quedan.

Lukas y Tobias, dos voluntarios alemanes, llegan a la ciudad de Leópolis, poco más de una semana después de que comenzara la invasión rusa de Ucrania.

Arvind Krishna, CEO de IBM, una de las primeras empresas en abandonar el mercado, declaró en junio en un comunicado: "Nuestros colegas en Rusia han soportado, sin tener la culpa, meses de estrés e incertidumbre". 

"No creemos que sea correcto abandonar a nuestra gente en Rusia", declaró el 13 de febrero el gigante británico del consumo Unilever. El grupo, que actualmente emplea a 3.000 personas en Rusia, detuvo el año pasado todas las importaciones y exportaciones de sus productos, así como los flujos de capital hacia y desde el país, pero sigue suministrando a nivel nacional productos fabricados en Rusia.

También preocupa qué pasaría con las empresas si simplemente cerraran sus operaciones en Rusia. "Está claro que si abandonáramos nuestras actividades y marcas en el país, el Estado ruso se apropiaría de ellas y las explotaría", declaró Unilever. 

Vender el negocio tampoco parece una buena opción. "Hasta la fecha no hemos sido capaces de encontrar una solución que evite que el Estado ruso obtenga potencialmente más beneficios", añadió la empresa.

2. El Kremlin ha ideado programas para mantener la economía en marcha

El Gobierno ruso dificultó la salida de empresas justo después de que los países empezaran a imponer sanciones al Kremlin por su guerra en Ucrania. 

Los inversores que quieran vender sus empresas y procedan de "países no amigos" —aquellos que han impuesto sanciones a Rusia por su invasión de Ucrania— deberán donar al menos el 10% de los ingresos de la venta al presupuesto ruso, según un documento publicado el pasado lunes por el Ministerio de Finanzas del país.

Esta donación se suma a un recorte del 50% anunciado previamente sobre la venta de sus activos, que debe ser sufragado por estos inversores.

Estos impedimentos se suman a la obtención de autorizaciones estatales antes de poder salir de Rusia y a una presión implícita sobre los empresarios para preservar los puestos de trabajo, una táctica que el régimen de Putin ha venido utilizando a lo largo de los años, según declaró Malik, de Loomis Sayles, a Business Insider en junio.

2. El Kremlin ha ideado programas para mantener la economía en marcha

El Gobierno ruso dificultó la salida de empresas justo después de que los países empezaran a imponer sanciones al Kremlin por su guerra en Ucrania. 

Los inversores que quieran vender sus empresas y procedan de "países no amigos" —aquellos que han impuesto sanciones a Rusia por su invasión de Ucrania— deberán donar al menos el 10% de los ingresos de la venta al presupuesto ruso, según un documento publicado el lunes por el Ministerio de Finanzas del país.

Esta donación se suma a un recorte del 50% anunciado previamente sobre la venta de sus activos, que debe ser sufragado por estos inversores.

Estos impedimentos se suman a la obtención de autorizaciones estatales antes de poder salir de Rusia y a una presión implícita sobre los empresarios para preservar los puestos de trabajo, una táctica que el régimen de Putin ha venido utilizando a lo largo de los años, según declaró Malik, de Loomis Sayles, a Business Insider en junio.

Así, las empresas que quieren salir de Rusia se ven presionadas para encontrar compradores para sus operaciones rusas que continúen gestionando el negocio bajo una marca diferente. El grupo de compradores también es limitado debido a las sanciones internacionales contra Rusia. 

El nuevo enfrentamiento entre Rusia y Occidente no será una batalla entre espías, pero pondrá en peligro el actual equilibrio de poder y aumentará la amenaza de una guerra nuclear.

McDonald's, por ejemplo, vendió su negocio en el país a un concesionario local en mayo. En virtud del acuerdo, el comprador debía seguir empleando y pagando a todo el personal del gigante de la comida rápida en Rusia durante dos años después de la adquisición, según un comunicado de McDonald's de mayo.

Estas medidas, junto con la escasez de mano de obra debida a la movilización militar a gran escala efectuada por Putin, han mantenido baja la tasa de desempleo y la economía rusa parece resistir más de un año después del inicio de la guerra. Pero su momento podría acabarse pronto.

Como dijo el oligarca del aluminio Oleg Deripaska en el Foro Económico de Krasnoyarsk, en Siberia, el 2 de marzo, Rusia "necesitará inversores extranjeros", ya que sus fondos se están agotando, informó Bloomberg el 2 de marzo. "No habrá dinero ya el año que viene", dijo Deripaska, según el citado medio.

3. Las empresas multinacionales se enfrentan a retos operativos en sus salidas

Dado que muchas empresas extranjeras que operan en Rusia son multinacionales, el cierre de operaciones en el país puede tener un efecto dominó en sus negocios en otros lugares.

Dado que estas empresas están integradas globalmente, sus operaciones en todo el mundo podrían verse afectadas si se cierra una filial en un punto, explicaron el pasado miércoles en un blog Saul Estrin, profesor de la London School of Economics, y Klaus E. Meyer, profesor de la Ivey Business School.

"Esta interdependencia puede ser pequeña cuando la filial sólo tiene una función de ventas y servicios", escribieron, citando como ejemplos a los gigantes de la alimentación y las bebidas estadounidenses McDonald's y Starbucks. "Sin embargo, la interdependencia es alta y perturbadora para la organización matriz cuando la filial adquiere materias primas o productos intermedios críticos para la empresa matriz que no pueden obtenerse fácilmente en otro lugar".

Las complejas cadenas de suministro globales implican que empresas como las de los sectores de la automoción y las máquinas de herramientas tendrían que cambiar sus procesos de aprovisionamiento si cierran una operación, añadieron.

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