En la vorágine del mundo laboral resulta difícil pararse a pensar en el desarrollo profesional, hacia dónde quieres ir o qué puedes mejorar. Es muy probable que estés haciendo bien tu trabajo, pero que haya pequeños detalles que te frenan en tu crecimiento y no te estás dando cuenta.

Lo bueno es que puedes aprender de ello y redimirlo. Estos son cuatro errores muy comunes que pueden ser los culpables de que te sientas estancado.

Querer complacer siempre

No puedes estar para todo el mundo en todo momento. Es fundamental aprender a decir "no" y esto no debe verse como algo negativo. Decir no abre la puerta a dedicar tu tiempo y esfuerzo a lo que verdaderamente quieres. 

Por el contrario, si pretendes complacer al resto, acabarás con una lista de tareas interminable. Así que es cuestión de priorizar y gestionar tu energía para asegurarte llegar a lo más importante.

Lo explica Bruce Tulgan, autor de libros como El arte de hacerse indispensable en el trabajo. Tulgan apunta que el camino para llegar al éxito pasa por decir que no. Esto se convertirá incluso en algo positivo, pero también debes aprender a exponer los motivos para que el resto pueda comprenderlo y aceptarlo.

Casi nada es personal

Trata de no reaccionar siempre de forma sentimental, porque en el trabajo casi nunca se trata de cuestiones personales. Las palabras del resto no te definen como persona. Limítate a entender que cada uno lleva una carga emocional que gestiona como puede y esfuérzate en encajar las críticas lo mejor posible.

¿Tus jefes están señalando tu trabajo o a ti como persona? Cíñete a lo que puedes controlar para tomar notas y cambiarlo, pero no creas que todo el mundo está contra ti.

Defiende tu trabajo

Si trabajas enfocado y vas mejorando con el tiempo, quizás pienses que van a llegar las felicitaciones por tus resultados. Esto no siempre ocurre. En ocasiones, quien más halagos recibe es quien más ruido hace; así que de vez en cuando te tocará ser tu propio propulsor y destacar tus puntos fuertes.

No implica que dejes la humildad a un lado, pero es importante saber venderse. Así lo entiende Carol Santos, coach y experta en reclutamiento. "En el mundo corporativo, a menudo me he encontrado con compañeros de trabajo que tenían un don especial para generar admiración y ascender en la jerarquía. Lo curioso es que no siempre eran los más brillantes o los más capacitados, sino que tenían habilidades valiosas en contar historias y comunicar", señala.

Admite que a ella le faltaba esa confianza para "venderse" y el síndrome de la impostora aparecía entonces para hacer de las suyas. La clave para Santos ha sido trabajar la confianza a través del autoconocimiento para aprender a "comunicar de manera clara y concisa cómo tus conocimientos pueden ayudar a resolver problemas".

Pero venderse también es vender tus ideas, armarse de valor para alzar la voz y aportar una opinión o un punto de vista que puede ser determinante en un proyecto y que te hará más visible.

No te atasques en una emoción

Nada es tan importante como lo sientes en este momento. Si quieres avanzar y crecer laboralmente, tendrás que aprender a gestionar muchas cosas a la vez. Esto implicará en ocasiones dejar pasar ciertas situaciones para poder seguir hacia adelante.

No dejes que un error te estanque, céntrate en lo que puedes hacer bien y mejorar. Asimismo, implica aprender a desconectar, lo cual es fundamental no solo por tu salud mental, también para poder ser productivo.